Cuando escribo esta nota, el 7/04/10, el CNE (Consejo Nacional Electoral) no solo que aún no emite el informe de los resultados electorales del proceso convocado el 24/03/19, sino que, al contrario, acaba de convocar nuevas elecciones en 5 provincias del Ecuador, por inconsistencias numéricas (fraude).
Estas elecciones marcan una experiencia funesta para la misma democracia burguesa que vuelve a repetir los errores que ocasionaron la desintegración del régimen, que termino pulverizando la credibilidad de las instituciones del Estado y permitieron la convocatoria a la Asamblea Constituyente del 2007. (10 Presidentes en 10 años 1996-2007)
La restauración conservadora que asola Ecuador, ha logrado en cerca de 2 años, volver a des institucionalizar el Estado, mediante una serie de medidas inconstitucionales que inclusive determinaron que el país inicie una serie de reformas sin la aprobación del Tribunal Constitucional, que fue cesado ilegalmente por el Concejo de Transición de Participación Ciudadana, nombrado a dedo por Moreno, lo que, inclusive, ha sido objetado por observadores internacionales (OEA), que califican esta resolución del presidente y las élites como ilegal e ilegítima.
Cabe señalar que la restructuración ilegitima del Estado, ha permitido al gobierno cesar en sus funciones al Fiscal de la Nación, Tribunal Constitucional, concejo de la Judicatura, Contraloría del Estado, Procuraduría de la Nación, Asamblea Nacionalice., etc., etc….
Es necesario señalar que en la dirección de estas funciones se colocó a personajes caracterizados por sus vínculos con la derecha del país, cámaras de la producción y elementos muy cercanos a los partidos de derecha de manera especial el PSC, que pasó a controlar de forma ilegítima la mayoría de las funciones del Estado, las que se utilizan, como el caso de las últimas elecciones para montar fraudes evidentes que han originado por la presión ciudadana, a convocar nuevas elecciones en varias provincias del país.
Si la desconstrucción del régimen se expresa en este caos institucional, el gobierno ha tomado una serie de medidas que se convierten poco a poco en una olla de presión que comienza a dar señales ebullición, especialmente por la presión de los sectores pobres de la población afectados por las irracionales medidas adoptadas por el gobierno y las élites, con el apoyo incondicional de la embajada gringa, que se ha convertido en la mano de derecha del gobierno.
El viernes último se realizó el Congreso Nacional del FUT (Frente Unitario de Trabajadores), tomando como resolución la convocatoria a una huelga nacional, exigiendo la ruptura de negociaciones con el FMI, reintegro de los miles de trabajadores despedidos, cese a los despidos en el sector público, rechazo a la reforma laboral que pretende regresar a los contratos por hora y otras formas de precarización laboral, rechazo a la privatización de la Seguridad Social y el incremento del presupuesto para salud y educación.
A esta resolución también se suma la convocatoria a la Asamblea Nacional de la Fenocin, y la federación de Comunas del Ecuador, que proponen elaborar una plataforma de lucha contra la presencia del FMI, así como exigir solución a la crisis agraria, sector afectado por el retiro de subsidios a campesinos pobres, la eliminación del seguro agrícola que justamente permitía resarcir los daños sufridos por los agricultores por afectaciones ambientales, pero, por encima de todo por la carencia de control de precios de sustentación de la producción agrícola y la apertura de fronteras a productos extranjeros que compiten de manera desleal con la producción nacional.
Los días de Moreno parecen contados, de manera especial por la acumulación de descontento por las medidas anti populares y su entreguismo, a lo que se ha sumado denuncias de corrupción por su vinculación con empresas offshore, en las que se depositaban millones de dólares producto de coimas de contratistas chinas, y que le han permitido una vida de rey para él y su familia, mientras en Ecuador, navega con el discurso del sacrificio y la austeridad para el pueblo trabajador.
Jorge Estrella