En diciembre de 2025, el país del Este Europeo atravesó una nueva crisis política con movilizaciones que condujeron a la dimisión del gobierno conservador.

Por Oleksandr Iskrin desde Sofía.

Entre los factores que la desencadenaron la crisis hubo causas económicas, sociales y políticas. El presupuesto estatal para 2026 propuesto por el gobierno contemplaba un aumento de impuestos y de las cotizaciones a la seguridad social, lo que provocó un fuerte descontento social. Al mismo tiempo, existían serias críticas a la transparencia y la equidad del proceso presupuestario, agravadas por acusaciones de corrupción. La inestabilidad política marcada por frecuentes cambios de gobierno, coaliciones frágiles y una mayoría parlamentaria débil, amplificó el impacto de estos factores económicos y sociales. Las protestas masivas y la oposición obligaron al gobierno a retirar el proyecto de presupuesto y a dimitir, demostrando que el pueblo movilizado ha determinado el desarrollo de los acontecimientos.

Las movilizaciones se repitieron durante el mes de diciembre.

Causas del descontento con el presupuesto propuesto

El proyecto de presupuesto preveía un aumento significativo de los impuestos y de las cotizaciones sociales. Un gran número de ciudadanos lo percibió de manera negativa como un intento de “encubrir esquemas de corrupción” y cargar aún más a la población trabajadora. Las medidas estuvieron acompañadas de temores a la inflación en vísperas de la adopción del euro (el presupuesto se elaboró por primera vez en euros) y al crecimiento de la economía sumergida. En consecuencia, distintos sectores sociales y políticos consideraron el proyecto presupuestario económicamente desequilibrado y políticamente impopular, y señalaron que las protestas también se debían al descontento por la corrupción y el sistema político.

La adopción del euro y los temores a la inflación

Uno de los principales factores económicos del rechazo al presupuesto fue la prevista adopción del euro en Bulgaria a partir del 1 de enero de 2026, que intensificó los temores sociales relacionados con los precios y el coste de la vida, en un contexto de cambios fiscales impopulares y acusaciones de corrupción.

Bulgaria planea convertirse en el 21.º país de la eurozona e introducir el euro como moneda oficial, sustituyendo al lev búlgaro (1 euro = 1,95583 levs para la transición). A pesar de los problemas, la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) confirmaron que Bulgaria cumple los criterios para ingresar en la eurozona en el plazo previsto. Las distintas encuestas publicadas reflejan que la opinión pública sobre la adopción del euro está muy dividida y que existen fuertes preocupaciones económicas: casi el 60 % de los búlgaros teme que el coste de la vida aumente tras la introducción del euro.

Fuerzas políticas que se opusieron al presupuesto

La Coalición “PP–DB” (en búlgaro: “Prodŭlzhavame Promyanata – Demokratichna Bulgaria”- “Continuamos el Cambio – Bulgaria Democrática”), liderada por Asen Vasilev se opuso al presupuesto, llamó a movilizar y presentó una moción de censura contra el gobierno. A las protestas se sumaron otras fuerzas políticas como los nacionalistas de extrema derecha de “Vazrazhdane” (“Renacimiento”). Incluso algunos antiguos aliados de la coalición gubernamental expresaron su descontento, en particular, el líder del Movimiento por los Derechos y las Libertades (DPS), Delyan Peevski criticó a las fuerzas opositoras pro europeas. Las propuestas presupuestarias fueron rechazadas principalmente por partidos de la oposición y organizaciones cívicas, que acusaron al gobierno de corrupción e injusticia social.

Antecedentes de la decisión del gobierno de dimitir

La decisión de dimitir fue consecuencia de una prolongada presión social. En la segunda mitad de noviembre y a comienzos de diciembre, una ola de protestas recorrió el país: en Sofía y en más de una decena de ciudades, decenas de miles de personas salieron a la calle (según los medios, solo en la capital participaron más de 100.000 manifestantes en el momento álgido), con consignas como “¡Dimisión!”, “¡Fuera la mafia!” y “¡Estoy harto!”. Los manifestantes exigían no solo la retirada de las iniciativas presupuestarias, sino un cambio general de la política gubernamental. Tras la retirada inicial del proyecto de presupuesto bajo la presión de las protestas, las movilizaciones no cesaron. Los manifestantes calificaron el presupuesto fallido como un intento encubierto de ocultar una corrupción desenfrenada que los gobiernos sucesivos no habían logrado erradicar, y ampliaron sus demandas exigiendo la dimisión del gobierno de centroderecha.

El primer ministro búlgaro Rosen Zhelyazkov anunciando la dimisión del gobierno.

En vísperas de la votación parlamentaria, la oposición inició oficialmente una moción de censura. En este contexto, el primer ministro Zhelyazkov anunció su dimisión en un mensaje televisado “teniendo en cuenta la voz del pueblo”, literalmente en la víspera de la votación prevista, que traducido significa “la fuerza de la movilización”. El presidente Rumen Radev criticó duramente las prácticas corruptas del poder y llamó al gobierno a escuchar las demandas de los manifestantes, lo que a su vez provocó fuertes críticas por parte de la coalición gobernante y de algunos sectores pro europeos. La dimisión se produjo el 11 de diciembre, ante una movilización masiva y a menos de tres semanas de la prevista adhesión de Bulgaria a la eurozona el 1 de enero. El gobierno búlgaro dimitió un jueves, tras menos de un año en el poder (11 meses), después de semanas de protestas callejeras contra su política económica y su incapacidad para combatir la corrupción.

