Nicaragua: nace Alternativa Anticapitalista

Abril de 2018 abrió en Nicaragua una brusca jornada de autoorganización y planificación comunal de autodefensa, la más intensa en las últimas décadas. Un impulso revolucionario de la juventud y la población contra la represión y el ajuste, prendió una chispa de resistencia coordinada entre distintos sectores populares que puso en jaque la dictadura de Ortega-Murillo. La conciencia social escaló de nivel y la autoorganización tomó forma de tranques, barricadas y atrincheramientos en universidades, y barrios en todo el territorio nacional, respaldada por una amplia red de solidaridad local e internacional. Se retomó el poder en las calles, confiscado por años; sostuvimos la movilización popular permanente en todo el país y fue un proceso masivo de autogestión de la política, que logró un rápido consenso sobre las demandas sociales esenciales para construir un “nuevo país”.

Oposición anti Ortega: farsa y trampa

Desde el levantamiento social de Abril, las élites se adaptaron a la nueva correlación de fuerza, para garantizar rápidamente sus condiciones de gobernabilidad, lograron burocratizar la resistencia social, para actualizar el pacto entre cúpulas y sostener sus privilegios económicos. Uno de sus más nefastas propuestas fue la política de “diálogo” con la dictadura, que maniató la rebelión popular, polarizó la resistencia y levantó de la lona al orteguismo. Pese a que el Estado ejecutaba crímenes de lesa humanidad contra la población, el sector empresarial se negó a radicalizar acciones, llamar a un paro general indefinido y a cortar la inyección tributaria que, en parte, alimentó económicamente la máquina represiva de la dictadura, y que continúa hasta hoy.

Estas direcciones institucionalizaron el germen de autonomía universitaria y territorial, limitando que más agrupaciones construyeran agendas propias, independiente de sus intereses. Cuando las élites en la oposición hablan de “reconstrucción y unidad” se refieren a simular estabilidad democrática para reactivar la economía, una democracia para unos cuantos, y en la práctica reforzar un sistema de desigualdades, violencias y exclusión desde las mismas instituciones del Estado y la empresa privada.

Ahora en medio de la pandemia de Coronavirus, los representantes del sector empresarial en la “oposición” demuestran su total indiferencia por la salud de las mayorías desprotegidas en Nicaragua. Todavía no hacen los esfuerzos necesarios por generar condiciones mínimas de salubridad y resguardo para la población en general, ni para les trabajadores en las empresas que administran. Al contrario, negociaron con las transnacionales y gremiales oficialistas despidos masivos y recortes salariales a casi cien mil trabajadores ya precarizados. Entonces si su plan de modelo económico es la explotación de cuerpos y territorios nos toca rechazarlo de tajo y denunciar: No existe posibilidad alguna de organización política con los compinches de Ortega. Son enemigos de nuestros derechos.

Desconocemos a Ortega como gobernante, y desconocemos la legitimidad de la Constitución que modificó a su medida para enraizarse en el poder. Responsabilizamos al modelo constitucional de “diálogo, alianza y consenso” de la última década entre el gobierno y el gran empresariado, por la crisis de institucionalidad actual. No olvidamos el pacto Ortega-Alemán, que repartió las cuotas de poder en la asamblea y los ministerios, y que suprimió la independencia de todos los poderes del estado, lo que fundó las bases de la dictadura. Tampoco olvidamos la complicidad de la alta jerarquía religiosa para negar derechos, ignorar las denuncias de abuso machista y violación de miles de mujeres; y penalizar el aborto terapéutico.

No dejaremos de denunciar a los autoproclamados “representantes” en la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia -ahora en la Coalición Nacional, el nuevo vehículo electoralista donde todo alcanza, incluido los partidos tradicionales colaboracionistas históricos del régimen- como legitimadores del juego político de cambiar figuras para que nada cambie. Estas son direcciones que utilizan el odio social legítimo contra la dictadura al servicio de un proyecto que representa intereses de sectores capitalistas, clericales y reformistas. No son nuestras direcciones: hay que enfrentar a la dictadura en la calle y en todos los terrenos, pero con independencia política de empresarios, iglesias, burócratas y represores.

