Publicamos una nueva contribución de Samir Am sobre la mala situación económica que afecta al país y, principalmente a los trabajadores y sectores populares.
El paro habría alcanzado en 2020 una tasa del 13,7% de la población activa según estadísticas del Banco Africano de Desarrollo. El FMI pronostica una tasa de desempleo del 14,9% para el año 2022. Este aumento del desempleo afecta a todas las categorías de ejecutivos (31%), personal calificado (29%) y a los 250.000 trabajadores con título universitario que se incorporan al mercado laboral cada año.
Cifras en duda
Sin embargo, estas cifras son cuestionables, en particular debido a la definición actual de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), que no cuenta como desempleados a quienes tienen una actividad de unas pocas horas en el mes. La precariedad y el desempleo aumentan en proporciones espectaculares.
En base a las estadísticas de agosto de 2021 de la Agencia Nacional de Empleo (ANEM), observamos una brecha considerable entre el número de ofertas de trabajo y las colocaciones realizadas (se registraron 28.455 ofertas de las cuales solo se realizaron 23.046 colocaciones durante el mes de agosto y 169.879 colocaciones realizadas desde enero de 2021, contra 1.161.986 solicitudes). La colocación promedio no supera las 30.000 colocaciones mensuales.
Catástrofe social
Sin embargo, la brecha astronómica entre el número de demandantes de empleo registrados en la ANEM y el número de puestos de trabajo ofertados es un grave indicador de la catástrofe social imperante: consecuencia de las políticas de liquidación del tejido industrial público y privado nacional de los distintos gobiernos, y el cese de la contratación a nivel de la función pública. Estas cifras son solo la punta del iceberg, ya que solo representan a los desempleados registrados en la Agencia Nacional de Empleo (ANEM). Los números hablan por sí mismos.
La campana de alarma debe sonar
Todas estas pociones mágicas no acaban con el desempleo y sus consecuencias, a saber, la caducidad. También, en 2021, se creó el subsidio de desempleo (13.000Da) presentado como una hermosa obra social. Nunca podremos citar lo suficiente las palabras de Jaurès rebelándose contra todas esas bellas almas que buscan siempre sustituir “la certeza de la ley por la arbitrariedad de la limosna”.
La juventud reclama trabajo
¡Prioridad al empleo! ¡Prioridad al empleo!, proclama la juventud argelina. Inexorablemente, la precariedad, el subempleo y el desempleo van en aumento. Deberá elaborarse una relación de todas las medidas, decretos, leyes, ordenanzas, plan de emergencia implementados en los últimos años. ¿No sería factible un informe sobre la medición del impacto de las políticas gubernamentales?
Miseria bajo el FMI y el Banco Mundial
Las políticas de privatización no escatiman sector de actividad, ninguna región del país. La desindustrialización del país se remonta a 1988 cuando la economía argelina se puso en manos de especialistas del FMI y del Banco Mundial (se privatizaron joyas de la industria nacional). A título indicativo, en 1998, el número de desempleados se estimaba en más de 2,3 millones de personas, o el 29,2% de la población activa, pero también reducciones de plantilla y liquidación de empresas.
Por trabajo genuino
Las medidas basadas en fórmulas de ayuda al empleo (red de seguridad social, contrato de duración determinada, etc.) siguen cobrando importancia frente a los puestos de trabajo fijos. Millones de argelinos están sumidos en la miseria.
Luchar contra el paro es acabar con la política de desertificación industrial dictada desde fuera con sus dramáticas consecuencias sobre el empleo. Es abrir plazas permanentes y no crear cada vez más pobres obligando a los ciudadanos a sobrevivir con un salario que les dé la ilusión de no ser olvidados, en cuanto a la distribución de la riqueza.