Reacción del Parlamento, la oposición, los socios de coalición y la opinión pública

El Parlamento aprobó por unanimidad la dimisión del gobierno: los 227 diputados presentes votaron a favor. El principal partido de la coalición, GERB, y su líder Boyko Borissov reaccionaron con cautela. Borissov afirmó que, a partir de ese momento, GERB no participaría en ningún “reformateo” y que no apoyaría ningún presupuesto. Prometió convertir a GERB en una “oposición fuerte” y prepararse para nuevas elecciones.

Delyan Peevski, líder del DPS, declaró que “el ganador es otra persona”, reconociendo implícitamente que la oposición se benefició de la dimisión del gobierno, al tiempo que distanciaba a su fuerza política de la responsabilidad por el fracaso del presupuesto. Los políticos de la oposición valoraron positivamente la dimisión. Asen Vasilev la calificó como el primer paso hacia “un país europeo normal” y llamó a celebrar elecciones parlamentarias honestas y justas.

Activistas y decenas de miles de manifestantes recibieron la decisión con satisfacción, destacando que el poder finalmente había escuchado a la sociedad. Hubo movilizaciones en las calles de Sofía y en más de 25 grandes ciudades, como Plovdiv, Varna, Veliko Tarnovo, Razgrad, Plovdiv y Burgas; y los jóvenes volvieron a estar en la primera línea de las protestas.

Pasos posteriores a la dimisión

Según la Constitución, el presidente Rumen Radev debe otorgar el mandato para formar un nuevo gobierno al grupo parlamentario más grande, GERB. Sin embargo, Borissov ya ha anunciado que rechazará el mandato, por lo que el presidente ofrecerá la oportunidad de formar gobierno a las siguientes fuerzas políticas en tamaño. Si tampoco lo logran, Radev nombrará un gobierno provisional y convocará elecciones parlamentarias anticipadas.

Los expertos prevén que lo más probable es que las elecciones se celebren en la primavera de 2026. Así, Bulgaria se enfrenta a una nueva etapa de incertidumbre política: primero un gobierno interino y luego nuevas elecciones para intentar formar una mayoría estable, con una “izquierda” reformista, con lazos con la derecha e influencia del viejo Partido Comununista Búlgaro (PCB) sin que haya una alternativa de izquierda revolucionaria en condiciones de presentar un programa alternativo con propuestas de fondo a favor de los trabajadores y el pueblo.

Formación de un nuevo gobierno

Según los resultados de las últimas elecciones parlamentarias, los escaños del Parlamento búlgaro de 240 miembros se distribuyen de la siguiente manera: “Continuamos el Cambio – Bulgaria Democrática” (PP–DB): segunda fuerza (36 escaños). “Renacimiento” (Vazrazhdane): tercera (33); Movimiento por los Derechos y las Libertades (DPS): cuarta (29). A continuación: Partido Socialista Búlgaro – Izquierda Unida (BSP–OL) (19), Alianza por los Derechos y las Libertades (APS) (19), Hay Tal Pueblo (ITN) (17) y otros partidos menores. Tras la renuncia de GERB, el presidente puede ofrecer primero el mandato a PP–DB y, en caso de rechazo o imposibilidad de formar mayoría, recurrir a combinaciones de otras fuerzas (por ejemplo, “Renacimiento” o el DPS) para alcanzar el apoyo de 121 diputados de los 240 del Parlamento.

Conclusión

Los acontecimientos de diciembre de 2025 en Bulgaria demostraron que la sociedad es capaz de movilizarse contra decisiones políticas que considera económicamente injustas y poco transparentes. La dimisión del gobierno fue el resultado de la combinación de presión social, protestas y la actividad política de fuerzas opositoras que rechazaron el presupuesto y denunciaron las prácticas corruptas del poder. La reacción del Parlamento, de la oposición y de la ciudadanía evidenció la división de las élites políticas: algunos intentaron distanciarse de la crisis, mientras otros la vieron como una oportunidad para impulsar cambios sistémicos.

La siguiente etapa será el intento de formar un gobierno mediante nuevas coaliciones parlamentarias o, en su defecto, el nombramiento de un gobierno provisional y la convocatoria de elecciones anticipadas, lo que refleja la fragmentación política del país y un alto grado de incertidumbre. La ausencia de una alternativa de izquierda consecuente favorece que los partidos sigan recreando nuevas trampas dentro del sistema capitalistas y del régimen, tironeados entre la influencia del imperialismo europeo y el imperialismo ruso. Hace falta construir un proyecto de izquierda consecuente e independiente, para que gobiernen los trabajadores, con el reagrupamiento de los revolucionarios como impulsa la Liga Internacional Socialista (LIS).  

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