Australia: «Nadie vendrá a salvarnos, excepto nosotros mismos» – Sydney exige acción por el medio ambiente

Ante la crisis climática de mega incendios y una crisis de salud por la calidad del aire, 40,000 personas marcharon en Sydney el miércoles por la noche para exigir acción. La ciudad se está asfixiando y Nueva Gales del Sur (NSW) está en llamas. En Randwick el martes, la contaminación del aire fue 11 veces mayor que «peligrosa». Tal es la densidad del humo, que las alarmas de incendio dentro de los edificios se están activando en toda la ciudad. Hay una corrida para comprar máscaras con filtro de aire P2 en Bunnings Warehouse; la gente está enviando mensajes desesperadamente a la página de Estudiantes Universitarios por la Justicia Climática preguntando si se venderán mascaras en la manifestación.

Mientras nos envenenamos en Sydney y los bomberos combaten en todo el Estado, millones de personas reconocen que la crisis climática no es una amenaza del futuro; ya llegó. Con solo cinco días de aviso, los Estudiantes Universitarios por la Justicia Climática realizaron esta masiva manifestación. La bronca en la movilización era palpable. La gente venía con máscaras P2 y pancartas caseras. Una tenía una foto del Parlamento en llamas y decía: “Si nos quemamos, tú arderás con nosotros”. La multitud marchó desde el Ayuntamiento hasta las vías del tranvía de George Street. Al fondo de la concentración, donde no se podían escuchar los oradores, una banda musical comenzó un festival callejero.

La gente ha estado preguntando dónde está Scott Morrison. Sabemos dónde está: en algún lugar orando y hablando en lenguas, inventando algún complot para introducir más legislación homofóbica y transfóbica después de Navidad. La pregunta más importante es ¿dónde diablos están los laboristas? Ah, es cierto, el líder de la oposición está recorriendo las minas de carbón de Queensland declarando su amor eterno por la industria de los combustibles fósiles. Pero ¿qué pasa con las fuerzas que se supone están de nuestro lado? ¿Dónde están las ONG ambientalistas? ¿Dónde está GetUp? ¿Dónde está Richard Di Natale? En general, se han concentrado en el parlamento y el cabildeo, apelando a que las empresas encuentren una conciencia, rompan sus lazos con Adani, coloquen algunos paneles solares en sus techos y utilicen un poco más de papel reciclado. Esa estrategia está en llamas, junto a NSW.

Casi todo el establishment político, y casi todos los aspectos del capitalismo australiano, están atados a la industria de los combustibles fósiles por miles de hilos. El carbón es el rey. Es la mayor exportación del país. Necesitamos manifestaciones periódicas de 40,000 personas para comenzar a interrumpir la normalidad en la ciudad. Necesitamos que los sindicatos comiencen a tratar a la crisis climática como la amenaza urgente que es para el nivel de vida de la clase trabajadora. La Unión Marítima abandonó Port Botany la semana pasada debido a la peligrosa calidad del aire. Bien, pero necesitamos más. Necesitamos usar el poder social de las huelgas para frenar las ganancias de las grandes corporaciones y ganar provisiones inmediatas para nuestra seguridad (más francos por enfermedad, más equipos de seguridad y más bomberos profesionales remunerados) y ganar una transición hacia la energía renovable. Como la manifestación coreó el miércoles “¡Justicia climática y derechos de los trabajadores, una sola lucha!”

A medida que la multitud inundaba las calles, recordé cuánto ha cambiado el movimiento ecológico en los últimos años. Desde la política del consumismo de “ser el cambio que quieres ver en el mundo” y “pensar globalmente, actuar localmente”, el mensaje hoy se está convirtiendo en “cambiar el sistema, no el clima”. Pero el cambio de sistema no vendrá a través de un cambio de gobierno ni en los directorios empresariales. Necesitamos una reestructuración radical de la economía: un desmantelamiento total del capitalismo y la construcción de un mundo dirigido al servicio las necesidades humanas en lugar de las ganancias empresariales. Basta de apelaciones corteses a los delincuentes climáticos, basta de “elecciones climáticas” para elegir otra clase de mentirosos y profesionales, basta de perder el tiempo presionando a las personas que ya han demostrado que no actuarán. Como decía un cartel en la marcha: “Nadie vendrá a salvarnos, excepto nosotros mismos”.

Chloe Rafferty

  • Originalmente publicado en redflag.org.au