Por Alternativa Socialista de Perú.
Luego de meses de movilización popular en el Perú, y cuando las protestas han disminuido en su intensidad, desde Alternativa Socialista entendemos indispensable avanzar en la evaluación y las tendencias que se desarrollan a partir de la gesta heroica de nuestro pueblo. Mientras los grupos autoritarios y conservadores buscan negar que las masivas protestas que se iniciaron en diciembre del 2022 en Perú han puesto en jaque al establishment, los socialistas revolucionarios reivindicamos esa expresión de hartazgo que recorrió el país de norte a sur, pero también reflexionamos y debatimos con miles de compañeros, porque Boluarte sigue en el gobierno.
Mientras se ratifican por organismos internacionales todas las violaciones a los DDHH denunciados oportunamente: ejecuciones extrajudiciales, tortura y detenciones arbitrarias; a pesar de lo cuál se mantiene el estado de excepción que es una amenaza permanente a la población que se moviliza y militariza a la sociedad para impedir lo que parece inevitable, que más tarde que temprano se retome el camino de la pelea contra la dictadura cívico-militar.
Los familiares de los peruanos asesinados siguen en búsqueda de justicia; así como también hay algunos avances en la defensa de los derechos humanos, gracias a la persistencia de las organizaciones en lucha se ha logrado la liberación de tres dirigentes del Frente de Defensa de Ayacucho [FREDEPA]; sin embargo, otros 4 dirigentes permanecen detenidos a los cuales les están imponiendo 18 meses de prisión preventiva.
No llama la atención entonces, los enfrentamientos internos que día a día aparecen en el propio gobierno que se ha transformado en una articulación de un montón de grupos dispersos, diversos que coinciden en defender sus intereses, pero eso no los hace una coalición sino más bien los transforma en una articulación de delincuentes, diversas mafias y restos del fujimorismo en decadencia.
Ante ello, el motivo central para hacer política por parte de los sectores de poder en el Perú se transforma en tratar de no ir a la cárcel en un período no demasiado lejano.
Las virtudes de la movilización
Durante meses se expresó en las calles un movimiento antiracista, antimonocultural, anticentralista, antielitista y simultaneamente aparece nuevamente un nuevo sujeto de acción política, que es el que antes era nadie, el indio, el cholo, el rural, el campesino, el que antes era solamente el subalterno que no podía hablar, que era instrumento de la tutela o de la manipulación de las élites.
Estos sectores han protestado de manera ininterrumpida durante meses, han cuestionado la institucionalidad burguesa y contaron además con la simpatía de amplios sectores de la clase media limeña que ha apoyado y ha visto con simpatía este proceso y este es un nuevo dato que debemos destacar.
Estos cambios que se produjeron en la conciencia de millones han sigo potenciados por un profundo proceso de autoorganización que se dio de manera espontánea a partir del hartazgo generalizado. Vivimos un proceso inédito que ha acercado a la política a un montón de organizaciones sociales, campesinos, estudiantiles y populares.
¿Porque sobrevive la institucionalidad del régimen de la Constitución del 93?
Como detallamos ya en varias oportunidades, la falta de coordinación entre regiones y organizaciones diversas se suma la ausencia masiva de sectores del movimiento obrero, y la defección una vez más de la CGTP que presionados por la situación, llamaron apenas a un paro aislado y sin ningún plan de continuidad.
Tampoco la centroizquierda pasó la prueba, desde Verónica Mendoza hasta el resto de las variantes “caviar” se esforzaron por encauzar desesperadamente todo el proceso en el marco de un hipotético pedido de “adelanto de elecciones”, expresándose así una vez más que las variantes reformistas son incapaces de responder a la crisis capitalista peruana.
Tanto la burocracia sindical como la centroizquierda jugaron un rol fundamental para detener el proceso de movilización y se transformaron objetivamente, en sostenedores del gobierno de Boluarte.
¿Hacia dónde vamos?
Mientras nuevas expresiones de la crisis del capitalismo peruano se manifiestan cotidianamente como cuando denunciamos que la explotación laboral peruana está llena de impunidad, por ejemplo, el pasado 6 de mayo ocurrió un incendió en la Mina Esperanza 1, ubicada en Yanaquihua – Arequipa, provocando la muerte de 27 trabajadores mineros mientras realizaban labores de extracción de oro. La empresa trató de encubrir el hecho, sin embargo, los familiares se hicieron presentes y las autoridades regionales vienen investigando las causas del accidente ante un hecho que ha provocado la indignación nacional y que recuerda las espantosas condiciones en que laboran. Durante el 2022 al menos 38 trabajadores perdieron la vida en distintos accidentes mineros. También durante febrero y marzo, mas de 70 peruanos murieron víctimas de las inundaciones y waycos.
Estas son las expresiones locales de un profundo proceso que se da a nivel mundial. Esa es la razón por la que podemos prever nuevas luchas e insurrecciones también en Perú, porque no habrá ninguna respuesta a las demandas populares de parte de los sostenedores del régimen y porque sucesos como estos probablemente se repitan con mayor frecuencia.
Como hemos afirmado ya en varias oportunidades, solo la organización entre los sectores anticapitalistas puede ofrecer una alternativa de cambio real, socialista y revolucionaria cuyo primer paso es la conformación de un gobierno de las organizaciones obreras, campesinas , estudiantiles y populares que llame a un proceso constituyente para terminar para siempre con la constitución fujimorista del 93, terminar con su institucionalidad y avanzar hacia una nueva sociedad que dé respuesta a las demandas de las grandes mayorías.
Nuestro futuro se juega en este desafío, de allí que somos optimistas y llamamos a todos los luchadores a incorporarse a esta de las que nuestros compañeros de Alternativa Socialista forman parte.