La huelga del transporte aceleró los tiempos de caída del líder conservador. Ni se les pasa por la cabeza apelar a la decisión democrática de la población. Quieren “cambiar algo para que no cambien nada”.
Por Julio Santana LIS Reino Unido
El 3 de junio escribimos la nota “Reino Unido: huelga de transportes” apoyando la medida de lucha de los trabajadores. En ella afirmamos que el Gobierno del Reino Unido, encabezado por el Primer ministro Boris Johnson estaba “débil y sin rumbo”, como producto de un pésimo gobierno que llevó al deterioro del nivel de vida de la población. Por un Brexit fallido conducido por una burguesía depredadora. Por las pésimas respuestas a la crisis económica capitalista y a la pandemia. Por generar ganancias empresariales sin invertir en sanidad y educación. Por mentir sobre sus fiestas y borracheras durante la pandemia. Y, en definitiva, por gobernar para los más poderosos con el objetivo de hacer que la crisis la paguen los trabajadores.
Una caída anunciada
Pasó poco menos de un mes y la situación se siguió agravando. El 6 de julio el gabinete del líder conservador renunció masivamente a sus puestos y el Partido Conservador le retiró su apoyo. El objetivo de ambas acciones estaba destinado a provocar su salida de Downing Street. Johnson renunció como líder del partido, haciendo un intento de mantenerse en el cargo de primer ministro hasta que los tories eligieran a su sucesor la próxima semana. Sin embargo, su suerte ya estaba echada por lo cual dimitió el 7 de julio.
Mentiras, desastres políticos y económicos
Los conservadores y la prensa dicen que la crisis del gobierno se basa en la pandemia y en la guerra de Ucrania. Pero lo cierto es que la crisis se debe a las mentiras, a los desastres políticos y económicos que lo llevaron a protagonizar una de las gestiones más reaccionarias, irresponsables y payasas que se hayan visto en el Reino Unido. Sin embargo, hay un tema que no se menciona: la huelga del transporte fue una alerta sobre el futuro inmediato del Reino que aceleró el curso de los acontecimientos.
Una huelga histórica que aceleró los Tiempos
Muchos volvieron a sacar una conclusión: “Los grandes parecen grandes porque estamos de rodillas. Levantémonos”. Por eso, con posterioridad a esta medida de lucha histórica comenzaron a debatirse y organizarse nuevas huelgas y acciones de reclamo. Esto es lo que realmente preocupa a los Conservadores y a los Laboristas, por eso decidieron “cambiar un fusible” antes de que se provoque un cortocircuito generalizado de luchas obreras. La intención del régimen es “cambiar algo para que no cambie nada”. Por eso, ni se les cruza por la cabeza apelar a la población para que decida democráticamente quiénes deben ser las nuevas autoridades y qué rumbo hay que tomar.
Uno peor que el otro
Los principales candidatos a la sucesión están entre quienes han ocupado los ministerios en la era Johnson. Tampoco se puede esperar nada del Partido Laborista, que no ha tenido reparos en prohibir a sus dirigentes y funcionarios que asistan a los piquetes de huelga del RMT. La crisis es tan grande que la lista de postulantes es abierta. No se puede descartar que la elección de autoridades recaiga en personajes relativamente desconocidos o de ultraderecha. Ningún reemplazo proveniente de las entrañas de la burguesía y el régimen inglés provocará un cambio cualitativo favorable a las grandes mayorías populares.
Lo que sucede es una vergüenza
Hace unos meses se conoció la noticia de una jubilada que subía al bus por la mañana y viajaba toda la jornada, lo hacía porque no contaba con recursos suficientes para encender la calefacción de su casa. Mientras tanto, Boris Johnson y todos los renunciantes percibirán 450.000 libras en concepto de indemnización. Las injusticias y las diferencias sociales están a la orden del día en un país donde ha vuelto el hambre y la pobreza. Un gobierno que cae, un régimen que se sacude y una crisis económica en pleno avance, constituyen una “tormenta perfecta” que no debe desembocar en el hundimiento de los trabajadores.
Que la crisis la paguen los capitalistas
Los trabajadores nos tenemos que organizar y reclamar soluciones, impulsar las luchas y la huelga general contra: la inflación, los recortes presupuestarios de salud y educación, las suspensiones, los despidos y las condiciones laborales precarias. Por salarios y pensiones automáticamente ajustables con cada punto que suba la inflación. Y por todas las reivindicaciones populares, combinadas en un programa transicional para que la crisis la paguen los capitalistas. Por una nueva alternativa de izquierda Los cambios cosméticos que se mantengan en los límites del capitalismo y del régimen monárquico no resolverán los graves problemas que afectan a los trabajadores del Reino Unido. No hay que sembrar ninguna expectativa en los que reemplazarán a Boris Johnson, sólo hay que confiar en las movilizaciones, las huelgas y en poner de pie una nueva alternativa de izquierda. Con la estrategia de que gobiernen los trabajadores y el socialismo.