Luchemos para que se cumpla el Art 91 de la Constitución: Salario Mínimo = Canasta Básica
En Venezuela, gobierno y patronos han despojado a la clase trabajadora de casi todo el valor del trabajo. Los salarios son tan miserables, que se pudiera decir que pagamos para ir a trabajar y subsidiamos al gobierno parasitario. El salario mínimo se esfuma con el pasaje para ir y volver del trabajo. No queda nada para mantenerse a sí mismo y a la familia. El gobierno pretende conformarnos con cajas CLAP y bonos, que además de ser absolutamente insuficientes, salen del salario no pagado y le sirven como mecanismo de control político-social clientelar, complementario de la creciente represión.
Somos rehenes de la burocracia y del capital, que nos usa como mano de obra casi gratuíta, para cargarnos el costo del Estado burocrático-capitalista, el hueco de la corrupción y la deuda, y ofrecernos como mano de obra superbarata a transnacionales, sean gringas, chinas, rusas, europeas o de otros países, con los que la neo-burguesía y casta militar gobernante mantiene negocios corruptos y lesivos al país.
La patronal privada se aprovecha, pero en muchos casos se ve en necesidad de ofrecer montos salariales por encima del mínimo oficial, para no perder sus «recursos humanos», que se van a probar suerte por cuenta propia y en la economía informal o se suman a la emigración masiva.
Al gobierno ni le importa; sustituye a las víctimas del despido indirecto por los chamos de «chamba juvenil», la milicia, el retorno de empobrecidos jubilados y pensionados al trabajo precario, los «maestros express», etc.
Eso les sirve para seguir utilizando los presupuestos y divisas a su conveniencia, hacer política y negocios, a menudo ligados a la dominante economía de la corrupción, mientras tratan de conservar el poder y salvar el pellejo frente al asedio de la derecha opositora y del imperialismo, que intentan volver a tomar las riendas del Estado venezolano de manera directa. Las sanciones de Trump empeoran la situación del pueblo y como nunca antes se pone en riesgo la independencia de la nación.
Acabaron con la revolución bolivariana; han ido desapareciendo casi todos los resíduos de las conquistas y derechos que alcanzamos. Estamos viviendo su desmantelamiento por una burocracia depredadora e insaciable, que liquidó la revolución y la suplantó por un capitalismo salvaje, imponiendo un régimen político autoritario. Nos someten al más rudo «paquete económico» aplicado por cualquier gobierno neoliberal, bajo las peores condiciones de miseria.
No se sabe hasta cuándo el pueblo y la clase trabajadora podremos soportar, y la incertidumbre sopla en el ambiente. Hay cierto reanimamiento de la protesta social y particularmente de las luchas laborales, defensivas y de resistencia, ante el estancamiento de las «soluciones» políticas y la impopularidad de ambas expresiones de la polarización. La gran mayoría de gente ya no quiere más a Maduro y al corrompido PSUV (aunque no encuentre cómo quitárselo de encima), pero ha venido descubriendo lo que significa Guaidó: robo de la «ayuda humanitaria», otra cara de la corrupción, intervencionismo de Trump, uso de activos venezolanos confiscados por el imperialismo para pagar deuda externa corrupta, autoproclamación antidemocrática, continuación de las políticas neoliberales con otros actores…
Ante este terrible cuadro, las burocracias sindicales se sienten obligadas a balbucear alguna respuesta, para sostenerse en sus cargos y prolongar sus privilegios. Así vemos a Oswaldo Vera, ex ministro del trabajo tan patronal como Piñate, que después de todo sigue como «dirigente» de la CSBT y a la vez miembro de la «constituchimba» (ANC), dando la misma receta hambreadora del «medio petro» oficial como salario mínimo, secundado por Wills Rangel, que ahora pide anclarlo al valor de mercado. Es una estafa u oferta engañosa que ata el salario a un referente distinto al de la Constitución, pues ésta habla de salario en moneda de curso legal (el bolívar) y que se corresponda con el costo de la canasta básica (Artículo 91). Estos manipuladores pidieron, recientemente, ajustar el «salario mínimo integral» a Bs. 240 mil: 160 mil por cuenta nómina y 80 mil con el sistema patria. Con la hiperinflación que nos aplasta, eso no da ni para un par de días. Ellos y el gobierno son violadores flagrantes de la Constitución; ni siquiera mencionan el Art 91 y nos roban el salario, como derecho elemental de la clase trabajadora, quedando reducidos a mano de obra semi-esclava.
