Así nomás. Lo dijo al salir de una importante reunión en Olivos con grandes empresarios: «un capitalismo donde no ganen algunos y pierdan otros». Si hay una utopía, es ésa.
Por Cele Fierro
Previo a anunciar la última extensión de la cuarentena, AF se reunió con figuras de la cúpula empresaria del país. Allí acordaron «trabajar en común para salir de la crisis», frase que empieza a encender alarmas. Al ser consultado tras la reunión, Fernández volvió a hablar de «contrato social», afirmando que quieren construir uno nuevo para crear en el país «un equilibrio social más justo» y que «estuvimos de acuerdo en que un capitalismo que no sea más justo no es un buen capitalismo» y que «queremos un capitalismo donde todos ganen»…
Los dichos del presidente no sorprenden. Como alguna derecha recalcitrante lo acusa de «comunista», AF reafirma su pertenencia a la clase política defensora del sistema capitalista. Él contrapone el capitalismo como única salida ante la supuesta muerte del socialismo y el comunismo. En eso recuerda a los años 90, cuando imperaba la idea del fin de la historia y de la lucha de clases por el triunfo definitivo del capitalismo.
Pero como la crisis mundial y la pandemia están mostrando el desastre total que es el capitalismo ante los ojos de las masas, Fernández tiene que envolver el mismo viejo producto en un nuevo celofán de colores: «un capitalismo donde ganemos todos». Algunos sectores de su propia base desconfían porque les suena bastante irreal. Pero a otros quizás los entusiasma. ¿Es posible eso?
En realidad, ese capitalismo «para todos» no existe, ni existió ni existirá. En el capitalismo no ganamos todos. La lógica de producción y reproducción capitalista se asienta en la explotación de la mayoría, que sólo tiene para ofrecer su fuerza de trabajo, por parte de los dueños de los medios de producción: una minoría de capitalistas que se apropia de la plusvalía para acumular ganancias.
Capitalismo por allí, capitalismo por acá
Tiempo atrás, la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner decía sin tapujos que su gobierno fue el más capitalista: «Conmigo en Argentina había capitalismo». Y AF ratificó que Cristina también «quiere el capitalismo». A confesión de parte, relevo de pruebas.
Pero la verdadera competencia no es para ver quiénes son más capitalistas: la diferenciación tajante es entre quienes lo son y lo defienden, y quienes entendemos que para tener un país y un mundo justos hay que luchar por otro sistema, superador, realmente igualitario, que para nosotres es el socialismo.
¿Cómo pueden decir que trabajan por un sistema más igualitario, si desde que asumieron beneficiaron a las corporaciones, los bancos, y ahora en medio de la pandemia financian con la ATP a empresas que de sobra tienen espalda para afrontar la situación?
La semana pasada se sumó a esta estafa descarada la multinacional Coca-Cola, una de las mayores del mundo, que avisó que había ingresado a la asistencia del Estado, y como aún no habían pagado vía ANSES iban a depositar los sueldos enteros y luego los descontará. ¡Coca Cola, la misma que en 2019 pidió entrar al preventivo de crisis y fue rechazada, la misma que en enero pasado informaba ganancias superiores a sus estimaciones del último trimestre de 2019!
Mientras el Estado salva a empresas poderosas como esta pagando los salarios a sus trabajadores, asumiendo dicho pago hasta un 50% en varios casos, a trabajadores autónomos, informales y cuentapropistas les pagan un subsidio de emergencia de apenas 10 mil pesos. A las y los jubilados de la mínima les pagan poco más de 16 mil pesos. Y Trabajo homologa los acuerdos entre la patronales y la burocracia para seguir recortando salarios.
Socialismo, para dar vuelta todo
Un dato más que muestra a quiénes beneficia este gobierno, por más que se pinte de nacional y popular: hasta hoy no se avanzó con el proyecto del impuesto a las grandes fortunas, que además sólo afectaría a un sector minoritario. Pero ni eso hicieron. No gravan a los ricos y además les pagan los salarios de su personal, cuando esos fondos deberían destinarse a la contención de los sectores más golpeados en estos tiempos. En cuanto a lo de Vicentín (ver nota en pág. 3), además de ser ultralimitado AF ya aclaró que es una excepción.
No hace falta mucho más para mostrar qué intereses cuida el gobierno, y que, si no se rompe la lógica de este sistema, opresor y explotador, no hay lugar para un futuro digno y justo. En el capitalismo siempre ganan los mismos, y siempre pretenden que la crisis la paguemos les trabajadores.
A diferencia del verso de Fernández, hay otra alternativa: un sistema que garantice la igualdad para las mayorías. Ese sistema es el socialismo. Donde se garanticen las condiciones de vida del 99%, donde haya democracia real, donde se planifique y se produzca en base a las necesidades sociales y no al lucro empresarial. Con ese objetivo construimos el MST: para luchar contra el capitalismo, un sistema desigual por naturaleza donde nunca «ganamos todos».