Nicaragua ganó Miss Universo y un suspiro

Por Yatzil Fasa, militante de Alternativa Anticapitalista, sección LIS Nicaragua

El 18 de noviembre se llevó a cabo el evento “Miss Universo” en San Salvador, El Salvador, siendo coronada la representante de Nicaragua.

Miss Universo en Centroamérica

Un concurso de belleza es tan cuestionable por su carga misógina y objetivación de los cuerpos de las mujeres, como por sus raíces burguesas e imperialistas de derrochar dinero para crear cortinas de humo en determinados contextos políticos. No es casualidad que Bukele pagara millones de dólares para realizar el evento en El Salvador ahora que lanza su reelección presidencial, y que a pocos días iniciaba el 15 Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. Los sabemos nosotres, feministas y socialistas, todas las aristas políticamente correctas que se pueden señalar a este evento.

Las aristas que no son políticamente correctas también las sabemos señalar. Esas que conectan con las emociones no con la razón. Las que se justifican en el sentimiento de hartazgo de vivir bajo una dictadura que les impide la libertad de expresión y movilización. En las emociones de un pueblo que, con el gane de un concurso mundial, se conecta inmediatamente con el poder liberador de tomarse las calles, como lo fue en el 2018.

Ese 18 de noviembre, las y los nicaragüenses salieron a las calles en caravanas gritando ¡Viva Nicaragua! Algunos agregaban ¡Y sólo Nicaragua! Cantaron el himno y ondearon la bandera nacional, ambos vetados por la dictadura. En redes sociales podían leerse textos como “Sin derechos, pero con Miss Universo” “Al fin somos top en algo que no sea decadencia y pobreza” “Todo mundo sacando la bandera del escondite” “Loco, quememos un bus o algo”.

El miedo cambió de acera

Durante estos 5 años de represión absoluta la dictadura Ortega Murillo instauró el miedo. Confisca y encarcela a quienes portan banderas nacionales o se pronuncian contra ellos, ciber vigila cada publicación en redes sociales, logro que cada barrio cuente con un “orejas”. Como castillo de arena, todo el miedo construido este tiempo, se deshizo en una noche. Esto deja claro que, sumando fuerzas, son muchos y muchas más dentro de Nicaragua que rechazan a la dictadura Ortega-Murillo.

El 22 de noviembre la dictadura emitió un comunicado en el que señala “…la tosca y malvada comunicación terrorista, que pretende convertir un lindo y merecido momento de orgullo y celebración, en golpismo destructivo, o en un retorno, por supuesto imposible, a las nefastas prácticas, egoístas y criminales…”[1] entre muchos más adjetivos desquiciados, sin coherencia y redundantes. Además, prohibió la entrada al país a la gestora de la empresa Miss Nicaragua y secuestro a sus familiares.  

La dictadura intenta deslegitimar una expresión popular de unidad y fuerza movilizadora en las calles, llamándole “golpismo destructivo”, como lo llamo en 2018, y “comunicación terrorista” a quienes desde el exilio nos expresamos a favor de un pueblo que burló el control dictatorial bajo la excusa de celebrar Miss Universo.

Nicaragua ganó un suspiro

Este evento nos deja claro dos cosas. Primero, que el pueblo nicaragüense sigue resistiendo, y está listo para salir a las calles. De momento, vivió un suspiro reparador, un ejercicio de oxigenación profunda en una sola noche. Un pueblo alerta y atento en identificar liderazgos beligerantes, con determinación, que representen la fuerza trabajadora de este pueblo y sus sueños de justicia social, para reconocerse a si mismo con todo su potencial.

Como segunda cosa, evidencia el miedo de la dictadura a la consolidación de una vanguardia que movilice a todo un pueblo. La ganadora, Sheynnis Palacios, sin pretenderlo, tiene características de un personaje público que son claves en la política, y que no posee ninguno de la falsa oposición nicaragüense, lobistas de los enemigos de la humanidad, la Casa Blanca.  

La victoria de Nicaragua en Miss Universo fue un suspiro para quienes, dentro y fuera del país, todavía nos duele respirar. Por ahora, se han vuelto a guardar las banderas en algún rincón de casa y se van apaciguando las emociones que puedan desatar mayor represión por parte del régimen. Sobrevivir es también resistir.

Desde el exilio, como Liga Internacional Socialista, seguimos construyendo a pasos modestos pero firmes una organización que será la punta de lanza para acabar con la tiranía, sabiendo que la victoria será cuando el pueblo lo decida.  


[1] https://www.el19digital.com/articulos/ver/titulo:146794-nicaragua-tiene-paztiene-amor-y-dignidad-mas-claro-cantamos-y-celebramos