Marco principista y criterios
Para fijar nuestra posición ante el referendo de supuesta «defensa» de la soberanía venezolana sobre el territorio del Esequibo, nos guiamos, en primer término, en criterios de clase, y tomamos en cuenta a la población originaria de dicho territorio desde tiempos ancestrales, además de levantar los derechos históricos de la nación venezolana al independizarse de España.
Más allá de los reclamos y diferencias entre los dos estados burgueses (neocoloniales ambos), controlados por sus respectivas burguesías: Venezuela y Guyana; hay que tener en cuenta a los pueblos indígenas que ya habitaban el Esequibo cuando llegaron los conquistadores, mucho antes de la lucha independentista que lideraron los ricos y mantuanos criollos, descendientes de españoles, con la participación de indígenas, afrodescendientes y mestizos a los que también sometían.
¿Qué siente, piensa y quiere esta población? ¿Cómo se encuentran a uno y otro lado quienes viven bajo administración venezolana o bajo la guyanesa? ¿Se está teniendo en cuenta su situación? ¿Qué se les ofrece? ¿Qué peso tiene en el concepto de «soberanía» su condición de pueblos originarios? ¿Se disputa el bienestar de esos pueblos o la explotación ajena de los recursos?
A ambos lados, tanto bajo administración venezolana como guyanesa, estos pueblos se encuentran oprimidos y desatendidos por las élites gobernantes tanto en Guyana y en Venezuela. Cualquier confrontación bélica entre las dos naciones sería una desgracia y no beneficiaría a los pobladores del Esequibo (ni a los de cualquiera de los dos países), pues además de la sangre y la destrucción que implica una guerra, estamos seguros de que lo que buscan dichas élites (las dos) no es en favor de sus pueblos, sino la disputa capitalista de las tierras y los recursos naturales o mineros, tanto para ellos como para las transnacionales (sea la Exxon Mobil, la Chevron Texaco u otras).
Antecedentes históricos y la cuestión de la soberanía
Desde el punto de vista de los antecedentes históricos, no dudamos de los argumentos que tiene nuestro país, Venezuela, para reclamar la soberanía nacional sobre un territorio que era parte de la colonia española. Los dirigentes independentistas venezolanos (predominantemente hacendados esclavistas y mantuanos) lo consideraron como parte de la nación venezolana al alcanzar la independencia; pero España se lo concedió a Holanda y después ésta se lo cedió a Inglaterra como parte de los arreglos, negocios e imposiciones entre potencias coloniales rivales. Al independizarse Guyana el Esequibo siguió bajo su administración, sin que Venezuela llegase a un ejercicio efectivo de soberanía territorial.
En 1897, el Reino Unido se comprometió con Venezuela a resolver la disputa en tribunales internacionales, previa mediación del gobierno estadounidense y fue dictado un laudo arbitral el 3 de octubre de 1899 en una corte en París, que se inclinó groseramente en favor de Inglaterra y le concedió a ésta el territorio que va desde la desembocadura del río Orinoco hasta el río Esequibo.
Venezuela rechazó el Laudo Arbitral de París de 1899 favorable al Imperio británico, argumentando que fue el resultado de un proceso arbitral fraudulento y contrario al derecho internacional. No obstante, fruto de los esfuerzos diplomáticos, consiguió que en febrero de 1966 se alcanzase con el Reino Unido el Acuerdo de Ginebra, según el cual las partes deberían definir amistosamente los límites geográficos en la Guayana Esequiba.
En mayo de 1966 Guyana obtuvo una independencia negociada con el Reino Unido, dando fin al dominio británico directo. Quedó la la Guayana Británica como un estado soberano e independiente al que conocemos hoy como Guyana, pero que sigue teniendo lazos muy estrechos con su antíguo dueño colonial, al ser parte de la Commonwealth o Comunidad Británica de Naciones. Sin embargo, el diferendo sobre el Esequibo continúa y Guyana ha venido avanzando con proyectos económicos de explotación del territorio en reclamación y en aguas no demarcadas que involucran a transnacionales, fundamentalmente norteamericanas. El gobierno de Guyana pretende utilizar dicho territorio tal como lo hace el de Venezuela con otras transnacionales en la Faja Petrolífera del Orinoco o con las mafias burocráticas y militares en el Arco Minero del Orinoco (AMO), al servicio en ambos casos, como ya hemos afirmado, de sus élites criollas y de los intereses imperialistas.
