por Alejandro Bodart
Este sábado 14 de diciembre las calles de Beirut volvieron a ser el escenario de duros enfrentamientos de la población con las fuerzas represivas. La posible reinstalación en el gobierno del destituido primer ministro Saad Hariri provocó la ira popular y una de las movilizaciones más importantes desde el inicio de la rebelión del 17 de octubre.
Hace pocos días volví del Líbano, en donde participé de distintas actividades organizadas por el Movimiento por el Cambio, joven organización de la izquierda revolucionaria que ha decidido integrarse a la Liga Internacional Socialista.
La revolución libanesa es parte del ascenso revolucionario que recorre todo el Medio Oriente y el norte de África. Comenzó el 17 de octubre. La gota que rebalsó el vaso fue el impuesto al uso del WhatsApp que aplicó el gobierno. Desde ese momento y pese al retroceso del gobierno con esa y otras de sus medidas antipopulares, la movilización no se ha detenido. La Casa de Gobierno y el Parlamento permanecen rodeadas de campamentos levantados por una gran cantidad de organizaciones sociales y políticas, con una parte del sistema bancario paralizado y reparticiones publicas y educativas que desde el inicio del estallido social permanecen cerradas. El 29 de octubre la furia popular obligó a dimitir a Saad Hariri, una de las personas más ricas del país que ahora los partidos de la coalición gobernante intentan reponer en su cargo.
Que se vayan todos!
El actual régimen político libanés surgió a partir del Acuerdo Nacional de Reconciliación que se firmó en Taef, Arabia Saudita, al finalizar la guerra civil que destruyó al país entre 1975 y 1990. La Constitución es confesional y establece que el presidente le corresponde a los cristianos maronitas, el primer ministro a los musulmanes suní y el vocero del Parlamento a los musulmanes chií. El Congreso nacional se compone de 64 diputados electos entre las distintas sectas cristianas y otros 64 por las distintas sectas musulmanas. Actualmente la coalición que gobierna está compuesta por seis partidos, entre ellos Hezbollah, los que se reparten no sólo el poder político sino también los negocios y el manejo de la economía.
Contra este régimen y los partidos que lo sustentan se ha levantado el pueblo libanés. Por primera vez en décadas la movilización popular ha superado la división religiosa impulsada desde arriba y se ha dirigido contra todos los sectores que han gobernado los últimos 30 años y a quienes se responsabiliza por el desastre social y económico en el que se encuentra el país.
Un país al borde del colapso
Sin ningún tipo de transporte público, electricidad y agua potable insuficiente para abastecer a la población, una educación y salud calamitosas, vivienda digna inaccesible y contaminación increíble, el Libano es un país tremendamente desigual: mientras la mayoría de la población vive en la miseria, los bancos y el sector privado ligado a los partidos de gobierno se han enriquecido escandalosamente. Con una población de 4 millones, a la que hay que sumar casi 2 millones de refugiados de Siria y Palestina, y 10.000 km2 de extensión, la deuda externa asciende a los 86.000 millones de dólares, lo que equivale a un PBI y medio. Para pagarla se vienen aplicando ajustes brutales, con impuestos impagables y restricciones bancarias que restringen a la población el acceso a su dinero de salarios y ahorros a la población: un corralito. Contra esta situación insostenible y una corrupción obscena se ha levantado el pueblo libanés.
La juventud a la vanguardia
Como viene sucediendo en las rebeliones que sacuden el planeta, los y las jóvenes de 18 a 20 años son el sector más radicalizado y el que viene sosteniendo la movilización desde hace dos meses. Son los que no tienen nada que perder porque el sistema les ha quitado toda posibilidad de futuro y, en cambio, todo por ganar si se conquistan los derechos por los que se está peleando.
Luego de la guerra civil, la reconstrucción capitalista del país incluyó un ataque sistemático a los sindicatos. Actualmente los trabajadores participan de la revuelta de manera independiente y ha surgido un sindicato muy importante y combativo de profesionales, similar a lo sucedido en Sudán, que agrupa a maestros, médicos y otras profesiones.
Se combinan reclamos democráticos para terminar con el actual régimen confesional y poder elegir libremente a sus representantes con la necesidad de nacionalizar la banca y no pagar la deuda con el hambre del pueblo, para poder destinar los recursos existentes para reconstruir la infraestructura del país y los servicios públicos necesarios para garantizar trabajo digno, salud y educación pública de calidad y el acceso a la vivienda para las mayorías populares. La bandera libanesa, en oposición a la injerencia histórica del imperialismo e Israel en esa región, se ha transformado en un símbolo de la revolución.
Hezbollah
Una de las corrientes políticas mas fuertes y prestigiadas en el pasado por encabezar la lucha nacional contra Israel y el imperialismo estadounidense ha sido Hezbollah o Partido de Dios. Esta formación libanesa islámica chií fue fundada en 1982 al calor de la resistencia a la intervención israelí. Su líder es Hasan Nasrallah y está relacionada por razones religiosas y políticas a Irán. Aunque sigue teniendo mucha influencia en las regiones chií, ha puesto en cuestión su prestigio al encabezar la resistencia a la rebelión popular, llegando a organizar acciones con sus militantes contra los campamentos que rodean la Casa de Gobierno y desarrollando una campaña de calumnias contra la movilización acusándola de estar organizadas por el imperialismo y amenazando permanentemente con la vuelta de la guerra civil. Sin embargo y pese a la influencia que aún mantiene, uno de los cambios que se están dando en el Líbano es que la movilización, principalmente de la juventud, incluso en las zonas chií, no se ha detenido.
Movimiento por el Cambio
Conocimos a los compañeros y compañeras a principios de este año y la relación se profundizó desde el estallido de octubre. Es una organización compuesta en su mayoría por compañeros trabajadores y estudiantes jóvenes. Surgida en las enormes movilizaciones del 2015 contra el no tratamiento de la basura por parte del gobierno, está integrada por varios cuadros que rompieron con el Partido Comunista Libanés por su profundo giro a la derecha y otros que provienen del movimiento social. Actualmente son la organización marxista de izquierda más importante y prestigiada por su destacada actuación durante estos dos meses de movilización. Tienen un desarrollo importante en la juventud universitaria y gran parte de sus miembros están estructurados laboralmente.
Pude participar de los actos que dirigen en Beirut frente al palacio de gobierno, de actividades en su campamento allí, de una conferencia que organizaron para que pudiera desarrollar las propuestas de la LIS y visitar con ellos los campamentos palestinos y otras ciudades.
Son parte de una nueva generación que ha girado a la izquierda y sacado conclusiones revolucionarias e internacionalistas al calor de un proceso que ha cambiado radicalmente la situación política de toda la región. Tienen ante sí una oportunidad extraordinaria de transformarse rápidamente en una referencia con influencia en sectores de masas, entre quienes se han prestigiado como los más destacados en la lucha por la nacionalización del sistema bancario.
Su incorporación a la LIS significa un avance cualitativo para nuestra organización, confirma las posibilidades enormes que se comienzan a desarrollar a nivel internacional y nos permiten comenzar a diseñar planes para extender nuestro trabajo al resto de los países árabes que hoy están en pleno auge revolucionario.