La IVº Internacional reafirma su solidaridad con todos los civiles bombardeados, masacrados, torturados, hambrientos y desplazados de Siria, su solidaridad con las fuerzas democráticas y progresistas que siguen defendiendo las aspiraciones de una insurrección heroica. Siete años después del inicio del levantamiento popular sirio, transformado progresivamente en guerra mortífera con un carácter internacional, la situación en el país es catastrófica a todos los niveles.
Probablemente más de medio millón de muertos y desaparecidos, de los cuales el 80% han muerto a manos de las fuerzas armadas del régimen y sus aliados. Más de 6 millones de habitantes han huído allende las fronteras y 7,6 millones son desplazados en el interior del país, sobre una población de 22,5 millones de habitantes en junio de 2011. Más del 80% de la población vive bajo el umbral de pobreza. El Banco Mundial estimaba en junio de 2017 que aproximadamente un tercio de todos los inmuebles y casi la mitad de los edificios escolares y hospitalarios de Siria han sido dañados o destruidos.
¡Contra el régimen de Assad y sus aliados, primer componente de la contrarrevolución !
La IVº Internacional condena de nuevo la barbarie del régimen despótico de la familia Assad y de sus aliados, simbolizado a principios de 2018 por su ofensiva sobre Guta Oriental, cerca de Damasco. Las ofensivas militares y los bombardeos del régimen de Assad contra civiles, incluidos los ataques con armas químicas, continuan en distintas regiones que escapan al control del régimen de Bachar al-Assad. Desde 2015 éste, que estaba entonces acorralado, no parece dejar de reforzarse y multiplica la reconquista de territorios con el apoyo de sus aliados rusos e iraníes, así como de el Hezbollah libanés. Actualmente, el régimen de Assad controla aproximadamente el 60% del territorio y más del 80% de la población.
Es en este contexto que los Estados que intervienen en esta situación, con agendas políticas y económicas muy diversas, cuando no contradictorias, pero que han bombardeado y contribuido sin excepción a la destrucción de Siria, plantean ya la cuestión de la reconstrucción, cuyo coste se estima hoy en más de 350.000 millones de dólares. Para Assad, sus allegados y los hombres de negocios ligados al régimen, la reconstrucción se contempla como un medio para consolidar los poderes ya conquistados y de asentar de nuevo su dominación política, militar, securitaria y económica, procediendo a su vez al desplazamiento forzoso de población. Este proceso reforzaría, por lo demás, las políticas neoliberales de un régimen que, fuertamente endeudado, no tiene la capacidad de financiar por sí mismo la reconstrucción.
Los Estados aliados del régimen sirio, en particular Rusia e Irán, tras haber participado en los peores crímenes de guerra, pero también China, se sitúan en primera línea para aprovechar económica y estratégicamente la reconstrucción.
Los jihadistas y las fuerzas fundamentalistas islámicas pierden terreno, pero mantienen la capacidad de seguir haciendo daño
Los jihadistas del Estado islámico (EI o « Daesh ») han perdido la mayoría de ciudades y centros urbanos sirios e iraquíes que ocupaban. Tan sólo regiones fronterizas aisladas entre Iraq y Siria siguen actualmente bajo control del EI, además de algunas bolsas en territorio sirio. Otras organizaciones jihadistas y salafists, a veces opuestas al régimen de Assad al tiempo que reprimen a las fuerzas democráticas, también han perdido terreno.
Sin embargo, la pérdida por dichas organizaciones de vastos territorios no significa el fin de su existencia y de su capacidad de golpear mediante ataques terroristas.
La IVº Internacional reafirma su oposición a dichas organizaciones ultrareaccionarias, que constituyen otra vertiente de la contrarrevolución. No debemos olvidar jamás que su ascenso frente a las fuerzas democráticas de la insurrección se debe tanto a las maniobras del régimen sirio, que busca legitimar su represión sin límite a ojos del mundo, como a la intervención de financieros y consejeros militares de otros Estados de la región. Debemos poner en primer plano la necesidad de atacar la fuente de su desarrollo : los regímenes autoritarios de la región que reprimen toda forma de resistencia democrática y social, las intervenciones extranjeras regionales e internacionales y las políticas neoliberales que empobrecen a las clases populares.
El PYD atacado, los Kurdos amenazados
En enero de 2018 el ejército turco, apoyado por milicias islamistas y reaccionarias de la oposición armada siria, lanzó una vasta ofensiva aérea y terrestre contra la provincia de Afrin, al noroeste de Siria, de población mayoritariamente kurda y controlada por el Partido de la Unión Democrática (PYD) y sus Unidades de Proteción del Pueblo (YPG). Esta región está actualmente ocupada por fuerzas del ejército turco y de las milicias sirias a sueldo de aquél, que continúan las violaciones de los derechos humanos y los desplazamientos forzosos de las poblaciones.
La operación militar turca contra Afrin en Siria y la derrota inflingida por el gobierno iraquí en el resultado del referéndum de independencia organizado por las autoridades barzanistas en el Kurdistán iraquí en octubre de 2017, muestran de nuevo que las potencias internacionales y regionales no están dispuestas a ver realizadas las aspiraciones nacionales o autonomistas kurdas. Es evidente que el apoyo de Moscú y Washington a las YPG en distintos periodos, así como el apoyo de los YPG a la campaña aérea y militar rusa en apoyo al régimen de Assad lanzada a finales de septiembre de 2015 en torno a Alep, no han impedido la agresión militar de Ankara contra Afrin. En su huída hacia delande dictatorial, el presidente turco Erdogán quiere aplastar al pueblo kurdo y cualquier aspiración democrática en su país.
