Después de las jornadas de mayo en defensa de la educación pública y en medio de noticias que apuntan al claro carácter político e ilegalidades de la Operación Lava Jato, las calles de Brasil volvieron a resonar el descontento de la clase trabajadora, estudiantes y disidencias sobre los ajustes, reformas y autoritarismo del gobierno de Bolsonaro.
Ayer durante todo el día las calles de 26 estados y del Distrito Federal fueron tomadas por masivas manifestaciones contra la reforma de la previsional propuesta por Bolsonaro y que tiene como base brutales ajustes del FMI.
Desde la madrugada piquetes estratégicos se realizaron en las puertas de los garajes de servicios de transporte público, afectando el funcionamiento de los mismos en cerca de 19 capitales, parando totalmente los servicios, o parcialmente a través de bloqueos de las calles y carreteras por todo el país .
Filtraciones de la Lava Jato
Las jornadas de construcción de esta huelga general también ganaron cierta fuerza durante la última semana por las filtraciones de conversaciones privadas entre fiscales de la Operación Lava Jato y el entonces juez Sérgio Moro, publicadas por el sitio The Intercept Brasil, mismo portal que junto a Edward Snowden ayudó a divulgar el sistema de espionaje mundial estadounidense, y que pone en duda la imparcialidad e ilegalidad de la condena del ex presidente Lula.
Según el equipo de periodistas de Intercept, la cantidad de materiales recibidos y que traen diálogos e intercambio de informaciones ilegales entre el juez y el fiscal Deltran Dellganol son mayores que los publicados sobre los espionajes estadounidenses, y que hasta el momento sólo se ha publicado el 1% de todo el material, que en word colecciona cerca de 1.700 páginas.
Paralizaciones en los sistemas públicos
El sector que se adhirió con más peso a la huelga, sin duda fue el de los trabajadores públicos. Profesores y trabajadores de escuelas y universidades, subterraneos, servidores de empresas públicas, etc., lo que no debe ser evaluado sólo desde el punto de vista de una conciencia más «avanzada», sino que se debe pesar también en el hecho de que por poseer una mayor estabilidad en sus empleos, tengan mayor facilidad de adherirse a huelgas y paralizaciones que los trabajadores del sector privado. La huelga de estos, en buena parte del país fue garantizada incluso por los piquetes en puertas de fábricas, empresas de transporte urbano y bancos privados.
Movilizaciones reprimidas
Otro punto que merece destaque es la fuerte represión enfrentada por el movimiento huelguista, sobre todo en algunos estados del país. En Río Grande do Sul, en total fueron más de 70 militantes presos durante el día de Huelga General, 50 de ellos sólo en Porto Alegre, donde la policía militar comandada por el gobernador Eduardo Leite (PSDB) actuó con una violencia descabellada contra trabajadores y estudiantes. La represión en la capital gaúcha comenzó en la madrugada del día 14, cuando manifestantes realizaban piquetes a la entrada de las principales empresas de autobuses de la ciudad en el intento de impedir la salida de los vehículos. Con gas de pimienta, balas de goma y palos, los militantes fueron obligados a dejar el local y parte de ellos acabó siendo presa. Entre los manifestantes heridos por la policía está incluso la profesora Rejane de Oliveira, ex presidente del CPERS, sindicato de profesores del estado, que fue golpeada en la cabeza, probablemente por una bala de goma, mientras protesta frente a un hospital de la ciudad.
Otros casos de represiones policiales fueron registrados en Río de Janeiro, donde la Policía Militar usó balas de gomas y bombas de efecto aturdidor para dispersar movimientos de piquetes a primera hora de la mañana. En Paraíba un policía militar fue expulsado tras agredir con un golpe en la cara un manifestante que estaba participando de piquete en la entrada de una de las mayores empresas de call center en la ciudad. En la ciudad de Niterói un auto atropelló a estudiantes que estaban bloqueando una calle.
También hubo fuerte represión en São Paulo, donde la policía de João Dória (PSDB) arrestó a unos diez manifestantes que protestaban por la mañana en la Universidad de São Paulo. Los presos son en su mayoría estudiantes y trabajadores de la USP, entre ellos Renato Assad, estudiante y militante del PSOL.
¡Exigimos la inmediata liberación de todos los presos políticos de la Huelga General del día 14, abajo de la represión del Estado capitalista y de sus gobiernos!
La única manera de impedir las reformas es salir de las calles
Para impedir las diarias tentativas de implementar retrocesos, ajustes y recortes de derechos presentados por Bolsonaro es estar en las calles todos los días dialogando con la clase trabajadora, las mujeres, las juventudes y las disidencias. Sólo con el pueblo organizado en las calles podremos dar la fuerza necesaria para la resistencia. Nosotres desde Alternativa Socialista y la Liga Internacional Socialista creemos en la importancia de la lucha unificada entre estudiantes, trabajadores, jubilados y desempleados, y que sólo con esta unidad conseguiremos vencer la crisis de representatividad que gran parte de las centrales sindicales sufren y llevan al pueblo a las calles en la construcción de una gran huelga general de tiempo indeterminado.
Convocamos a toda la clase trabajadora, movimientos feministas, estudantiles y disidentes a no salir de las calles, intensificando nuestras luchas y fortaleciendo acciones organizadas en resistencia a los ajustes promovidos por el gobierno proto-fascista de la familia Bolsonaro, militares y FMI.