Por cierto; la región esequiba que se aspira a administrar tiene 160.000 kilómetros cuadrados de extensión, y en el AMO el gobierno ha dispuesto de 120.000 Km cuadrados (12% del territorio venezolano) para la depredación minera, en gran parte ilícita y delictiva, donde imperan el desfalco y la corrupción, la destrucción del ambiente y la contaminación, el atropello a los indígenas venezolanos… como ha sido denunciado y demostrado ampliamente. Entonces, no defendemos la «soberanía» para ésto; defendemos la soberanía ejercida por y para el pueblo.
Al reactivar a su modo la disputa del territorio Esequibo, la burocracia madurista y la llamada «boliburguesía», apuestan también a ver si pescan algo del boom petrolero que empieza a experimentar Guyana con el descubrimiento de suculentos yacimientos, cuando en Venezuela la producción y venta de petróleo sigue acusando los estragos de la mala administración madurista y de la corrupción, junto con los efectos de las sanciones internacionales impuestas por USA que todavía se dejan sentir.
En 2020, la Corte Internacional de Justicia dictó un fallo según el cual se considera «competente» para pronunciarse en la causa relativa al Laudo Arbitral del 3 de octubre de 1899 respecto a la controversia Guyana-Venezuela (una demanda interpuesta por Guyana), pero Venezuela no reconoce y rechaza tal «competencia» que se atribuye la Corte para decidir sobre la validez del laudo y la frontera terrestre entre Guyana y Venezuela, mientras que insiste en proceder según el Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966 que deja el asunto a resultas de las negociaciones entre las dos naciones. El Acuerdo estableció la creación de una comisión de negociación entre las partes, que, en cuatro años, debía tener una propuesta de solución satisfactoria, práctica y amistosa. Sin embargo, la comisión no logró llegar a un acuerdo dentro del plazo establecido y Venezuela sigue reclamando la soberanía sobre el margen occidental del río Esequibo, aunque por mucho tiempo los gobiernos venezolanos sucesivos fueron dejando el tema casi en el olvido en términos concretos, aparte de incluir la Zona en Reclamación en los mapas.
El carácter de los estados, regímenes y gobiernos de Venezuela y de Guyana, así como sus políticas hacia el territorio y su población es muy importante para fundamentar una posición en este conflicto y en la actual coyuntura: Hoy en día tanto Venezuela como Guyana son, como dijimos, dos estados burgueses con características neocoloniales o semidependientes. Guyana es miembro de la Commonwealth, por lo que mantiene estrechas relaciones con el Reino Unido y aunque el gobierno venezolano de Nicolás Maduro se proclama «nacionalista» e incluso «antiimperialista», pese a los roces con el imperialismo norteamericano en realidad viene practicando políticas que significan un despojo al patrimonio de la nación y de claro maltrato hacia su población (en términos tanto socioeconómicos como políticos), además de estrechar su dependencia de los imperialismos emergentes (China y Rusia). Las naciones que se independizaron de los imperios coloniales deberían seguir luchando unidas ahora contra la dominación imperialista en el capitalismo global, en lugar de enfrentarse entre sí para favorecer a intereses imperialistas diversos o de sus élites locales, ajenos al interés de sus propios pueblos. En torno a este objetivo deberían orientar sus esfuerzos y tratar de evitar a sus pueblos situaciones trágicas.
Aún tomando en cuenta el entrelazamiento entre Guyana y el Reino Unido, el problema actual de Venezuela no es directamente con la nación británica, sino con Guyana como país independiente, bajo las condiciones semicoloniales que tienen los países frente al imperialismo global. Es evidente que los intereses imperialistas se están moviendo de ambos lados tras la disputa del Esequibo.