La IVª Internacional reafirma el derecho a la autodeterminación del pueblo kurdo, un derecha cuya realización puede adoptar, por lo demás, formas diversas en los distintos países de la región (como la independencia, el federalismo o el reconocimiento del pueblo kurdo como entidad depositaria de derechos iguales en el seno de un Estado). Saludamos el compromiso heroico de las fuerzas que están librando esta lucha contra las fuerzas oscurantistas, a pesar de que podemos expresar críticas más o menos fuertes de sus direcciones, en Iraq particularmente frente a la dirección de Barzani, pero también en Siria frente a las tácticas del PYD —aun siguiendo con vivo interés las experiencias emancipatorias que ha intentado en Rojava—. En cualquier caso, la solidaridad más amplia con el pueblo kurdo es necesaria contra la feroz represión que sufre en Turquía, Siria, Irak e Irán, represión asumida en la práctica por los Estados europeos.
¡Solidaridad internacionalista con el pueblo sirio en todas sus componentes !
Todas las fuerzas contrarrevolucionarias, a pesar de su rivalidad, se agrupan para derrotar a la revolución siria.
- Ya sean las que apoyan al régimen de Bashar al-Assad (Rusia, Irán y sus milicias) y que están implicadas en graves crímenes de guerra.
- Los imperialismos americano y europeo, que se contentan con declaraciones de principios sobre la democracia pero que se han negado a permitir a los componentes democráticos del levantamiento defenderse, y también han bombardeado poblaciones civiles en nombre de la lucha contra el terrorismo.
- El régimen turco, que ha utilizado la revolución siria para aparecer como el dirigente de los « pueblos del islam » y se ha transformado en un ocupante de una parte del norte de Siria, donde ha bombardeado ciudates para combatir a las organizaciones kurdas.
- O aún los Estados del Golfo que apoyan financieramente a todos los movimientos y milicias ultrarreaccionarias en la medida en que sirven para sus objetivos.
- Y finalmente Israel, que, al permitirse los bombardeos selectivos en Siria con el objetivo de debilitar a Assad e impedir la expansión militar de Irán y de Hezbollah, de hecho la refuerzan políticamente.
En este contexto, la IVª Internacional hace un llamamiento a :
– Detener todas las ofensivas militares —lo cual significa que hay que utilizar todos los medios de presión para convertir en santuarios las últimas regiones que escapan al régimen, y donde se refugian cientos de miles de civiles desplazados—.
-Denunciar a continuación todas las intervenciones militares extranjeras, tanto las que se oponen a las aspiraciones de cambio democrático en Siria como las que adoptan la forma de apoyo a un régimen (Rusia, Irán, Hezbollah) o las que se reclaman « amigos del pueblo sirio » (Arabia Saudita, Qatar y Turquía, Estados Unidos, etc…). Las clases populares sirias en lucha por la libertad y la dignidad no cuentan con ningún Estado amigo en su combate… a pesar de que puedan intentar aprovechar las rivalidades interimperialistas para hacer avanzar sus propios intereses al tiempo que mantienen una independencia y autonomía políticas.
-A reafirmar nuestra oposición al régimen de Assad, a rechazar su relegitimación a nivel internacional, a no olvidar los crímenes de guerra, las decenas de miles de presas políticas todavía torturadas en las cárceles del régimen, los desaparecidos, refugiados, desplazados internos, etc… Un cheque en blanco a Assad y sus crímenes sería un nuevo abandono del pueblo sirio y de su insurrección heroica, e aumentaría sin duda el sentimiento de impunidad de todos los Estados autoritarios, permitiéndoles aplastar a su vez a sus poblaciones si éstas se rebelasen. A su vez, todos los actores que hayan cometido violaciones de los derechos humanos contra civiles deben ser castigados por sus crímenes.
La memoria y las experiencias políticas del proceso revolucionario sirio deben servirnos ya para (re)construir las resistencias, en las que los numerosos activistas en el exilio jugarán un papel. El movimiento de solidaridad internacional tiene la responsabilidad de ayudar al desarrollo de tales redes. Hay que recordar los objetivos originales del levantamiento popular sirio por la democracia, la justicia social y la igualdad, contra todas las formas de racismo y de confesionalismo religioso.
En esta perspectiva, es urgente promover todos los esfuerzos que, en todo el mundo, se proponen recrear una verdadera solidaridad internacional y progresista, denunciando a todas las potencias imperialistas internacionales y regionales sin excepción. A su vez, debemos oponernos a las políticas neoliberales y securitarias, a las políticas racistas e islamófobas, en particular las políticas criminales de cierre de fronteras de los Estados europeos, que han transformado el Mediterráneo en un vasto cementerio para las personas que huyen de las guerras, las dictaduras y la miseria. Los refugiados sirios tienen el derecho de ser acogidos en condiciones dignas en los países que elijan
¡La solidaridad internacional con las clases populares sirias es más necesaria que nunca !
Declaración aprobada por unanimidad en el Buró Ejecutivo de la IV Internacional el pasado 3 de junio