Estados Unidos: educación en tiempos de pandemia. Entrevista con Monique Dols.

Entrevistó: Luis Meiners para la Liga Internacional Socialista.

Monique Dols es una socialista y educadora de la primera infancia en Nueva York que ha participado en movimientos de justicia global, lucha contra la guerra y solidaridad internacional. Integra la American Federation of Teachers (Federación Americana de Maestros) y el Movement of Rank And File Educators – MORE- (Movimiento de Educadores de Base), agrupación de lucha por la justicia social dentro de la United Federation of Teachers (Federación Unitaria de Maestros). Escribe y traduce con frecuencia sobre movimientos  laborales y sociales en Puerto Rico.

Como educadora y activista, ¿cuál es tu evaluación de la respuesta del gobierno a la pandemia?

En el último mes, los políticos y los líderes educativos de todos los niveles han demostrado su incapacidad para actuar eficazmente para abordar las necesidades de la gente común en esta pandemia. Demuestran algo que las feministas socialistas han estado diciendo durante bastante tiempo: las trabajadoras de los cuidados, aquellas que realmente hacen los trabajos de reproducción social tienen una idea mucho mejor que los llamados “líderes” de lo que nuestras comunidades necesitan.

Trump tiene el poder para hacer o deshacer la situación: podría con su sola firma dirigir suministros hacia Nueva York y otras ciudades necesitadas en este momento, podría dirigir la producción industrial hacia la creación de respiradores, equipamiento de emergencia y medicina para la crisis,  como NYSNA ha exigido con razón. Podría incluso nacionalizar toda una serie de servicios, incluyendo la salud, pero en su lugar está empeorando la situación en todos los niveles. Trump niega la ciencia. Es genocida y punto.

Sin embargo, tenemos que entender que nuestros políticos locales también participaron en una forma de negacionismo de la ciencia a lo largo de esta crisis. El alcalde De Blasio negó la severidad de esta crisis a cada paso y continúa manejándola mal. Tiene a su cargo las escuelas y se negó durante semanas a hacer un plan para suspender las clases de forma segura, aun cuando distritos escolares en ciudades con menos casos de COVID-19 lo hacían. Como resultado no ayudó a tomar las medidas necesarias para aplanar la curva de la pandemia en NY.

El gobernador Cuomo ayudó a meternos en este lío porque en los últimos años ha liderado el ataque en todo el estado de Nueva York contra el sistema hospitalario público, lo que nos ha hecho mucho más vulnerables en esta crisis. Es responsable de la reducción significativa de la dotación de personal y del número de camas de hospitales públicos, razón por la que muchos mueren y continuaran muriendo. La crisis que estamos viviendo en este momento es el resultado directo de su negligencia criminal. Hoy ya hemos llegado a 4.000 muertos en Nueva York y si hubieran escuchado a la ciencia y a las trabajadoras de los cuidados antes, tendríamos menos muertes. Esto ha sido completamente devastador para la clase trabajadora de Nueva York.

¿Cómo fue el proceso de cierre de las escuelas en NY y qué papel tuvo la docencia de base y el activismo?

A principios de marzo, cuando se reportó el primer caso de COVID19 en el estado de Nueva York, comenzamos a presionar a nuestros administradores escolares para que se tomen el problema más en serio y elaboraran un plan proactivo para hacer frente a la crisis que se avecinaba. Decíamos que necesitábamos tener mejores protocolos de salud y saneamiento en las escuelas, un plan para distribuir materiales y electrónica, un plan para el cierre de las escuelas porque no era una cuestión de si iba a ser necesario cerrarlas, sino de cuándo.

Pero cuando las educadoras hablábamos a menudo nos trataban como mujeres histéricas y exageradas, como si nos estuviéramos saliendo de nuestro lugar y siendo alarmistas. Nos enfrentamos a una situación en la que la misma institución que debía mantener a nuestros hijos a salvo, había fallado por completo en hacerlo. Así que dimos el siguiente paso y organizamos una acción laboral.

MORE organizó un “sick out”. Esta es una táctica desarrollada por trabajadores para quienes es ilegal realizar una huelga o frenar el trabajo. En el estado de Nueva York es ilegal que los trabajadores públicos hagan huelgas. Así que alentamos a nuestros miembros a reportarse enfermos. Tuvimos una conferencia telefónica para organizar esta acción en la que participaron más de 500 educadores de todos los municipios de la ciudad. Esto fue algo muy importante para nosotros porque somos una pequeña agrupación en un sindicato muy verticalista y monolítico. Fue tremendamente exitoso. Tantos educadores notificaron que estarían enfermos y tantos padres que mantendrían a sus hijos en casa que el Alcalde finalmente suspendió las clases.

