Alcances, consecuencias y perspectiva del plan de rescate imperialista.
Por Rubén Tzanoff – SOL Estado Español
Los miembros de la UE acordaron los montos y los términos del “plan de recuperación” ante la crisis del Covid-19.
¿Cuáles son los montos, cómo y cuándo se repartirán? Se asignó un fondo por un total de 750.000 millones de euros, distribuidos de la siguiente forma: 390.000 millones dirigidos a “estimular la economía y hacer frente a la crisis del coronavirus”, que llegarán a los Estados en carácter de ayudas directas y no tendrán que ser devueltos. Los restantes 360.000 millones serán otorgados en créditos, como deuda con obligación de reintegro. A esto se suma el presupuesto de la UE de siete años por 1.074 billones de euros. Es la primera vez que la Comisión Europea (CE) ha sido autorizada por sus 27 miembros a endeudarse en los mercados internacionales, a emitir bonos y crear una deuda común por el total del fondo a devolver, para hacer llegar dinero a los Estados. Se solventará con la creación de nuevos tributos comunitarios y locales, con tasas sobre los plásticos de primer uso, impuesto al carbono, una tasa digital y otros. En última instancia, saldrá de los bolsillos del pueblo. El reparto será escalonado, la entrega del 70% de las ayudas se efectuará en el período 2021-2022, el 30% restante se girará en el 2023. Se hará en base al nivel de desocupación 2015-2019 y a partir del 2023 en base a la pérdida de PIB 2020-2021. Para que el acuerdo entre en vigor, lo deberán ratificar los Parlamentos de cada Estado y el Parlamento Europeo.
¿Cómo se hilvanó el entendimiento? El debate sobre el monto, los requisitos y controles del fondo de recuperación lleva meses, con diferentes posiciones. El primer hecho que le dio viabilidad al acercamiento se consumó con el “giro” de Alemania, que por primera vez decidió flexibilizar las normas de “austeridad” a ultranza y aprobar ayudas sin devolución. El 19 de mayo la canciller Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron, anunciaron su intención de comprometer 500.000 millones de euros al fondo de recuperación. Esta decisión de los dos pilares claves de la UE le abrió la puerta a la negociación con el resto de los socios del Club. Los más reticentes eran los llamados países frugales (Holanda, Dinamarca, Suecia y Austria) más Finlandia, que amenazaban vetar la “mutualización” de deudas y exigían estrictas condiciones de otorgamiento, devolución y control. El principal vocero fue el primer ministro holandés, Mark Rutte, que así resumió su posición: “Si formulas una petición de ayuda, debes hacer reformas de gran envergadura”. Finalmente sellaron el acuerdo en Bruselas, luego de 90 horas consecutivas de reuniones, encuentros bilaterales y choques al borde del fracaso. Los países “frugales” renunciaron a los vetos, pero le impusieron a la CE y el tándem francoalemán un recorte del 22% al total de las ayudas que no se reintegran, fijaron condiciones de uso, supervisión y lograron un aumento de los retornos que recibirán en los presupuestos 2021- 2027, es decir más dinero para sus arcas.
¿Se establecieron condicionamientos? Sí. En caso de que algún Estado miembro considere que hay desviaciones de cumplimiento, podrá requerir que se trate el tema en el CE y se paralicen los giros, apelando al mecanismo de la mayoría calificada (15 estados y el 65% de la población), se lo llamó el “freno de emergencia». Para conseguir las ayudas, los países deberán presentar “planes de reformas orientados a crear empleo y sostenibilidad”, atados a las recomendaciones de la Comisión Europea en el mercado laboral, las pensiones, los presupuestos y la política fiscal. Además, se flexibilizó la “condicionalidad sobre el Estado de derecho”. Esto implica que la UE no podría realizar exigencias sobre el recorte o vulneración de libertades democráticas que eventualmente ejecuten los gobiernos que reciban ayudas. Fue un punto ríspido de mucho debate que quedó redactado con una formulación general, para evitar el veto de Hungría y Polonia, cuyos gobiernos de derecha y regímenes autoritarios se encuentran bajo evaluación del Consejo de la UE por la vulneración de derechos.
