El gobierno de Daniel Ortega, histórico dirigente sandinista, decidió hacer una drástica reforma del sistema de jubilaciones. El contenido de esa política fue dictado por el FMI e incluye aumento en los aportes de trabajadores y una verdadera confiscación a los actuales (y futuros) jubilados. La ola de protestas no se hizo esperar y la represión oficial dejó más de 30 obreros y estudiantes muertos, centenares de heridos y abrió una espiral de crisis política. El dato de última hora es que el gobierno tuvo que anular las medidas. Triunfo popular.
El año que viene se van a cumplir 40 años de la revolución en Nicaragua que terminó con la siniestra dictadura de Anastasio Somoza. De la dirección política del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) queda poco y nada. La excepción es el actual presidente Daniel Ortega, máximo dirigente de la revolución y presidente desde el 2006 en ese país. La situación actual del país, la política de normalización capitalista que encabeza el FSLN (con una hoja de ruta idéntica a Temer o Macri), desató una situación de final abierto en el país. Pese al relato de sobre-actuado antiimperialismo, el actual gobierno habilitó antes de estas medidas anti-obreras contra las jubilaciones, un plan de entrega fenomenal de las riquezas naturales del país al saqueo y la depredación de corporaciones multinacionales. Opera como marco un Tratado de Libre Comercio con EEUU que profundizó el carácter semi-colonial de esta nación y además se aprobó por iniciativa sandinista un permiso de patrullaje naval yanqui en costas nicaragüenses. Además de esto, hay que sumar la relación de privilegio con China, potencia capitalista con la que Ortega acordó la construcción de un gran canal interoceánico, que va a provocar una catástrofe socioambiental. En síntesis: la orientación del sandinismo es de un neoliberalismo tardío, pero implacable contra el pueblo nica.
Enterradores de la revolución
El dictador fascista Somoza fue echado del poder en 1979 a partir de una insurrección de carácter popular impresionante que desmanteló el ejército burgués y planteó la posibilidad de una expropiación general de la burguesía y el imperialismo. La adhesión de masas en toda Centroamérica y la reciente derrota en Vietnam que tenía al imperialismo yanqui a la defensiva, colocaba una relación de fuerzas a favor de profundizar la revolución con sentido interno anti-capitalista, y hacia fuera de expansión regional empalmando con el ascenso creciente en El Salvador.
Sin embargo, el FSLN hizo lo opuesto. Con la intervención política de Fidel Castro, usando toda la autoridad y el prestigio de la revolución cubana, pero como correa de transmisión de la política de la URSS, los sandinistas mantuvieron la propiedad capitalista y buscaron pactar con sectores de la tradicional burguesía oligárquica del país. Así en lugar de desmantelar el Estado y reorganizar todo apoyados en la movilización permanente del pueblo, el FSLN formó el llamado Gobierno de Reconstrucción Nacional junto a representantes burgueses como Violeta Chamorro, entre otros. De esta forma, la burguesía que había perdido el poder y su ejército por la insurrección de masas, volvía a gobernar con los sandinistas por consejo de Castro y el PC cubano. Se formó un nuevo ejército burgués y el FSLN respetó la propiedad imperialista y la mayor parte de la propiedad terrateniente. Siguió la sumisión al FMI y los bancos extranjeros, aceptando el compromiso de pagar la deuda fraudulenta de la dictadura. El resultado fue que en 1990 el FSLN perdió las elecciones en el marco de un régimen democrático-burgués clásico con la aliada que contribuyó a resucitar: Violeta Chamorro.
Una segunda oportunidad
En el marco de la “ola bolivariana” en 2006 el FSLN con Ortega a la cabeza vuelve a ganar las elecciones. En 2011 es reelecto y otra en 2016 se presenta a elecciones proscribiendo a la oposición. Desde el retorno sandinista, el curso político fue a derecha en el contenido de clase de sus medidas. Con el apoyo chavista en materia de petróleo, aliado declarativo del progresismo continental, sin embargo aplicó una política categóricamente pro-capitalista y anti-popular:
*Integró al gobierno ex somocistas y selló acuerdos con terratenientes y la iglesia
*Endureció la penalización el aborto
*Reprimió (antes de la actual coyuntura) movimiento huelguísticos de mineros, cortadores de caña y otros sectores obreros.
*Habilitó la presencia de multinacionales con ventajas legales e impositivas para el despojo de bienes comunes del país
*El FMI y el Banco Mundial, co-gobernaron con Ortega todos estos años
*Manipuló la Constitución y estableció la reelección presidencial indefinida
En paralelo, los Ortega se transformaron en multimillonarios. El sandinismo, como proyecto reformista-posibilista desde sus inicios, aconsejados por el estalinismo cubano, se transformó directamente en una fuerza burguesa, pro-imperialista, reaccionaria y represora de las protestas sociales. El pueblo nica entonces, tiene la tarea de retomar las causas de la Revolución del 79.
Ayer y siempre: con el pueblo nica, contra terratenientes, capitalistas y el imperialismo
La corriente socialista a la que pertenece nuestro partido, el MST de Argentina, es la más importante vertiente trotskista de Latinoamérica. En vida de su fundador, Nahuel Moreno, intervino en la revolución nicaragüense con un alto ejemplo de internacionalismo obrero y antiimperialista. Desde Colombia, donde Moreno permanecía exiliado debido a la dictadura genocida en nuestro país, promovió la formación de una brigada combatiente que apoyó la lucha revolucionaria contra Somoza: la gloriosa Brigada Simón Bolívar. Después de participar en combates contra el ejército del dictador, la Brigada liberó la ciudad de Bluefields y se dedicó a apoyar la autoorganización obrera y popular, colaborando en la formación de decenas de sindicatos y comenzando a construir un partido revolucionario en Nicaragua con una política internacionalista independiente y crítica de la dirección del FSLN. Esta Brigada fue expulsada del país por la dirección sandinista (a pesar de las movilizaciones de apoyo que recibió en el país) y entregada a la policía panameña de Torrijos que torturó a varios de sus integrantes. La Brigada tuvo 3 bajas en combate. Es una página heroica de nuestra historia como corriente revolucionaria. Hoy seguimos apoyando al pueblo nica en su lucha contra el gobierno de Ortega. Planteamos la necesidad de una salida a favor del pueblo, con la huelga general y un plan de emergencia que haga pagar la crisis a la oligarquía y los capitalistas amigos del sandinismo. Más que nunca hace falta construir una fuerza política antiimperialista, anticapitalista e internacionalista en Nicaragua. Nuestra confianza en las generaciones obreras y de estudiantes de relevo que están luchando contra el plan de ajuste ahora. Nuestra total solidaridad militante con esas masas incansables. Somos optimistas con base en la realidad concreta. El triunfo del pueblo nica movilizado es la prueba irrefutable de que hay perspectiva para el 99 % en Centroamérica.
Mariano Rosa