Entre el 13 y 14 de abril se reunió en Lima la ”VIII Cumbre de las Américas” que reúne desde 1994 a todos los mandatarios americanos. Esta cumbre convocada bajo el lema de la lucha contra la corrupción había llamado mucho la atención dado el veto del presidente peruano a la participación del gobierno venezolano. Finalmente Kucznyski renunció acusado de “corrupción”, Trump no asistió y la condena a Venezuela no tuvo lugar en el documento final…
Por eso, podemos llamarla sin temor, la cumbre de la crisis. Imagínese compañero, las máximas autoridades de cada país del continente se reúnen para debatir la “gobernabilidad democrática frente a la corrupción” en un país que un mes antes tiene que echar a su presidente, que era el convocante y anfitrión de la Cumbre, por ¡corrupto!; que tiene a uno de los genocidas más grandes de LA, Fujimori, libre gracias a una trapisonda non santa hecha para perpetrarse en el poder por el propio Kuczynski con el hijo Kenji Fujimori, que tiene además a un ex presidente preso (Ollanta Humala), otro huido del país (Toledo), otro imputado en coimas (Alan García) y a la principal política opositora Keiko Fujimori implicada con los “aportes” de Odebrecht.
Si hasta el propio Vizcarra, el anterior vice y actual presidente, tuvo que refugiarse como embajador en Canadá porque no pudo explicar los acuerdos para favorecer a determinadas empresas privadas en la construcción del Aeropuerto, cuando él era ministro de transporte. ¡Una cumbre contra la corrupción en un nido de corruptos! ¡El cinismo de los dirigentes capitalistas del continente no tiene medida!
La cumbre estuvo precedida de un ataque frontal del ex presidente PPK contra el gobierno de Maduro en Venezuela, al que no permitió, violando los propios estatutos de la Cumbre, participar en el evento, con el aval de EEUU y de nuestro presidente Macri entre los más entusiastas. Más allá de las enormes diferencias que nos separan del gobierno venezolano, su proscripción es un ataque a la nación venezolana, de manos de una organización totalmente funcional a los mandatos del imperialismo yanqui, que es el terrorista más grande del mundo.
Supuestamente se estaría violando la Carta Democrática del 2001, que era una de las excusas que tenían para proscribir a Cuba, hasta el año 2015, cuando una dura protesta de varios países convocantes obligó a integrarla nuevamente después de su expulsión de la OEA a principios de los ’60. Sin embargo esa Carta Democrática no se utilizó para vetar al golpista Federico Franco del Paraguay que terminó con el gobierno de Lugo, o al gobernante Juan Orlando Hernández, que arrebató la elección en Honduras a su opositor Nasralla, con un fraude escandaloso y matando a varias decenas de hondureños que salieron a protestar a las calles, para mencionar solo dos ejemplos recientes.
La Cumbre de las Américas fue una creación del ex presidente norteamericano Bill Clinton que la reunió en el año 1994 por primera vez con el objetivo de crear una zona de libre comercio en la región que beneficiará a los intereses yanquis, que en ese año habían concretado el NAFTA (tratado de libre comercio entre EEUU, Canadá y México).
Surgida como un organismo complementario de la OEA, funcional como ésta a los intereses norteamericanos, su historia no está exenta de las crisis políticas y contradicciones que cruzan al continente. Quizás una de las más recordadas fue cuando en el 2005 la Cumbre de Mar del Plata dejó a Bush y su comitiva pagando, al frustrarse su proyecto del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas). Era uno de los momentos en que la movilización antiimperialista cruzaba con fuerza América Latina y daba lugar al surgimiento del bolivarianismo, lo que fue usado por gobiernos y distintas burguesías de la región para negociar con cierto grado de “independencia” con el amo imperial.
Pasaron los años y esta nueva Cumbre tiene un componente mayor de gobiernos claramente neo liberales y de derecha, abiertamente pro yanquis, que en otras ocasiones. Se esperaba una mayor unidad de criterios para cerrar filas detrás del mandamás del norte. Sin embargo, no logran sacar una declaración contra Venezuela, Pence fracasa en obtener una declaración de apoyo al bombardeo de Trump a Siria, ocurrido en el transcurso de la Cumbre, sacan 50 y tantos puntos contra la corrupción, en los que nadie cree, porque gran parte de los gobernantes presentes afronta crisis por manejos corruptos (Odebrecht mediante) y hasta el propio Trump es muy cuestionado en EEUU porque está acusado de aceptar la colaboración rusa para ganar la elección que lo llevó a la presidencia.
Por su puesto sus medidas contra la corrupción no buscan investigar a fondo sobre las responsabilidad de empresas y funcionarios en casos que están saltando cada vez con mayor frecuencia. La corrupción es algo estructural e inmanente a este sistema capitalista en crisis al cual cada uno de estos presidentes defiende. En todo caso detrás de tal o cual medida, con la excusa de investigar y hacer justicia, muchas veces se encuentran políticas para utilizar el aparato judicial según le convenga al gobierno de turno, con resoluciones que tienen un carácter que avanzan sobre las libertades democráticas del conjunto tales como “fiscalizar el financiamiento de organizaciones políticas y de campañas electorales” .
La crisis política de los representantes del capitalismo americano
Una cumbre desteñida, sin fuerza, un espectáculo pobre que reunió a los presidentes de todo el continente, mostrando la crisis que atraviesan los regímenes capitalistas de esta parte del planeta. Tan pobre que hasta el propio Trump, con la excusa de las crisis Siria, decidió no ir. Mandó a su vice Pence con la novedad de que es la primera vez que un mandatario norteamericano falta a una cumbre que es hija de la arquitectura política de su propio imperio.
Capítulo aparte merecen las “protestas” de Cuba, Bolivia y algunos otros países contra la proscripción unilateral e inconsulta de Venezuela. A diferencia del 2015 en el que varios países plantearon que no asistirían a una nueva cumbre si no era admitida Cuba, esta vez se contentaron con protestar sobre el atropello. Mostrando la crisis y debilidad de corrientes políticas y gobiernos que se auto titulan anti imperialistas.
La inutilidad de la cumbre para los objetivos imperiales fue tan evidente que hasta diarios imperialistas como el New York Times, reflejando la crisis política en las que se mueve el espectro, publican artículos que titulan “No más cumbres, por favor”. Es que justamente la cumbre reflejó con claridad la crisis política que atraviesan tanto los representantes del imperialismo, los que en nuestros países dependientes defienden sus intereses, como la de aquellos que han cuestionado total o parcialmente la dominación imperialista y han sido incapaces de llevar la pelea hasta el final. Mostró la debilidad de las nuevas construcciones electorales de derecha, de los restos del bolivarianismo, y la necesidad de construir una alternativa política distinta para los pueblos de América, que tendrá que ser necesariamente anti imperialista, anti capitalista y de izquierda.
Gustavo Giménez