Pero lo hizo de una manera muy imprudente. Lo anunció un domingo por la noche, con efecto a partir del día siguiente. No tenían ningún plan para cuidar de los hijos de los socorristas. No tenían un plan significativo para atender las necesidades de nuestros estudiantes sin hogar, nuestros estudiantes que confían en la escuela para la alimentación y otros servicios críticos. La mayoría de los maestros ni siquiera tuvieron la oportunidad de despedirse de sus estudiantes o darles cualquier cosa para que se lleven a casa porque hasta el viernes había clases el lunes. Así que fue una victoria para nosotros que forzamos a la ciudad a cerrar las escuelas antes de lo que ellos habían querido y sabemos que salvamos vidas.

Pero fue una victoria parcial porque no fuimos lo suficientemente fuertes como para obligarlos a tener un plan mejor que hubiera cuidado las necesidades de los más vulnerables entre nosotros. Desgraciadamente, nuestro liderazgo sindical tampoco hizo eso. Y ahora estamos viendo el impacto de eso, y los más oprimidos en nuestra sociedad están pagando el precio.

Desafortunadamente, nuestro sindicato, el UFT, todavía no reconoce el papel crítico que MORE jugó en la organización del “sick out” porque su relato es que fue su amenaza de una demanda legal la que obligó al alcalde a ceder. Siguen atrapados en sus viejas formas de sindicalismo patronal. Pero aquellos de nosotros que trabajamos en las escuelas y sabemos lo mal preparada para manejar la crisis que estuvo tanto la ciudad como a nuestro sindicato sabemos que fue una rebelión desde abajo lo que finalmente obligó a suspender las clases. Estamos construyendo una alternativa desde abajo en esta crisis.

¿Cuál es la situación general del sistema educativo en los Estados Unidos?

Las últimas 4 décadas han estado llenas de ataques a la educación pública en los Estados Unidos. Ha sido un proceso general de una lenta erosión de nuestros derechos como educadores, así como los derechos de los estudiantes. Esta lenta erosión ha tenido momentos álgidos en los que el capitalismo de desastre fue empleado para la «deforma» neoliberal de la educación, como decimos aquí.

En Estados Unidos tenemos uno de los sistemas escolares más desiguales y segregados del mundo, así como un sistema extremadamente desregulado. Los principales ángulos de ataque a la educación han sido los recortes presupuestarios, la regulación y la estultificación de la escolarización a través de regímenes de pruebas estandarizados, la vigilancia policial y la represión de los estudiantes que son desproporcionadamente afroamericanxs y latinxs conocida como el “conducto escuela-prisión”, y los esfuerzos de privatización mediante la introducción de escuelas chárter, que son escuelas de gestión privada, pero con financiamiento público. Este proceso se ha asociado con la destrucción de la red de seguridad social y del sistema de atención de la salud, por lo que las escuelas y los educadores han tenido que ayudar a suplir parte de esa carga.

Los maestros han sido una parte importante de las huelgas en los Estados Unidos en los últimos años. ¿Cómo fue este proceso?

En la primavera de 2018 una huelga ilegal de educadores en Virginia Occidental inició una ola de huelga alrededor de los Estados Unidos. Estas huelgas fueron significativas por varias razones. En primer lugar, en gran medida comenzaron y se extendieron por los estados que hoy en día son ampliamente considerados como estados conservadores, pero en realidad tienen notables historias de lucha de la clase trabajadora. Estas historias enterradas jugaron un papel en el estallido de la huelga.

Estas huelgas también fueron explosivos, respondiendo a años de ataques neoliberales y liberando años de ira acumulada por el terrible estado de la educación pública. Fueron dirigidas mayormente por educadores no sindicalizados que tomaron sedes gobierno del estado e hicieron demandas políticas además de las económicas. Las huelgas revelaron la realidad a menudo oculta (para algunos) de la pobreza en las zonas rurales de los Estados Unidos. En muchos casos, las demandas incluían demandas para el conjunto de la clase como mejoras salariales para otros sectores aún más vulnerables. También señalaron la necesidad de gravar a la industria, así como a los ricos, para financiar la educación pública. Hubo un espíritu de rebelión, solidaridad y una explosión de ira de clase que no ha estado presente en muchas de las huelgas en las últimas décadas que fueron controladas por burocracias sindicales más establecidas y arraigadas.

¿Qué piensas sobre la enseñanza/aprendizaje a distancia en medio de la pandemia y hacia adelante?