Es la primera vez que la Comisión Europea (CE) ha sido autorizada por sus 27 miembros a endeudarse…
¿Cómo le fue a España? El gobierno central recibirá 140.000 millones, 72.700 millones de ellos en forma de ayuda a fondo perdido. Sánchez lo presentó como un gran triunfo del débil gobierno PSOE-UP y volvió envalentonado de cara a la negociación de los presupuestos. Pero ya percibió que nada le será fácil en el Congreso. Allí se debatieron las opiniones de la Comisión de Reconstrucción, donde logró sacar adelante los paquetes de conclusiones sanitarias y europeas, y no las sociales, el plan de reconstrucción no ha tenido el consenso que el ejecutivo esperaba.
¿Cómo se relacionan condicionamientos y reforma laboral? Sánchez considera que los condicionamientos son normales porque “España ya tiene alineada su agenda con la agenda de la Comisión Europea”. Pablo Iglesias afirma que se trata de «condiciones blandas que no implican la necesidad de realizar recortes”. La conformidad de ambos es acompañada por los dirigentes del PP, Cs, UGT y CC.OO. entre otros. Lo cierto es que el gobierno ya incumplió la promesa de derogación de la totalidad de la nefasta reforma laboral impuesta por Mariano Rajoy (PP), diciendo que en realidad sólo pretenden “cambiar los aspectos más lesivos”. Con el acuerdo se aleja la posibilidad de que realicen hasta modificaciones menores, mal vistas por Bruselas. Es más, pueden intentar flexibilizar más o hacer la vista gorda con la profundización de los abusos laborales instalados bajo el paraguas de la “nueva normalidad”.
¿Qué buscan las empresas? Los patrones se “frotan las manos”. Luego de haber sido favorecidos por el Estado con los Expedientes de Regulación de Temporal de Empleo (ERTE) a los que pasaron a millones de trabajadores sacándose de encima sus obligaciones, el gobierno ya les habilitó un monto de 10.000 millones; con el fin de rescatar a las “empresas estratégicas a nivel nacional y regional”. Están autorizadas a solicitar desde 25 millones de euros en adelante y así “reforzar su solvencia”. Algunas de las empresas candidatas a solicitar el rescate son: Iberia, el grupo Globalia, dueño de Air Europa y propietario de Halcón Viajes, así como Duro Felguera, entre otras. Los voceros del ejecutivo también avisaron que su entrada financiera en las sociedades que atraviesan una situación complicada es compatible con las ayudas.
¿Es un alivio económico? ¿Qué sucederá con las deudas? Las ayudas no serán de dos billones como barajaron inicialmente. Tampoco de 500.000 millones como pedían Francia, Alemania y los países del Sur europeo. Igualmente, la inyección de dinero brinda las condiciones para una recuperación parcial de la economía europea; es un respirador para sacarla de la unidad de cuidados intensivos, en el marco de una economía mundial enferma y con pronóstico reservado. Las deudas públicas española e italiana ya habían llegado a límites muy riesgosos antes de la pandemia, lo que se agravará en el futuro, cuando tengan que devolver los millones de euros prestados. Más deuda siempre fue sinónimo de recortes presupuestarios y ajustes.
¿Por qué no optaron por un “shock” de ajuste? Hay varios motivos. 1- En el marco de una crisis de la economía capitalista sin precedentes, dejar caer a los países más débiles implicaría la posibilidad de que arrastren al conjunto de la Unión. 2- El bloque viene de atravesar su peor momento de desprestigio, cruzado por problemas sociales, crisis migratorias y políticas, cuya máxima expresión fue el Brexit. Un nuevo fracaso podría haber significado un golpe letal en un doble sentido: la generación de mayor debilidad en la disputa frente a otros imperialismos y el aumento de la desconfianza en el proyecto “europeísta” comunitario, en favor de “euroescépticos” de ultraderecha. 3- El imperialismo europeo evaluó que, en plena pandemia, con miles de personas contagiadas, fallecidas y un descontento creciente, no está en la coyuntura oportuna para aplicar las mismas recetas que la Troika le impuso a Grecia cuando quebró. 4- Lo más importante, le tienen pánico a la posibilidad de que los pueblos europeos se rebelen, con estallidos, movilizaciones y huelgas fuera de control, como está sucediendo en distintos países del mundo. Todavía tienen en la retina las imágenes de los “chalecos amarillos”, de la histórica huelga francesa y de las primeras reacciones del movimiento obrero europeo ante las consecuencias de la crisis.