¿Elecciones para cambiar de figura, o cambiarlo todo?

La propuesta de adelantar elecciones plantea una amenaza: la impunidad a los crímenes de lesa humanidad cometidos por el Orteguismo y la continuidad del sistema que provocó el estallido de abril y la represión posterior. Sostiene la farsa de la democracia electoral, y delimita sólo 2 opciones para que la población “elija”: el FSLN o a la Colación Nacional. Desde nuestra lectura, ninguna representa una salida a la crisis; solo puede ofrecer cambios cosméticos, en la figura o el nombre del gobernante de turno, pero conservando intactas las bases del sistema actual.

El llamado a elecciones, por tanto, debe ser a una Asamblea Constituyente, y agregamos: Libre, Soberana, Democrática y Plurinacional, para deliberar colectivamente las nuevas bases sociales, económicas y política. Es la salida más democrática a este desastre, para que el pueblo decida todo.

Libre y plurinacional: Que esta asamblea no tenga limitaciones sobre los temas a discutir, con capacidad para deliberar sobre todas las demandas sociales. Cuál modelo económico implementar, resolver sobre salud, educación, trabajo y salarios, tierra y modelos de producción, autodeterminación de los pueblos indígenas y afrodescendientes, hasta la más profunda democratización política y jurídica, como también juzgar todos los crímenes de la dictadura y de los falsos opositores.

Soberana: Con plenos poderes para resolver sobre todo con la más amplia participación, sin ningún tipo de injerencia imperialista, económica, política, ni de gobernabilidad.

Democrática: Una asamblea conformada por diputadas/os electos sobre las bases de las más amplia democracia y representación social: Un diputado/a por cada 10 mil habitantes, y con libertad de participación de las organizaciones populares para que puedan presentar sus listas. Un proceso constituyente que contenga a los pueblos en Nicaragua.

Un programa para dar vuelta todo

En abril de 2018, se articularon a nivel nacional una serie de demandas sociales dejando claro que queremos cambiar de raíz el sistema en que vivimos. La juventud junto a la población fueron el motor por defensa del medio ambiente, los derechos laborales contra el ajuste del FMI, la autonomía universitaria, la causa de los derechos de género, el rechazo de partidos corruptos, el cese a la represión, la salida de la dictadura y por un amplio proceso de democratización y justicia; reivindicamos estas consignas y no bajaremos ninguna bandera. Nuestra invitación es a quienes comparten el sueño revolucionario de un gobierno de quienes nunca gobernamos, de una Nicaragua para los de abajo. Para ello proponemos un programa por el cual luchar:

