Desde que decidió marginarse del positivo proceso del Plenario del Sindicalismo Combativo, el PTS ha reflotado una polémica sobre la «nueva dirección», sin dudas justificatoria de su retroceso en el movimiento obrero y su giro electoralista.
El Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC) fundado en Lanús ha sido un claro paso adelante en la coordinación de los sectores sindicales combativos y la unidad de las principales corrientes de izquierda que actúan en el movimiento obrero. Posibilitó las acciones comunes en los paros generales, movilizaciones unitarias, listas de oposición en la CTA y la CONADUh. Y comienza a desarrollarse en otras regiones, demostrando que es una política correcta que responde a la necesidad de los trabajadores, de lograr la mayor unidad en la acción para derrotar a Macri, y del activismo, de unirse en pos de la pelea por una nueva dirección clasista y democrática.
El PTS y su agrupamiento MAC resolvieron boicotear lisa y llanamente este proceso. Desoyeron las convocatorias, se negaron a integrarse, y ante el éxito del PSC y para encubrir su política divisionista y sectaria, construyeron una polémica: el plenario solo habla de «nueva dirección», lo cual implicaría una supuesta capitulación a la burocracia. Esta afirmación se podría liquidar rápidamente si se hubieran tomado el trabajo de leer el programa aprobado en Lanús: «Por una nueva dirección combativa y antiburocrática del movimiento obrero basada en la democracia sindical y la independencia política de los trabajadores». Sin embargo el PTS, ha construido este debate faccional al servicio de barnizar su escandaloso giro al electoralismo.
Amalgama y tergiversación histórica
En un farragoso y disparatado texto publicado en Ideas de Izquierda y firmado por Gabriela Liszt(1), pretenden desarrollar una suerte de tesis que han dado en llamar «el fracaso de la política de las nuevas direcciones». Para fundamentarlo la autora realiza una increíble tergiversación de la trayectoria del «viejo» MAS(2) en el movimiento obrero donde estaría el origen de esta política que hoy le achaca al Plenario del Sindicalismo Combativo. Apela al método de la amalgama, sacando completamente de contexto citas de materiales públicos e internos del MAS de esa época. Y, soslayando la diversidad en la composición del Plenario, hace a todos los sectores integrantes del mismo supuestos partícipes de sus falsedades históricas.
En ese texto afirman sin demostrarlo «que se transformaron las tácticas unitarias en estratégicas», que el viejo MAS no desarrolló tendencias clasistas al interior de los organismos obreros y que ello fue la causa del fortalecimiento de la burocracia.
Más allá de los aspectos críticos que podamos formular respecto de esa etapa histórica de nuestra corriente de origen, el PTS y su escriba soslayan completamente que, justamente aplicando tácticas de frente único y construyendo poderosas agrupaciones clasistas independientes de la burocracia, el viejo MAS se hizo una potencia en el movimiento obrero de la época y fue parte fundamental de la recuperación de varios sindicatos y de decenas de comisiones internas y cuerpos de delegados, así como conformó dinámicas oposiciones en gremios del Estado, de muchos sectores privados, de servicios e industriales.
Consecuente con su negación de la revolución democrática que tumbó a la dictadura, minimizan la poderosa onda expansiva antiburocrática que se desarrolló al interior del movimiento obrero y sus sindicatos, muchos de los cuales estaban intervenidos. Que comenzó tirando abajo a las «comisiones transitorias» pactadas con los militares y siguió cuestionando a las burocracias peronistas, dando lugar a nuevas conducciones.
En honor a la verdad
Sin lugar a dudas, la utilización de la tácticas de frente único de la izquierda de ese momento con sectores del activismo peronista e incluso desplazados de las viejas direcciones, permitió no solamente recuperar terreno sino avanzar en un proceso de «nueva dirección» que no fue químicamente puro, pero que posibilitó derrotar a las conducciones y ganar organismos sindicales y, en otros casos, desarrollar fuertes oposiciones antiburocráticas. En las luchas y en las elecciones sindicales. La recuperación de ATE de manos de la Blanca de Horvath, fue un salto para la pelea por recuperar conquistas, aunque luego la Verde en manos del deggenarismo hegemonizara la conducción.
El «naranjazo» en sanidad permitió no solamente recuperar el sindicato capital de la burocracia procesista, sino que la izquierda revolucionaria sea parte de la conducción y desarrolle una oposición más de conjunto en el gremio que, aunque el artículo del PTS lo niegue, tiene hoy continuidad en la Agrupación Bordó y la poderosa interna del Italiano.
