La dominación colonial británica sobre el subcontinente indio tomó la forma de un dominio directo sobre los territorios de la India británica y de un dominio indirecto sobre 565 principados y feudos. Jammu Cachemira fue uno de estos principados. Su existencia se estableció mediante la ocupación coercitiva de Jammu, Ladakh, Gilgit-Baltistán, Poonch y el valle de Cachemira, como resultado de un acuerdo de 1846 (el Tratado de Amritsar) entre el Imperio británico y su leal dinastía Dogra.
En el momento de la partición imperialista y basada en la religión del subcontinente en 1947, los demás principados fueron incorporados gradualmente a los dos estados recién creados, Pakistán e India, sin consultar la voluntad ni el consentimiento de sus poblaciones. Sin embargo, debido a levantamientos armados y populares contra el gobierno autocrático en varias regiones de Jammu Cachemira, y debido a las ambiciones expansionistas de Pakistán e India, la región fue dividida en dos partes tras la primera guerra indo-paquistaní. Hasta el día de hoy, a los pueblos que viven en Jammu Cachemira no se les ha concedido el derecho a decidir su propio futuro. En la actualidad, Pakistán e India ejercen un control total sobre Jammu Cachemira, mientras que China reclama algunas áreas. A nivel internacional, la cuestión de Jammu Cachemira se presenta como una disputa territorial entre Pakistán e India. Durante más de siete décadas, ambos estados han explotado repetidamente este asunto para avivar una histeria bélica religio-nacionalista, reprimir movimientos de masas y desviar la atención de sus clases trabajadoras de sus verdaderos problemas y de las ardientes contradicciones de clase dentro de sus sociedades. Pero el conflicto de Jammu Cachemira no es una disputa territorial entre Pakistán, India y China; es, fundamentalmente, una cuestión del derecho a la autodeterminación de casi veinte millones de personas pertenecientes a cinco grandes nacionalidades y culturas que viven en Jammu Cachemira. Exigimos la retirada total de todas las fuerzas ocupantes de Jammu Cachemira y la concesión de un derecho a la autodeterminación incondicional e irrestricto – incluido el derecho a la secesión – a los pueblos del valle de Cachemira, Gilgit-Baltistán, Ladakh, Jammu y Pir Panjal.
Una Jammu Cachemira libre, independiente, laica y socialista – basada en una federación voluntaria de todas sus nacionalidades – es la única solución que puede liberar a los pueblos de esta región de la esclavitud y la explotación.
Aprobado por el III Congreso Mundial de la LIS




