Argentina: el coronavirus y la crisis capitalista

Por Guillermo Pacagnini y Gustavo Gimenez

La pandemia de la cepa Covid-19 llegó a la Argentina con su primer caso. Antes de arribar a nuestro país el virus ha cobrado miles de víctimas en diferentes países y está señalado como una grave amenaza a escala planetaria. Su desarrollo está acelerando la grave crisis que atraviesa la economía mundial capitalista y ha mostrado las debilidades y aberraciones burocráticas de la dirigencia china.

Cuando cerramos estas líneas la cifra de infectados es de 92.315 con 3.131 víctimas mortales. China sigue al frente de la estadística con 80.151 contagios y 2.835 muertes(1), seguida más atrás por Irán, país del cual no se tienen cifras confiables. El virus se está abriendo paso rápidamente por Italia y expandiéndose en occidente. Las cifras del Covid-19 son alarmantes porque a pesar de que su tasa de mortalidad se mantiene entre un 3 y 4 % (la mortalidad de otra cepa de este virus, el SARS del año 2003 fue del 10%), las barreras y cuarentenas de millones de chinos o miles de italianos, no han podido frenar su expansión y hay especialistas que afirman que potencialmente puede llegar a infectar entre enfermos asintomáticos y los que manifiesten el desarrollo del virus, el ¡40 % de la población mundial! Sus cifras de víctimas mortales actuales ya superan largamente las 744 de la epidemia de SARS que referimos.

Del cuento chino al desastre

Los especialistas señalan que no es casual que este tipo de virus mutante, que se origina en los animales y contagian a los seres humanos, se exprese en esta región del planeta. La falta de controles sanitarios con relación a la manipulación de animales salvajes para su comercialización masiva es más grave en esta zona. De hecho, existen denuncias de que las autoridades del mercado de Wuhan, donde se habría originado el primer contagio, no respetaban las normas sanitarias del ministerio chino, reflejando la enorme corrupción que es moneda cotidiana entre los distintos estamentos burocráticos. Li Wenliang, el médico oftalmólogo que detectó en forma temprana el nuevo virus y que luego muriera producto de su contagio, fue duramente censurado por difundir «fake news». Para encubrir lo que estaba sucediendo, la primera reacción burocrática fue ocultar el peligro en ciernes, perdiendo un tiempo precioso para contener el brote. Luego y cuando en las redes sociales chinas se manifestaban innumerables denuncias sobre falta de insumos médicos e infraestructura para contener el virus, la dirigencia china siguió apelando a la censura y mostró con la espectacular construcción de dos hospitales en pocos días una actitud de acción propagandística de dudosa eficacia para contener la expansión del mismo.

El 23 de enero, cuando el virus ya se había cobrado la cifra de 40 muertos, las autoridades chinas pusieron la ciudad de Wuhan de 11 millones de habitantes en cuarentena, cientos de miles de personas ya habían transitado o salido de la misma ubicada en un centro geográfico nodal del transporte del país, para visitar a sus familias en el festejo del Año Nuevo Lunar. Ni hablar de las imágenes que trascendieron tratando a infectados por el virus como si fueran delincuentes. El virus ha desnudado el deficiente sistema de salud de China, mostrando la opresión y la pobreza que sufren cientos de millones de habitantes de la segunda potencia mundial capitalista y los métodos de su casta burocrática gobernante. La crisis en curso arroja un pronóstico de conflictos sobre una economía semi paralizada(2), que va a bajar sus tasas de crecimiento y en el cual su burócrata monarca, XI Jinping, ha sufrido un golpe político durísimo, que según distintos analistas podría trasladar la inestabilidad política hongkonesa al interior continental.

El virus y la crisis capitalista

El sistema de salud mundial dominado por la ganancia capitalista no está preparado para enfrentar el virus. Como señalamos por este mismo medio(3), pese al avance de  los tratamientos, de las vacunas, antibióticos y retrovirales que redujeron durante el siglo XX sustancialmente la mortandad de las epidemias, la debacle del sistema capitalista, la reducción de los presupuestos de salud, la pobreza y el desastre ambiental -todo agravado por la falta de información y prevención-, hacen que las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sean letra muerta. Por eso, en pleno siglo XXI vuelve en nuestro país el sarampión con formas clínicas graves y sigue siendo un flagelo el dengue, entre otras enfermedades emergentes.


