Legalizando la barbarie
En la madrugada del 19 de Julio el Estado Sionista de Israel sumó un nuevo capítulo a su sangrienta historia de racismo, fanatismo y muerte. En una ajustada votación de su Knesset (Parlamento) impuso el concepto de “Estado judío”, estableciendo entre sus leyes fundamentales la diferencia religiosa y racial como fundantes de derecho, violentando los derechos de otros pueblos y religiones y fortaleciendo su política colonizadora violenta sobre los territorios Palestinos.
El beneplácito de Trump y EEUU al establecimiento de Jerusalén como capital y este salto a la confirmación de una teocracia agresiva y racista son un llamado de atención, no solo para el sufrido pueblo palestino, sino para todos los pueblos del mundo.
Se vuelve a colocar con fuerza la necesidad de desmontar ese Estado militar y fanático para darle paso a una reorganización democrática y laica de una Palestina libre donde puedan convivir pacíficamente todos los pueblos y religiones, como lo hacían antes de la creación del Estado artificial de Israel.
¿En qué consisten los cambios en la legislación israelí?
La votación del parlamento, impulsada por el sector más reaccionario del movimiento Sionista, el gobernante partido Likud, establece una diferenciación religiosa y racial a aquellos que pertenecen al “pueblo judío” por sobre las otras identidades culturales, nacionales y religiosas que existen al interior del Estado de Israel. Implementa el idioma hebreo como idioma oficial, degradando el árabe que hasta este momento mantenía el mismo estatus. Legaliza la colonización y el avance sobre los territorios palestinos, señalando que «el Estado considera el desarrollo de asentamientos judíos como un valor nacional y actuará para estimular y promover su establecimiento y su consolidación»[1] lo cual habla de un fortalecimiento de la agresión contra el pueblo palestino y un salto en el proceso de expulsión territorial.
En pleno siglo XXI, el Estado de Israel avanza en fundamentar su existencia en una explicación religiosa y en justificar a partir de la misma la barbarie a la que somete al Pueblo palestino. Netanyahu, premier Israelí y representante de los sectores más reaccionarios del Sionismo justifico la aprobación de esta ley señalando que «una mayoría absoluta quiere asegurar el carácter judío de nuestro Estado para las generaciones futuras”[2]. Sin embargo esa “Mayoría absoluta” no fue tal en el parlamento, que obtuvo una ajustada votación de 62 a 55 contando con el rechazo no solo de los parlamentarios árabes israelitas sino también de sectores del propio sionismo.
El titular de la Lista Árabe Unificada, el legislador Ayman Odeh, advirtió que “la separación, la discriminación y el racismo fueron consagrados por ley. Se trata de una ley de superioridad judía que discrimina a más del 20% de los ciudadanos del país, y fue diseñada para enfrentar, dividir, menospreciar y continuar la incitación del gobierno de Netanyahu. Ésta es una tiranía de la mayoría que quiere pisotear a la minoría. El Gobierno ha perdido toda vergüenza y dignidad, deja a la vista su hipocresía y demuestra que, para sus integrantes, la palabra democracia no es digna siquiera de ser escrita”[3].
Sectores del Sionismo Opositores a Netanyahu lo acusan de provocar con estas medidas una movida electoral, lo cual no quita el nivel de perversidad política a la movida, pero si habla de que lejos de tratarse de una postura hegemónica es bastante debatida y controversial hacia el interior mismo de Israel.
Un aspecto que creemos fundamental señalar, tiene que ver con el rol de agente del imperialismo en la región que ha jugado y juega el Estado Sionista de Israel, lejos del “nacionalismo” que se le imputa, es la muestra más patente de la artificialidad de un Estado cuyo primer objetivo es facilitar el dominio imperial en una zona del mundo históricamente conflictiva y combativa. El supuesto “nacionalismo” judío no es más que una brutalidad hacia los sectores más débiles del pueblo Árabe y su contraparte es un servilismo total a los planes del los sectores de poder a nivel internacional.
