Desde hace días ha tomado estado público la crisis y ruptura de PO. Adelantamos una primera opinión al respecto.
Un primer dato es que no es la única en el movimiento trotskista, ya que vivimos un período donde se están manifestando en distintos países, crisis importantes de distintas organizaciones, como reflejo de las malas respuestas políticas y metodológicas que sus direcciones están dando, ante los problemas y diferencias planteados. Pronto escribiremos en profundidad sobre estas cuestiones.
En varios de esos ejemplos los debates electorales, equivocadamente, han sido motivo de estas crisis. El caso de PO también tiene que ver con esto, ya que es evidente que los debates de Altamira con la mayoría actual vienen sucediendo desde la derrota de PO en la interna del FIT de 2015 y su corrimiento desde entonces como principal figura política de PO. Es evidente que este hecho es esencial y luego se suman toda una serie de debates, pero está muy claro que una ruptura y crisis de semejante magnitud no puede explicarse por diferencias en torno a la consigna “fuera Macri” o a la utilización de “asamblea constituyente”. La crisis se da por
otras razones, donde la disputa por la dirección y la política electoral tienen el peso central; lo cual refleja algún tipo de malformación al interior de PO, para que un problema electoral, es decir táctico y nada estratégico,
termine ocasionando semejante crisis.
También es una gran debilidad que además se haga todo el debate sin un marco internacionalista y en un debate tan solo de carácter nacional, lo cual nunca es bueno. En relación a la cuestión metodológica, lo que estamos
presenciando lo consideramos equivocado y distinto a las mejores tradiciones del bolchevismo. No es la primera vez que PO recurre
a esta metodología para tratar las diferencias, solo que ahora lo padece su fundador y otros dirigentes de muchos años en la organización. No puede obviarse que el propio Altamira tiene una gran responsabilidad en esto; ya que es quien educó a nuevas generaciones en este funcionamiento y es quien además, de algún modo, tampoco parece respetar organismos y decisiones mayoritarias. De nuestra parte creemos en otro método. Cuando surgen fuertes debates políticos en una organización, no hay que mezclarlos con difamaciones, ni con cuestionamientos morales, sino haciendo profundamente el debate político, como hacían el Partido Bolchevique (dirigido por Lenin y Trotsky) que debatían de todo y a
fondo. Y a la vez hay que hacer esto, sabiendo que el centralismo democrático es clave para un partido revolucionario y funciona de una
manera en tiempos normales, pero tiene adaptaciones necesarias ante
casos anormales o excepcionales. Hay que buscar la manera de garantizar
que la mayoría pueda llevar adelante lo resuelto porque ese es su derecho
como mayoría, solo que también la minoría tiene que poder expresarse,
incluso hacer una experiencia si así lo solicita.
En la historia del MST hemos tenido ejemplos de fuertes debates, en los cuales hemos garantizado la opinión dentro de nuestra prensa e incluso que haya un período con dos periódicos públicos, aunque finalmente la minoría de entonces no quiso participar del Congreso y decidió hacer otra organización.
Esto muestra que aunque a veces no se pueda evitar una división si las diferencias son muchas y se mantienen, igualmente haber permitido que las mismas se expresen es lo más democrático y educativo, y en última instancia clarifica el debate político.
Para que esto suceda, el derecho de la mayoría siempre es poder llevar
adelante lo votado precisamente en mayoría, y a la vez también es su rol tratar de ser dirección de todos y dar garantías democráticas. El rol de la minoría es comenzar por entender que es minoría, cuestión que donde priman los personalismos y otros rasgos bonapartistas como en este caso, evidentemente no se cumple. En el caso de esta crisis de PO, nos parece que ni mayoría ni minoría asumen correctamente estas cuestiones y todo es ataque público sin solución alguna, por eso su crisis ha llegado tan lejos.
En el marco de dar una primera y sencilla opinión sobre este tema, y como estamos desde el FIT Unidad en medio de una pelea político electoral contra los partidos patronales, esperamos que los distintos sectores de PO, que son parte del frente y todos dicen apoyar a esta unidad de la izquierda, así lo sigan haciendo y aportando a la campaña, tratando que su debate interno no perjudique más el frente que hemos constituido con tanto esfuerzo y que es una conquista de miles de trabajadores que así lo esperaban.
Enrique Silva