El Artículo 91 de la Constitución dice:
«Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales. Se garantizará el pago de igual salario por igual trabajo y se fijará la participación que debe corresponder a los trabajadores y trabajadoras en el beneficio de la empresa. El salario es inembargable y se pagará periódica y oportunamente en moneda de curso legal, salvo la excepción de la obligación alimentaria, de conformidad con la ley.
El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y del sector privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica. La ley establecerá la forma y el procedimiento.» (Resaltado nuestro).
El gobierno no calcula el costo de la canasta básica o no lo informa. Cálculos no oficiales muestran que el salario mínimo actual y el que están proponiendo los burócratas, no cubre ni un 2% de la misma (alimentos, bienes y servicios básicos de una familia promedio) y es también un ínfimo porcentaje de canasta alimentaria (sólo comer y reproducir la fuerza de trabajo). Por eso decimos que nos tienen a Salario Cero, Salario Nulo, a un No Salario; que el salario ha sido eliminado en la Venezuela de Nicolás Maduro-Militares-PSUV, enterrando logros laborales históricos y de la revolución bolivariana. Es la superexplotación como política de Estado, para la transferencia de toda la riqueza al nuevo sector burgués en que se vienen configurando. Esto la clase trabajadora lo tiene que revertir con su lucha.
Para imponer este No Salario y su paquete antiobrero, de capitalismo salvaje-burocrático, el gobierno aplicando un instructivo (Memorando 2792) que liquida en la práctica las convenciones colectivas y achata o inutiliza las tablas salariales, lo que también es aprovechado por la patronal privada.
Por su parte, sectores sindicales de la derecha opositora vienen hablando de «salario en dólares», de manera oportunista, mientras no dicen nada contra lo que hacen a los trabajadores los grandes empresarios, en cuyos mismos partidos militan. Eso tiene que ver también con los planes económicos que preparan para implantar en Venezuela una economía que funcione como apéndice de los Estados Unidos. Se aprovechan de que la gente siente la necesidad de proteger sus bolívares de la hiperinflación, recurriendo al cambio o al cobro en dólares y en vista de que la economía se va «dolarizando», ante la inoperancia del gobierno.
Pero el criterio para un salario suficiente y digno no es ese, sino la cobertura de la canasta básica y el ajuste automático con su variación, pues lo que importa no son los dólares, sino que el salario alcance. No obstante, cualquier trabajador tiene derecho a conservar el valor de su salario por la vía que más le convenga. Sabiendo que los empresarios obtienen sus ganancias o venden en dólares, no pueden aspirar a menos quienes para ellos trabajan. De todos modos, si tampoco alcanza para la canasta básica o al menos para la canasta alimentaria, será una ilusión. La canasta básica es lo que indica el Artículo 91 y no tenemos por qué renunciar a eso. La planificación económica debe garantizar la satisfacción de este derecho constitucional.
Frente a todas estas posiciones de las burocracias sindicales, sean pro-Maduro o pro-Guaidó, o respondan a cualquier otra dirección política burguesa, Marea Socialista sostiene la lucha que inició con la introducción de un Recurso de Amparo en el TSJ para que se respete y aplique el Art 91 de la CRBV y se fije el salario mínimo según el costo de la canasta básica y su movilidad.
Haber metido este Amparo, no significa confianza en el TSJ, que lleva más de un año sin responder, en omisión de justicia: buscamos que este reclamo sirva para organizarnos y movilizarnos en defensa del derecho establecido. Dirigentes y luchadores sindicales y de la base obrera pueden adherirse a él y exigir juntos el cumplimiento del salario constitucional. Así lo hemos venido planteando en «Trabajadores en Lucha», espacio de articulación en el que participamos, y proponemos impulsar una campaña nacional y acciones de movilización para hacerlo valer. En este sentido invitamos a acompañarnos el 17 de septiembre al TSJ, a las 10 AM, para entregar un escrito de reimpulso del Amparo y presentar nuevas adhesiones.
Marea Socialista