De víctimas a victimarios: el origen sangriento del Estado Sionista de Israel
Hay una larga lista de causas y procesos históricos que hacen que la votación llevada adelante en el parlamento israelí no sea un rayo en cielo sereno y sería imposible contenerlas en un solo artículo, por lo que nos remitiremos a algunos aspectos de la conformación del Estado de Israel y de la posición consecuente de nuestra corriente en relación a esa política del Sionismo y el imperialismo, que sigue escribiendo páginas sangrientas en la historia.
En 1947, la ONU autorizó el pedido, impulsado por Inglaterra, de la creación de dos Estados en el que hasta ese momento era el Estado Palestino (con un control territorial Inglés) . Este proyecto fue rechazado abiertamente por la mayor parte de los gobiernos de la región, fundamentalmente por los pueblos que venían protagonizando procesos anti coloniales que pretendían sacudirse el control del imperialismo en la zona y veían, con razón, que la jugada perseguía la instalación de un enclave imperial.
Al interior del judaísmo, había crecido y ganado influencia el Sionismo, una corriente que propagandizaba la idea de que el pueblo Judío era el elegido por Dios y que uno de sus objetivos era el retorno a la “tierra santa” de Sion (monte ubicado en las afueras de Jerusalén). Aprovechando las persecuciones, progroms y fundamentalmente el genocidio Nazi, se propició la inmigración masiva a las tierras palestinas en diferentes oleadas, para fundar finalmente en 1948 el Estado de Israel. Estado que inmediatamente enfrentó militarmente a sus “vecinos” árabes y se apropio de nuevos territorios que no estaban contemplados en el “acuerdo” de Naciones Unidas.
La creación del Estado de Israel se consolidó en base a la limpieza étnica del pueblo palestino y la implementación de un régimen de guerra y expansión permanente, financiado y armado por los principales países imperialistas y “amparados” en la victimización del sufrimiento ante el nazismo, las clases dirigentes del sionismo se transformaron en victimarios.
En ese origen sangriento y en su carácter de instrumento del imperialismo, hay que buscar entonces, a explicación a estas leyes del presente.
Destruir este Estado genocida, una necesidad más urgente que nunca
Es por este trayecto de sangre, por su función de enclave imperial y por su presente de teocracia racista que nuestra corriente siempre sostuvo la necesidad de desmontar el Estado de Israel, de demolerlo para construir en su lugar una república Palestina libre y laica, por supuesto en el camino de la transformación socialista. Lejos de ser un planteo “anti judío” esta consigna refleja una necesidad no solo de los pueblos palestinos sino de la propia clase obrera israelí y así lo señalaba el dirigente de nuestra corriente Nahuel Moreno “la izquierda sionista me acusa de antisemita, sobre todo porque sostengo que es necesaria la destrucción del Estado sionista. Como marxista, parto de la base de que el proletariado de una nación que explota y oprime a otra, como Israel a los árabes y palestinos, no puede liberarse. La clase obrera judía es heredera de una gloriosa tradición en la lucha de clases: el camino del proletariado occidental, incluido el argentino, esta sembrado de una multitud de heroicos luchadores judíos. Pero ese proletariado no podrá seguir hasta el fin, ni reverdecer y superar su gloriosa tradición, mientras no se ponga de parte de los palestinos y los árabes, que son reprimidos, perseguidos, y esclavizados por el Estado de Israel.”
La actual coyuntura internacional, de crisis y guerras comerciales recoloca la necesidad de desmontar las herramientas mas bestiales del imperialismo. Ante este nuevo paso a la barbarie del Estado de Israel, reafirmamos nuestro lugar de lucha junto al pueblo Palestino, por su derecho a la vida y la libertad y por un mundo libre de explotación, miseria y fanatismo capitalista.
Martin Carcione
[1] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-44891254
[2] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-44891254
[3] http://itongadol.com/noticias/val/110973/se-aprobo-la-ley-que-establece-que-el-estado-de-israel-es-el-hogar-nacional-del-pueblo-judio.html