No habrá bienestar generalizado, tarde o temprano habrá más ajuste, más precariedad y desigualdad social.
¿Qué es lo realmente “histórico”? Los gobiernos burgueses festejaron el acuerdo. Según Emmanuel Macron fue un “Día histórico para Europa”. Para Angela Merkel “Europa ha demostrado en esta situación ser capaz de actuar”. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, expresó “la magia europea funciona”. También hablaron de una “refundación de la UE” y del “reencause de un proyecto solidario”. No hay que creerles ni una palabra. Se guían por conveniencia política propia y salvataje a las ganancias. Lo que es realmente “histórico” es el hundimiento económico, político y social del sistema capitalista.
¿Hay “Plan Marshall”? Es válido hacer algunas comparaciones entre lo que fue el “Programa de Reconstrucción Europea” de los EE. UU. y lo que será el “Plan de Recuperación post pandemia” de la UE. El primero, se ejecutó al final de una contienda bélica mundial, con el objetivo de sofocar revoluciones y disminuir la influencia de la URSS, luego de los Pactos de Yalta y Potsdam en los que las potencias occidentales y el estalinismo se dividieron sus áreas de influencia – el segundo, se ejecutará post pandemia del Covid-19, para paliar los efectos de la crisis económica y evitar el hundimiento de la UE. Fue un Programa dirigido por un imperialismo yanqui triunfante y emergente como potencia hegemónica – lo dirigirán los altos funcionarios de un imperialismo decadente, cuyo proyecto Comunitario está cuestionado. Se implementó para crear un mercado europeo en el que colocar la producción yanqui en expansión – se ejecutará para detener la quiebra de las empresas, el crac de la Bolsa y el hundimiento del consumo masivo. El dinero para las ayudas surgió del presupuesto nacional yanqui en territorio extranjero – se solventará con la emisión de bonos y deuda mutualizada. Las ayudas se otorgaron sin devolución, principalmente a los Estados de las potencias industriales – las ayudas y préstamos se otorgarán bajo condiciones de reformas estructurales y devolución, los fondos más abultados se dirigirán a los países más pobres y afectados por las consecuencias del Covid-19. Las referencias al “Plan Marshall” estuvieron más ligadas a la presión para obtener ayudas y magnificar periodísticamente sus resultados que a una similitud estricta con el programa norteamericano.
¿Hay otra salida? Cuando se defina la distribución definitiva de los millones de euros en danza, posiblemente vuelquen una parte del dinero a algunos aspectos sociales, en el caso del Estado español ensalzados por el que se autodefine como “el gobierno más progresista de la historia”. Pero, seguramente, los más beneficiados serán un puñado de privilegiados por encima de las necesidades de lxs trabajadorxs y el pueblo, de los más vulnerables, los más pobres, las mujeres, los jóvenes e inmigrantes. No habrá bienestar generalizado. Tarde o temprano habrá más ajuste, más precariedad y desigualdad social. Los pactos asumidos entre explotadores y opresores nunca fueron favorables a las grandes mayorías y éste, no será la excepción. La inyección de dinero permitirá cierta recuperación parcial, sin embargo, en esta etapa del capitalismo no están planteadas ayudas que impliquen una recuperación estable, duradera y real de la producción, porque domina la especulación y al final el dinero volverá al circuito financiero que provoca las crisis cíclicas. La salida de fondo pasa por tomar medidas sanitarias de fondo, priorizar la vida sobre las ganancias, romper con la UE, conformar alternativas de izquierda y fortalecer organizaciones socialistas y revolucionarias que luchen por gobiernos de los trabajadores y una Libre Federación de Estados Socialistas Europeos.