Otros procesos como la Verde de la Carne, la Naranja de la UOCRA Neuquén y otras seccionales, la Violeta de Comercio, los sindicatos zonales docentes, etc, que peyorativamente soslaya el PTS, significaron un cambio importante en el movimiento obrero de la época. Siendo la punta del iceberg de la renovación y el peso de la izquierda trotskista de decenas de internas de las principales empresas de la época.
La autora ve en las tácticas unitarias la razón determinante del por qué el ubaldinismo terminó hegemonizando la dirección de conjunto. Soslayando que en última instancia ese proceso de nueva dirección sindical se abortó por el peso clave que tenía en ese momento todavía el PJ como dirección política, que fue visto por el movimiento obrero como alternativa al gobierno radical que lo ajustaba y hambreaba. En ese marco hay que abordar la inmadurez en el desarrollo de la izquierda revolucionaria y políticas equivocadas de la última etapa del viejo MAS que no son precisamente las que señala el PTS.
Renegando del frente único
Lo referido en este y otros escritos del PTS, no es solamente una fundamentación justificadora para no sumarse al Plenario. Se trata de una concepción profundamente sectaria, y por ende oportunista, de las tácticas de frente único y una visión propagandista de la pelea por la dirección.
Imbuidos de un profundo escepticismo y desconfianza en la clase obrera, descreen profundamente de la posibilidad de disputar la dirección, no solamente lugar por lugar sino más de conjunto. Por ello se niegan a toda unidad para disputarle a la burocracia de turno. Son campeones de las listas testimoniales y «químicamente puras» y de la autopreservación que le tiene pánico a todo esfuerzo por buscar la unidad. Este sectarismo deviene en oportunismo porque renuncian a la disputa y le facilitan ganar o recuperar terreno a la burocracia. Ello se aplica tanto en los conflictos como en las elecciones sindicales. El sectarismo-oportunismo fue clave en la derrota de conflictos como los de Lear y Pepsico donde el PTS tuvo responsabilidad. O en la pérdida de conquistas organizativas como recientemente en las elecciones de ATEN, donde su política divisionista le regaló seccionales a la burocracia. Cada hecho de esta naturaleza, es un paso atrás para los trabajadores y desmoraliza franjas del activismo que necesitamos como materia prima para la nueva dirección.
Para mover la gran rueda de la unidad en la acción para impulsar la movilización y también para disputarle a la burocracia, hay otro plano de unidad al que también reniega el MAC/PTS: la unidad del clasismo y la izquierda. Lamentablemente, pese a nuestra insistencia, bloquearon toda posibilidad de darle continuidad y desarrollar el importante Encuentro Nacional de Trabajadorxs que montamos en común ANCLA y MAC con activistas del Hospital Posadas en febrero de este año, comprometiendo no solamente el curso de esa lucha sino la coordinación de la que tanto se llenan la boca.Y cuando logramos articular con otras fuerzas del FIT (sus aliados electorales) y antibu-rocráticas para poner en pie el Plenario del Sindicalismo Combativo en Lanús, se negaron a participar y lanzaron estas falsas polémicas que, en su esencia, encubren el escepticismo de esta corriente, su visión propagandista y en definitiva su estrategia sólo dedicada a postular a sus figuras para la participación en las elecciones burguesas.
Hacia un recambio de dirección
Justamente nosotros opinamos muy distinto: que se abrió un nuevo proceso de recambio de dirección, como los que se desarrollaron en los ’70 o en los ’80 y abortaron. Y esta vez en medio de una profunda crisis histórica y estructural de la burocracia, con las centrales divididas y un desprestigio en la base superlativo. Y con la izquierda que ha ganado peso en la lucha de clases y puede, y debe, jugar un rol absolutamente protagónico. Por eso, y más aún frente a tamaño ataque al movimiento obrero por parte de las patronales y gobiernos, las tácticas unitarias para desarrollar la movilización y pelear por la dirección son más importantes que nunca. Por supuesto, con las premisas de hacerlo con un programa correcto y manteniendo la independencia política y organizativa. Y bregando por impulsar y practicar un modelo sindical profundamente democrático. Porque no tenemos la menor duda que las tácticas unitarias están al servicio de la estrategia de impulsar una nueva dirección clasista que sea la contracara de la pelea por una alternativa de izquierda con peso de masas. Construyendo ANCLA y el MST aportamos a esos objetivos.
Guillermo Pacagnini, Coordinador Nacional ANCLA/MST
(1) Ideas de Izquierda Semanario 22/7/2018
(2) La expresión viejo MAS, se refiere al Movimiento al Socialismo dirigido por Nahuel Moreno entre 1982 a 1987, antecesor de nuestro partido.