El aprendizaje a distancia exacerba las desigualdades que existían antes de esta crisis. El primer problema, por supuesto, es el acceso: el acceso a las computadoras y tablets, familias que tienen acceso a dispositivos de uso compartido entre muchas personas y el acceso constante a Wi-Fi. Pero también hay una cuestión de alfabetización informática y tecnológica, que tiene muchas características de clase. Algunas escuelas fueron capaces de pasar a la enseñanza a distancia mucho más fácil que otras porque tenían mejores recursos y ya tenían elementos de aprendizaje a distancia funcionado, tecnología y plataformas con las que el personal y los estudiantes y familias ya estaban familiarizados. Pero para muchas escuelas públicas esto es un mundo completamente desconocido.

También involucra cuestiones de contenido. Una vez que un estudiante puede acceder al aprendizaje, ¿qué se le pide que haga? ¿Es significativo? ¿Es relevante? ¿O es sólo una continuación de la normalidad? Para la mayoría de los estudiantes es una continuación de la normalidad y esto no es particularmente bueno en tiempos «normales», pero en este momento es un desastre. El carácter de la educación bajo el capitalismo como una herramienta de clasificación, en la que algunos niños aprenden a gobernar y otros aprenden a ser gobernados, es revelado por la crisis pandémica. Los políticos están tan burdamente preocupados por controlar y contener a los niños de la clase trabajadora y sus familias que es asqueroso verlo. A muchos de nuestros estudiantes se les pide que trabajen más tiempo en casa que cuando están en la escuela, y para muchos es un trabajo sin sentido. Está agregando más trabajo para los cuidadores de la familia y está agregando presión a familias ya estresadas.

No creo que el aprendizaje exclusivamente a distancia sea ideal para nadie, pero para los niños más pequeños es perjudicial. Los niños, y los seres humanos en general, necesitan interacción social, es una pieza esencial de aprendizaje. Los niños aprenden a través del juego. No debemos imponer conceptos alienados de juego y trabajo a los niños. Si queremos proteger a nuestros hijos tanto como sea posible en este período de inmenso sufrimiento, deberíamos estar pensando en cómo podemos apoyar su juego, y considerarlo su trabajo, así como su terapia.

Ahora no es el momento de seguir haciendo cosas que no tienen sentido para los estudiantes. Tenemos que prescindir del currículo del pasado y empezar a repensar el papel de la educación a gran escala.  Necesitamos armar a nuestros estudiantes para que den sentido a sus mundos, no moldearlos para que lo acepten a valor nominal.

¿Cuáles son las demandas por las que luchan los maestros en la actualidad?

Sólo puedo hablar desde la perspectiva de la ciudad de Nueva York. Tenemos muchas demandas. Estamos siendo atacados desde todos los ángulos, así que hay muchas demandas. Hay enormes recortes en el gasto educativo en este momento, cada hora estamos aprendiendo más sobre lo que los políticos están haciendo, cómo están utilizando esta crisis para presionar por más. Es pura doctrina de choque, en la que están aprovechando nuestro trauma para impulsar los ataques a un ritmo vertiginoso. Pueden leer nuestra reciente declaración, que es un llamado a bajar el ritmo de las expectativas académicas, la aplicación de los principios basados en el trauma para el aprendizaje socioemocional, la reducción de las exigencias mediante la cancelación de todas las calificaciones y evaluaciones, un aumento de las iniciativas de salud pública, así como una reprogramación de nuestras vacaciones de primavera canceladas.

¿Algo más que quieras destacar?

Los gestos de solidaridad que he visto en las últimas semanas han sido tan conmovedores. Al inicio de la crisis me estaba comunicando con mi amiga Mercedes Martínez-Padilla, que es la presidenta de la Federación de Maestros de Puerto Rico. Estábamos coordinando para conseguirle algunos de los últimos fondos recaudados para su Fondo de Solidaridad para Sobrevivientes de Terremotos. Pero cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo aquí, en lugar de aceptar esos fondos finales, insistió en que nos los quedáramos aquí en NY para donar para el equipo de emergencia para las enfermeras. El FMPR, que ha estado luchando contra el capitalismo de desastres durante más de una década en la colonia estadounidense, ha tenido mucha experiencia en el tratamiento de situaciones de crisis aguda, ya sea luchando contra la crisis de deuda de Washington, huracanes o terremotos. Nunca olvidaré el gesto de solidaridad que Mercedes nos ofreció. Ella dijo:»Bienvenidos a nuestro mundo. Sepan que no están solos». Cada día me lo recuerdo a mí misma y recuerdo lo importante que es que nos acompañemos en esta lucha.