El contexto y verdadero propósito del referendo
Hablando de los intereses de las burguesías o élites nacionales en torno a la disputa territorial, hay que ver el contexto en que aparece hoy el llamado a un referendo en Venezuela para preguntar a la población venezolana sobre la «defensa» de la Guayana Esequiba. ¿Por qué ahora y no en los años anteriores? Y esta pregunta lleva a otra: ¿para qué quiere la dirigencia madurista el control del Esequibo y qué busca realmente con el referendo consultivo a la población venezolana, que no incluye a los pobladores del Esequibo?
Hoy en día, el Acuerdo de Ginebra sigue siendo el único instrumento válido reconocido supuestamente por ambas partes para la resolución de la controversia, pero Guyana dice que no va a ceder ni una pulgada y Venezuela ya vemos cómo viene aumentando la presión, mientras el capital transnacional trata de desarrollar sus propios proyectos en ambos lados con el auspicio de los gobiernos.
La convocatoria al referendo para consultar a los votantes venezolanos sobre el manejo de la reclamación del Esequibo se da en un marco antecedido por el «diálogo» con sectores «moderados» de la oposición y de negociaciones sobre el aflojamiento de las sanciones del imperialismo estadounidense sobre Venezuela y el gobierno de Maduro. Se da mientras se desarrollan con nuevo impulso las operaciones de compañías como la Chevron y hacia el mercado petrolero con Estados Unidos. Al mismo tiempo otra parte, mayoritaria, de la oposición de derecha tradicional (para nosotros el gobierno de Maduro-militares-PSUV es una nueva derecha) viene de realizar unas primarias para intentar una candidatura opositora unitaria frente a Maduro.
El resultado de las primarias favoreció ampliamente a una de las figuras más extremas, como es María Corina, inhabilitada por el Estado para postularse en las elecciones presidenciales, pero que movió a una suma importante de electores. El TSJ desconoció la validez de esas primarias y el gobierno trata de que les elecciones nacionales previstas y anunciadas para finales de 2024 -si es que llegan a darse- se efectúen con una oposición lo más dividida, inhabilitada o debilitada posible, para asegurar la continuidad del madurismo o del régimen burocrático del PSUVcon los militares.
El gobierno prepara un recurso preventivo, parecido al que usó con la Constituyente de 2017, a fin de que le sirva, eventualmente para paralizar, postergar o manipular de alguna manera las venideras elecciones, y ese es, según vemos, el propósito de fondo del referendo respecto al Esequibo. Si analizamos el contenido de las preguntas podremos percatarnos más facilmente de ésto. Y, de paso, busca compensar sus debilidades con un baño de «nacionalismo».
Las preguntas del referendo tienen «concha e’ mango» que no hay que pisar
Cuando se le pregunta a las y los votantes… «¿Está usted de acuerdo en rechazar por todos los medios, conforme al derecho, la línea impuesta fraudulentamente por el Laudo Arbitral de París de 1899, que pretende despojarnos de nuestra Guayana Esequiba?» Y se le pregunta…
«¿Está usted de acuerdo en oponerse por todos los medios, conforme al derecho, a la pretensión de Guyana de disponer unilateralmente de un mar pendiente por delimitar, de manera ilegal y en violación del derecho internacional?»; ese «por todos los medios» esconde la posibilidad de que se intente el uso de la fuerza militar o que se desencadene una situación prebélica, para decretar algún tipo de estado de excepción, como lo prevé el Art 338 de la Constitución; por ejemplo, «el estado de conmoción interior o exterior en caso de conflicto interno o externo, que ponga seriamente en peligro la seguridad de la Nación, de sus ciudadanos y ciudadanas, o de sus instituciones». En tal caso, podrán ser restringidas temporalmente las garantías (salvo las referidas a los derechos a la vida, prohibición de incomunicación o tortura, el derecho al debido proceso, el derecho a la información y los demás derechos humanos intangibles). El lapso inicial de 90 días podría ser usado y prorrogado para postergar elecciones o impedir protestas sociales. Votar sí a estas preguntas con el gobierno que tenemos y en las condiciones imperantes en Venezuela, sería como darles un cheque en blanco para recortar aún más las libertades democráticas, aunque al final vienen haciendo lo que les da la gana. No debemos arriesgarnos a ésto con un gobierno como el que tenemos.