  1. Fuera la dictadura Ortega-Murillo. Libertad a todos las/los presos políticos. Memoria, Verdad y Justicia.  Conformación de una Comisión Investigadora Independiente para impulsar la demanda de Verdad y Justicia. Apertura de los archivos de la dictadura, la Policía y el Ejército. Desmantelamiento del aparato represor. No impunidad.  Juicio y Castigo a los criminales de lesa humanidad. Construcción de políticas multidisciplinares de memoria.
  2. Salud pública Universal. Por un modelo no mercantil, centrado en la prevención.Toda la inversión necesaria para garantizar libre acceso social a servicios de salud de calidad. Presupuesto para mejorar la infraestructura hospitalaria, insumos sanitarios, y condiciones económicas y de bioseguridad para todo el personal de salud. Centralización de toda la red hospitalaria bajo control del personal sanitario.
  3. El trabajo como derecho social. Pleno empleo y salario mínimo según el costo real de vida, indexado automáticamente cada 6 meses según inflación. Prohibición de despidos y suspensiones, pago de todos los salarios y prestaciones; y respeto a todas las garantías de bioseguridad a los trabajadores especialmente en medio de la pandemia. A las empresas que rechacen esta política demandar que abran sus libros contables para demostrar si materialmente les he imposible garantizar estos derechos mínimos. Apostamos por el control obreros de toda la producción.
  4. Autonomía Universitaria efectiva, sin coerción estatal ni empresarial. Cogobierno de estudiantes, docentes y trabajadores, con mayoría estudiantil, por medio de un proceso asambleario amplio en todos los recintos. Mayor inversión en investigación científica, tecnicaturas y desarrollo tecnológico al servicio de la mayoría social. Por la construcción de conocimiento a disposición de la mayoría y no para un modelo económico depredador, clasista y excluyente. Por un movimiento estudiantil autónomo y combativo.
  5. Educación Universal de calidad en todos los niveles. Aumento presupuestario al sistema de educación pública. Educación integral, con enfoque social, científico, técnico, artístico y laico. Cero subsidios estatales a la educación privada y religiosa.
  6. Derechos de género y la mujer trabajadora- Ni una menos. Por una verdadera ley de emergencia contra la violencia de género con presupuesto para invertir en refugios para víctimas de violencia; penas máximas a violadores y femicidas. Combate a las mafias de las redes de trata, explotación sexual y propalación. Educación Sexual Integral con perspectiva de género en todo el sistema educativo. Socializar los trabajos domésticos y de cuidado. Distribución gratuita de anticonceptivos y métodos de planificación familiar. Aborto legal, seguro y gratuito en el hospital público. Cupo laboral trans, ley de identidad de género y todos los derechos civiles a la comunidad LGBTIQ. Estado Laico. Separación de la iglesia y el estado.
  7. Reforma Agraria. Tierra para quien la trabaja. Ningún privilegio para corporaciones, ni transnacionales, ni para unas pocas familias agroexportadoras. Por una producción planificada colectivamente en base a las necesidades sociales y la soberanía alimentaria. Prohibición de las industrias extractivistas y la megaminería, reconversión laboral para garantizar empleo a les trabajadores de esos rubros. Respeto absoluto a la autodeterminación de los pueblos indígenas y afrodescendientes y la protección de sus ecosistemas.
  8. Inversión estatal de todas las empresas de servicios públicos, bajo control de sus trabajadores y usuarios; para ampliar la infraestructura de energía eléctrica y agua potable como derecho a todo el pueblo. Soberanía energética en miras a energías renovables y no contaminantes. Garantizar transporte público de calidad en todo el territorio nacional. Y las empresas privadas que administren estos servicios: estatización sin indemnización bajo control de sus trabajadores; los servicios públicos son derechos, no negocios. 
  9. Democratización mediática. Contra toda forma de censura autoritaria y también contra la mercantilización de la información. Por una ley que garantice todos los derechos digitales y democratice los espacios de información pública y de utilidad social. Contra los monopolios mediáticos, y la manipulación informativa. Gratuidad de internet. Declarar de utilidad social todos los medios masivos de comunicación. Distribución democrática y proporcional de todas las plataformas entre las diversas corrientes de opinión sociales, proporcional a su peso real.
  10. Contra los corruptos, mano dura.  Comisión Investigadora Independiente para esclarecer los crímenes de corrupción de ayer y de hoy. Cárcel a los corruptos, declarando imprescriptibles sus delitos contra los pueblos en Nicaragua. Responsabilidad patrimonial por lo robado.
  11. Desmantelar las castas políticas, democracia real ya. Ningún privilegio a los políticos/funcionarios públicos. Democratización por vía de elecciones de magistrados, jueces, fiscales y comisionados. Con mandato revocatorio. salario equivalente al de un trabajador calificado; y que estén obligados a utilizar el sistema público (educación, salud, transporte). Si quieren gobernar que vivan como nosotros.
  12. Por sindicatos democráticos, independientes para la emancipación obrera. Las organizaciones de masas de la clase obrera están sometidas al control burocrático del sandinismo. Luchamos por su total democratización, con un modelo basado en asambleas que decidan todo y en la independencia total de esas organizaciones del Estado y los partidos del empresariado.
  13. Por la definitiva independencia de Nicaragua (y Centroamérica). Estatización de la banca privada, la industria y el comercio exterior. Auditar toda la deuda externa contraída por las cúpulas nicaragüense. Romper con las financieras transnacionales como el FMI, para tener independencia y soberanía real para ejecutar nuestra autodeterminación. Por una Centroamérica sin imperialismo, capitalistas, ni latifundio.
  14. Asamblea Constituyente Libre, Soberana, Democrática y Plurinacional. Como explicamos más arriba es fundamental que democráticamente el conjunto del pueblo pobre de nuestro país decida como cambiar todo de abajo – arriba y construir una Nicaragua sobre nuevas bases.
  15. Por un gobierno de los que nunca gobernamos. El nuestro es un pueblo con una enorme tradición de luchas, de resistencias y de sueños de revolución. Sin embargo, nunca hasta ahora gobernamos efectivamente a través de nuestras propias organizaciones democráticas y de forma independiente de empresarios y burócratas, los que producimos todo, los que no vivimos de parasitar el esfuerzo ajeno: la clase trabajadora y los sectores populares. Luchamos por esa perspectiva.
  16. Por una alternativa política de los de abajo: trabajadores, el campesinado pobre y la juventud. Es central la necesidad de construir una gran fuerza política genuinamente revolucionaria.Que luche consecuentemente para reorganizar todo sobre nuevas bases, económicas, políticas y sociales; sin explotación ni opresión; tanto para el país como para la región.

