Los miles de centroamericanos desempleados, azotados por el crimen organizado, hartados de la inestabilidad política y la sumisión de sus gobernantes al imperio, en busca de comida, trabajo y un mejor futuro se dirigen al corazón del capitalismo a buscar ayuda. Todas las autoridades que se encontraron con la caravana, presionados por los incendiarios tweets y comentarios de Trump, intentan detenerlos, pero hasta ahora ni la represión, ni las amenazas del xenófobo gobernante yankee logran detener a estos miles de personas decididas a llegar a EE. UU.
La travesía
El pasado 12 de octubre, entre dos mil y tres mil personas emprendieron una larga marcha desde San Pedro Tula – Honduras, cruzaron por Guatemala donde se le sumaron miles de centroamericanos más, para el viernes 19/10 alcanzaron la frontera sur de México (Estado de Chiapas) donde se vivieron unos momentos muy intensos al encontrarse con la frontera taponada por un contingente de policías. Cientos se arrojaron del puente fronterizo al río para cruzar nadando y en balsas, tras horas de forcejeos e insistencia a pesar de que estaban siendo recibidos con gases lacrimógenos, la caravana tiró los portones y superaron la barrera policial. Al grito de “no somos criminales, somos trabajadores internacionales”, más de siete mil personas (de los cuales 1500 son niñxs y 2400 mujeres) continuaron el éxodo cruzando por las ciudades de Chiapas, fueron bien recibidos por la población mexicana, quiénes se solidarizaron compartiendo alimentos, agua y hasta transporte, un joven murió al caer de un vehículo encima del cuál viajaba.
Llegando al Estado de Oaxaca, la policía nuevamente intento impedir la continuidad de la caravana, a pesar de la represión les migrantes atravesaron la barrera policial camino a la ciudad de Tehuantepec. Peña Nieto ofreció atención médica, empleo momentáneo, documentación provisoria y escuela a fin de que se detengan en un lugar, pero les migrantes no aceptaron eso, ni tampoco los albergues y transportes estatales ya que temen ser engañados y deportados hasta sus países, por ahora piensan llegar hasta la Ciudad de México, capital mexicana, ahí pretenden hablar con parlamentarios, con el presidente actual y con el entrante AMLO.
El rol de México y EE UU.
En 2013, 1296 personas solicitaron asilo en México, en 2017 la cifra ascendió a casi 15.000 solicitudes, de éstos 9 de cada diez son de Honduras, el Salvador y Guatemala. En 2017 fueron otorgados, apenas, 1907 permisos de permanencia, apenas el 13%. La alta cifra de migrantes se debe a la crisis completa en estos países. De todos, la peor situación la sufre Honduras por los antecedentes de golpe de estado, fraude electoral y actualmente un régimen autoritario. En estos países no existe fuente de empleo, el negocio propio es atacado por las organizaciones criminales, los altos costos hacen que comer sea un lujo, esta gente entiende que en sus países no encuentran salida.
Por estos antecedentes en la experiencia vivida es que miles se autoconvocaron por las redes sociales, es un fenómeno espontáneo, sin organización ni partido dirigente, busca encontrar una salida a la crisis, la propia experiencia de estas personas hace que no confíen en ninguna autoridad gubernamental, se los ve firme en su intención de llegar a Norteamérica y no es casualidad que sea ése el destino.
Lo evidente es que la crisis sistémica del capitalismo se exacerba cada vez más, demostrando su incapacidad por brindar calidad de vida al conjunto de la humanidad, peor para el decadente imperialismo yankee éste fenómeno-consecuencia que surgido de países semicoloniales se le quiere meter dentro, de hecho, el fantasma de los migrantes ya se siente en EE UU, principalmente Trump que no ha dejado de bombardear contra los migrantes, los acusa de criminales, que son terroristas de oriente medio, que los organiza el Partido Demócrata junto con la izquierda y el gobierno de Venezuela, todo esto dice atendiendo a que el 6 de noviembre hay elecciones intermedias en EE. UU., le sirve para polarizar más la sociedad, alentar la xenofobia y presionar al PD a unir fuerzas para recrudecer las leyes migratorias.
Además, Trump amenazó con recortar la ayuda económica a las tres naciones de las que procede la caravana, criticó a las fuerzas represivas mexicanas por no detener la marcha, advirtió lo que por ahora parece irrealizable1; militarizar la frontera sur de EE UU con México para no permitir la entrada a su país ya que se trata de una “emergencia nacional” y recordó a sus seguidores la pendiente tarea de construir el muro antinmigrante.
Que migren los gobernantes, que el pueblo decida cómo resolver la situación
En primer lugar, defendemos el derecho a migrar de cualquier persona, los trabajadores no tenemos frontera y ningún ser humano debe ser ilegal, pero al tratarse de una migración forzada decimos que deben migrar los gobernantes, son ellos quienes se someten a la política imperialista y provocan el hambre de millones, por eso que se vayan ellos, que el pueblo se quede en su lugar y decidan democráticamente como salir de la crisis.
Un paso importante principalmente en Honduras y también en Centroamérica sería convocar a asambleas constituyentes para refundar cada país sobre nuevas bases económicas y políticas, para que el pueblo decida cómo usar el dinero público, que se invierta en desarrollo industrial estatal y crear fuentes de trabajo para todxs, garantizar salud y educación, controlar el precio de los productos de la canasta básica y buscar una economía independiente y solidaria entre las naciones oprimidas rompiendo todos los acuerdos desiguales y apelando a la cooperación desinteresada, que se respete el derecho a la autodeterminación de los pueblos originarios y que la tierra esté en manos de quienes la trabajan, no de terratenientes, sólo con estas medidas podemos iniciar el tránsito hacia otra sociedad, garantizando la convivencia de pueblos enteros sin que ninguno oprima a otro, este tipo de medidas impulsamos en nuestra corriente internacional.
Carlos Mareco
1: Digo que parece irrealizable porque actualmente las fuerzas armadas norteamericanas no pueden involucrarse en asuntos civiles internos, la represión interna debe hacerse por la policía yankee que de hecho ya se encuentra en la frontera sur. El uso interno de militares debe ser aprobado por el Congreso. Igual, podemos esperar que suceda cualquier cosa.