Entonces: ¿El gobierno quiere ahora el Esequibo para expoliarlo como al resto del país? ¿O es una treta política?
Cuando nos preguntamos para qué quiere el gobierno utilizar el tema del Esequibo ahora, debemos preguntarnos también: ¿Es que acaso mejorarán con eso las condiciones de vida de los venezolanos hundidos más que nunca en la miseria por este gobierno? ¿Es que le van a garantizar mejores y más dignas condiciones de vida a los habitantes del Esequibo, a vistas de cómo vivimos en Venezuela? ¿Podrán tener acaso los Warao del Esequibo lo que nunca han recibido sus maltratados hermanos del Delta Amacuro? ¿Es que le van a dar un mejor uso a los recursos del Esequibo, sabiéndose que el madurismo es autor de un desfalco descomunal y de la peor corrupción conocida en el país? ¿Los que nos despojaron del salario, jubilaciones, pensiones, prestaciones y derechos laborales le van a garantizar esas u otras condiciones a la gente del Esequibo? No; el reclamo del Esequibo lo utilizan para manipular, para tener excusas o en último caso como otra opción de lucro. Y son absolutamente hipócritas, porque mientras le reclaman al gobierno de Guyana por entregar el gas y petróleo a la Exxon, acá le vuelven a entregar a la Chevron el nuestro, en condiciones que no respetan la Ley de Hidrocarburos, ni tampoco la Constitución. Así que, son falsos sus pretendidos argumentos «antiimperialistas».
Otra cosa sorprendente es que se hayan vuelto de súbito tan «democráticos» para consultar ahora respecto al Esequibo, pero nunca nos han consultado si nos parece bien que no tengamos salario, que repriman a los trabajadores, que roben a mansalva el erario público, que impidan funcionar legalmente a partidos de izquierda críticos con el Ejecutivo… ni sobre todas las cuestiones que nos afectan e interesan y sobre las que ellos, la burocracia cívico-militar y la lumpenburguesía del PSUV deciden siempre según su gusto y su bolsillo.
Como solía decir nuestro cantautor popular Alí Primera: «La Patria es el Hombre» (La Humanidad) y no las ambiciones o el sistema de vida impuesto por las oligarquías criollas, las de siempre y las de ahora. Por eso colocamos ante todo los intereses y la unión por abajo entre los seres humanos, la clase trabajadora y los pueblos, sea cual sea el lado en que se encuentren, entre las líneas trazadas por los imperios que nos han dominado.
Nuestra posición frente a este referendo es: No Votar o Votar Nulo, y seguir la lucha por alcanzar la soberanía del pueblo
Por todas estas razones, desde Marea Socialista denunciamos que este referendo convocado por el gobierno es una maniobra y representa un peligro, por lo que no podemos acudir a responder sus tramposas preguntas. Nuestra tarea no es acompañar su «Show» patriotero sino organizarnos día a día para la lucha obrera y popular, convencidos de que los pueblos de Venezuela y de Guyana sólo podrán resolver sus problemas y dignificar su vida en unidad y en paz, cuando en ambos países tengamos gobiernos que expresen realmente a la clase trabajadora y a los sectores populares, junto a sus etnias indígenas, y no bajo el dictado de las oligarquías de turno y de los intereses imperialistas. Por consiguiente, para nosotros, la opción es no votar o el voto nulo, resistirse a seguir dando avales a este gobierno y protestar contra la manipulación política.
La Patria es el pueblo y no el bolsillo ni la ambición de poder de los corruptos