Venezuela: A 30 años del “Caracazo” aun sangramos por la herida

27 de febrero de 2019.- Hoy 27 de febrero, se cumplen 30 años desde que en 1989 el pueblo venezolano protagonizó una rebelión popular. En la actualidad atravesamos la amenaza de una intervención extranjera con EE UU a la cabeza, cabalgando la situación de precariedad en la que vive una parte importante de la población venezolana, causada por las medidas del gobierno de Nicolás Maduro y el arrinconamiento de las “libertades democráticas” por parte de estos dos sectores reaccionarios.

La oposición de derecha, sobre todo los de la extinta MUD, hoy agrupada alrededor de la figura de Juan Guaidó del partido Voluntad Popular, pretende avanzar en un “Golpe de Estado” a un gobierno que ya es ilegitimo y que tiene el repudio y rechazo de la inmensa mayoría del pueblo venezolano. (Es como se diría en buen lenguaje caraqueño “Es golpear a un lisiado”. “Es pelear con un caído”. Es llevar la “partida robada”).

En el fondo, Maduro y Guaidó son parte de una estructura de Poder que es funcional al Capitalismo. La disputa entre ellos, está relacionada al sector imperial que privilegiarán en la entrega de los recursos de Venezuela, recursos que serán “vendidos” a “precio de desesperación”.

Mientras esta disputa sucede entre ellos, los trabajadores son quienes han llevado todo el peso de una crisis provocada por la burguesía tradicional y  por la “burguesía bolivariana” que emergió con el manejo de los recursos del país a su antojo desde el Poder. Ambos son caras del desfalco a la nación, y en algunos casos, han sido hasta socios en los tiempos en los que “las vacas estaban gordas”. 30 años después en Venezuela tenemos a una lumpen burguesía que se fortaleció en el periodo Chávez-Maduro de manera exponencial, a la vez que los burócratas del Estado se constituyeron en una casta de nuevos burgueses. Hoy los trabajadores y el pueblo pobre padecen el más brutal de los ajustes, el retroceso total en conquistas arrancadas en años de lucha, la escasez de alimentos y medicinas y, sobre todo, la precarización absoluta de la vida. Totalitarismo, chantaje y represión acompañan el calvario.

Del 27F a esta parte

Febrero del 89 fue el momento en el que se marcó un punto de inflexión en lo que se conoce como Cuarta República o el periodo en el que la burguesía, fundamentalmente la norteamericana, estaba muy bien representada en el partido socialdemócrata de Acción Democrática (AD) y del socialcristianismo COPEI cada uno con sus partidos satélites, donde la izquierda campista de hoy tendría que hacer un balance de su actuación durante ese periodo.

Para mantenerse 40 años en el Poder, la derecha tradicional, la que hoy es la cara de una intervención militar en Venezuela, vendió el país a precio de “gallina flaca”.  Privatizaron las principales empresas básicas y de servicio del país y después del famoso “viernes negro” (1983) la población venezolana se empobreció de manera acelerada. El Caracazo fue la respuesta de las masas en contra del ajuste capitalista impuesto en ese entonces el FMI. Justo cuando caía el muro de Berlín.

Pero del otro lado del capitalismo está la izquierda campista, la misma que en febrero de 1989 no estuvo a la altura de la rebelión popular, la misma izquierda campista que apoyó al fiel representante de la burguesía, Rafael Caldera y ayudó a que llegara al Poder, la misma izquierda campista que en el periodo de Chávez se dedicó a aplaudir como foca y a convertirse en muchos casos en los tarifados de la revolución del siglo XXI o la revolución bolivariana (me imagino largas disertaciones sobre el apellido de la revolución). Quienes  se dedicaron a ser satélites de un gobierno nacionalista burgués. Fueron los mismos que les dieron la bienvenida a los “revolucionarios cubanos”, expertos en confiscación de la participación y el protagonismo de los trabajadores y el pueblo. Fueron los que le tendieron la mano a los falsos progresismos mientras desdibujaban el papel de la clase obrera en centrales absurdamente patronales estatales. Fueron los que les chuparon medias a Lula mientras traicionaba a los trabajadores brasileros y se abrazaba con grandes empresas, en la que Odebrech jugó un importante papel en el desfalco a los fondos públicos de varias naciones. Esa es la misma izquierda campista que defiende a Ortega mientras reprime a quienes se le enfrentaron a sus medidas de aumentar la edad de jubilación y de imponer las medidas del FMI. Es la misma izquierda campista que no escatima esfuerzos para apoyar al gobierno de Maduro. Que su “anti intervencionismo” le llega solo para decir que saquen sus manos de Venezuela a la intervención estadounidense; pero que ponen sus propias manos para que China, Rusia o Turquía se apoderen de los recursos naturales, de las riquezas, de la tenencia de las empresas, de la vida de los trabajadores llevándolos a ser mano de obra total y absolutamente precarizada y semi esclava.

Marea como parte de Anticapitalistas en Red ante el desafío que se nos presenta

El Caracazo y sus consecuencias son solo una pequeña parte de lo que sucede a nivel mundial cuando los trabajadores nos levantamos en contra del sistema, en contra del capital. Como bien la describió Trotsky,  la tragedia de la humanidad es su crisis de dirección política revolucionaria mundial.

Luchar contra el capitalismo y de  las direcciones burocratizadas que son igualmente capitalistas, patriarcales y proimperialistas, es la tarea y el desafío que Marea Socialista se plantea como parte de Anticapitalistas en Red.

Somos parte de los millones que en el Mundo se levantan y luchan. Somos los chalecos amarillos en Francia, los profesores en Estados Unidos, las mujeres contra el patriarcado y el machismo, somos los que en Turquía enfrentan a un dictador como Erdogán, somos los miles de argentinos que se levantan contra las medidas de Macri, somos los que en Nicaragua enfrentan a Ortega, somos los que defendemos la autonomía catalana, somos quienes luchan en Chile, quienes en Brasil enfrentan al Bolsonaro al que el lulismo le abrió todo el espacio, los que acompañamos las revoluciones democráticas en la denominada primavera árabe, somos todos los trabajadores y el pueblo oprimido que se levanta contra el sistema capitalista.

Y también somos de los que en Venezuela nos oponemos al intervencionismo militar imperialista de la mano de una derecha proinjerencista y que enfrentamos a Maduro que está al frente de un  gobierno totalitarista, capitalista y corrupto.

Zuleika Matamoros