Por todos nuestros derechos, construir Alternativa Anticapitalista

La rebelión de Abril nos permitió constatar dos importantes conclusiones: por un lado, la enorme fuerza social del pueblo movilizado dando saltos acelerados de conciencia y que puede lograr hasta acorralar e incluso derrotar a un régimen como el de Ortega-Murillo. Pero la segunda gran conclusión, la fundamental, es que hace falta construir una organización política capaz de darle perspectiva y dirección transformadora, revolucionaria al proceso y luchar por todo intento de “secuestrarlo” para variantes de falso socialismo o salidas tibias, de “humanización del capital”. A dos años de la  rebelión de abril, y en contexto de pandemia y dictadura, urge reorganizar nuestra sociedad sobre nuevas bases políticas, económicas y sociales, construidas en el marco del más amplio proceso deliberativo.

Para luchar por ello decidimos poner en pie Alternativa Anticapitalista, una herramienta política para la mayoría trabajadora, para la juventud, las mujeres y los pueblos originarios, independiente de empresarios y burócratas; autofinanciada. El futuro de nuestro país, está unido a las luchas en Latinoamérica y el mundo, por eso somos internacionalistas, ynos organizamos como parte de la construcción estratégica de la Liga Internacional Socialista (LIS), que sigue creciendo en países de 4 continentes construyendo organizaciones de los explotados, para dar vuelta todo. Adherimos a su visión del mundo y luchamos por construirnos en Nicaragua como aporte a su programa estratégico. Nos declaramos feministas y disidentes con enfoque socialista, contra toda violencia de género y las exclusiones que provoca; y desde la lucha ambientalista sostenemos: si depreda y contamina no es progreso, nos reafirmamos defensores de la naturaleza contra el avance del modelo extractivista, por la soberanía alimentaria de los pueblos y la preservación de sus ecosistemas.

Para nosotrxs, la oposición en Nicaragua debe ser no sólo anti Ortega, sino fundamentalmente anti-sistema, anticapitalista; no queremos reconstruir nada, sino refundar todo. Apostamos por impulsar y fortalecer los procesos de organización independiente y autogestionada, movilización permanente, asambleas en todos los sectores (universidades, barrios y el campo), y especialmente, en la clase obrera, para su total emancipación de la burocracia sandinista que tiene de rehenes sus organizaciones sindicales. Por supuesto, sin la lógica estalinista del pensamiento único, sino respetando el libre choque de opiniones y la pluralidad política sobre la base de erradicar las bases de explotación y opresiones capitalistas de nuestro país. Activemos y pongamos en pie una alternativa anticapitalista. Luchemos por esto y nada menos.

ALTERNATIVA ANTICAPITALISTA