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La pandemia y la economía mundo

Kristalina Georgieva, la nueva directora del FMI, había advertido hace unas semanas que el mundo se encaminaba a una crisis igual o superior a la del año 30. El miedo a la pandemia, sus consecuencias sobre la segunda potencia mundial y lo que esto pesa sobre el conjunto de la economía mundo, está actuando como la gota que rebosa el vaso de una crisis muy profunda. En este cuadro hay que tener en cuenta que China representa el 17% del PBI mundial. Además, como señala el periodista de la BBC, Katie Prescott, «China representa un tercio de la industria manufacturera mundial y es el mayor exportador del planeta»(4) por lo que su parálisis actual y la baja de su actividad comercial afecta a muchas de cadenas de producción que no tienen alternativas inmediatas para sus productos. La semana pasada saltaron las bolsas mundiales. Su caída fue una de las peores luego de la crisis del 2008. Los economistas liberales señalaron que se trataba de un «ajuste» lógico luego de un crecimiento exagerado. El lunes 2 de febrero pasado, alimentadas por las expectativas de incentivos macroeconómicos para los inversores, volvieron a rebotar. Pero la rebaja de medio punto en los tipos de interés decretados por la Reserva Federal de EE.UU. que fue parte de otros ajustes similares realizados en Europa y otras potencias mundiales, no sirvió para mucho. El martes 3, las bolsas yanquis volvieron a bajar fuertemente por el temor a que la pandemia de coronavirus termine por desatar la recesión mundial que los economistas anuncian. Y esa es una de las perspectivas probables del brote en curso. La OCDE(5) ha señalado recientemente que baja su previsión del crecimiento del PBI mundial del 2,9 % previsto al 2,4 %. Pero si el brote se siguiera extendiendo estos números bajan al 1,5%. Un gigantesco achique que rondaría el billón de dólares. Los economistas advierten, además, que en forma simultánea a la recesión muchos negocios especulativos (burbujas) podrían reventar, en una economía mundial en la que, lejos de haberse achicado el tamaño de la especulación financiera luego de la crisis del 2008, no ha dejado de crecer, reflejando la imparable búsqueda de ganancias de enormes masas de capital que no pueden valorizarse en el sistema productivo.

Enfrentar la crisis

La crisis capitalista como todas sus aristas, es un verdadero caldo de cultivo para la eclosión de enfermedades emergentes.(6) Confluyen la crisis social, la pauperización creciente de franjas enteras, las migraciones, la depredación ambiental. Pero también la falta de dispositivos de respuesta. la crisis terminal de los sistemas de salud, ahogados por la coexistencia o por la preeminencia de los «subsectores» privados y la transferencia de recursos hacia estos. Consecuencia también de la implementación de políticas de ajuste estructural y liquidación de todo vestigio de estado de bienestar, de reducción del salario social y los presupuestos sanitarios, así como la baja inversión en ciencia y tecnología, y la hipertrofia asimétrica del complejo médico industrial, de lucro para las corporaciones farmacéuticas. Por eso, los gobernantes de diverso pelaje ideológico, a la hora del discurso explicativo, apelan más al pensamiento mágico de apostar a que no se propaguen epidemias y pandemias que a medidas concretas. A descargar responsabilidades en la gente que a producir un shock de inversión en tecnología sanitaria y presupuestos para la atención. Para lograr esto hay que tomar medidas de emergencia que justamente comiencen por un shock de inversión social, por sistemas únicos públicos y universales de salud y por declarar de utilidad pública la tecnología y los insumos. Claro, son medidas urgentes que deben ser parte de un programa más general que apunte a una salida anticapitalista a la crisis global.

(1)Datos publicados en «Minuto a minuto: así avanza el coronavirus en el mundo», publicado el 03/03 en la web 0221.com.ar. (2)La retracción de la economía china en febrero de 2020 se calcula en un 12%. Datos del economista chino Zhang Anyuan publicado en Asia Times del 27/02/2020. (3)Publicado en Alternativa Socialista n° 753, 19/ 02/2020. (4)BBC News Mundo, 02/03/2020. (5)Organización para la Cooperación y el Desarrollo. (6)Globalización y Salud, Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, Madrid, 2019.