En el marco del 28S día de acción global por el aborto legal en América Latina y el Caribe, la situación de las mujeres en Nicaragua está lejos de alcanzar la legalización del derecho a decidir, misma que se agravó a partir de 2006 pasando a ser uno de los seis paises del mundo que lo penaliza absolutamente. Pero ese derecho pendiente sigue marcado en el horizonte de los movimientos de mujeres y activistas feministas. Para nosotras, en este contexto el Coronavirus no es la única pandemia, sino una más en la extensa lista de factores límites que día a día amenazan nuestra existencia. Ante la situación actual estamos indignadas y con ganas de prenderle fuego a todo este maldito sistema, por machista, capitalista y patriarcal. ¿Vos también?
Por: Alternativa Anticapitalista
El Machismo es Pandemia
Nicaragua, 53 femicidios y 68 femicidios frustrados en lo que va del 2020; y en el mes de septiembre, violación sexual seguida del femicidio atroz de 4 niñas de 2, 4, 9 y 12 años. Pese a la indignación popular, la mayoría de los agresores siguen prófugos o en la impunidad, porque el aparato policial nacional está dedicado a actividades ilícitas y casi exclusivamente existe para reprimir, al tiempo que omite investigar los casos, y pese a las denuncias abandona a las víctimas a su suerte.
En la dictadura de Ortega, la mayoría de las decisiones nacionales se toman con decretos presidenciales, a través de los cuales ha logrado, además de poder ser reelecto, asegurarse la obediencia de la Jefatura del Ejército y de la Policía Nacional. Los decretos han afectado la forma en la que se investigan los casos de violencia machista, y aun con el incremento brutal de todas las formas de violencia contra las mujeres, entre 2015 y 2016 se cerraron las Comisarías de la Mujer, instancias que fueron impulsadas y acompañadas por el movimiento feminista desde los años ´90.
Si bien en 2012, el movimiento de mujeres de Nicaragua, logró la aprobación de la Ley Integral contra la violencia hacia las mujeres (Ley 779), que tipificó las formas de violencia contra las mujeres, años después otro decreto presidencial redujo la figura de feminicidio a un delito que se comete únicamente en el ámbito privado. Además por la injerencia clerical este decreto también obliga a las mujeres que enfrentan violencia por parte de sus parejas, a mediar con su agresor. Pese a que la ley en cuestión tiene una sólida base jurídica para atender casos de violencia machista, se ha quedado en papel, pues no ha sido presupuestada ni difundida para su aplicación efectiva en todo el país.
En medio de este contexto es urgente alzar una mirada profundamente antisistema, para impulsar el paso hacia otro modelo social, sin impunidad y donde el estado garantice las condiciones para que las mujeres y niñas podamos realmente vivir sin violencia. Está claro que el reformismo no es, ni será suficiente para cambiar de raíz las condiciones sociales, económicas y políticas de las mujeres en un país post guerra y en permanente dictadura. La sociedad en su conjunto debe asumir su responsabilidad, crear conciencia, cambiar comportamientos y poner un freno a la violencia machista y la explotación capitalista. Hay que darle vuelta al sistema
La crisis actual, las feministas resisten.
No es nuevo el carácter “anti feminista” de la dictadura Ortega-Murillo, que desde 2006 viene golpeando bajo contra los derechos de las mujeres, y criminalizando el activismo del amplio movimiento feminista en Nicaragua. Actualmente, la dictadura Ortega-Murillo mantiene una campaña de desprestigio y persecución contra organizaciones feministas; extendida a defensoras de derechos humanos, activistas, ONG´s, periodistas independientes y líderes de movimientos sociales. La dinámica represiva a gran escala es la nueva normalidad en Nicaragua, y el derecho a la protesta quedó bloqueado a punta de balas, represión, exilio y prisión.
Frente a esta situación, las mujeres defensoras seguimos resistiendo con fuerza y voluntad política, incomodando al régimen y denunciando el clima de hostigamiento, represión, así como la brutalidad con la que las fuerzas represivas del Estado han respondido a las acciones de protesta feminista. Sin embargo, en muchas ocasiones, estas acciones han sido espontáneas y no coordinadas con otros sectores; por lo tanto de bajo alcance o impacto político. Ganar nuestras batallas feministas pasa por construir espacios de unidad en acción para movilizar, discutir y construir política y a la vez ir debatiendo las diferencias, porque la lucha estratégica para enfrentar al patriarcado y el capitalismo es compleja y difícil.
Las feministas son las únicas que bajo este contexto han decidido salir a las calles y protestar contra la ola de femicidios y violencia sexual de los últimos meses, Ni la Alianza, ni la Unidad AYB, ni la Coalición en su conjunto, ni la iglesia, se han posicionado de forma clara contra la violencia hacia las mujeres. Estas falsas direcciones son incapaces de reconocer que el modelo actual opera sobre las bases de la opresión patriarcal y explotación capitalista, porque son las 3 patas que dieron forma y sostienen al régimen actual: Dictadura-Iglesia-Capital. Entonces nos toca a nosotras, seguir luchando por construir la herramienta políitica independiente para luchar por nuestra emancipación feminista y disidente.
El panorama solo nos recuerda que si tocan a una respondemos todas, y esto pasa por unirnos y coordinar cada acción para evitar el mayor daño posible, y pasa también por reivindicar las acciones feministas como profundamente políticas contra este sistema asesino y extractivo, porque son propuestas de denuncia contra el abandono estatal en su rol de garante de derechos, que en su lugar se ha convertido en el principal asesino directo e indirecto de mujeres y niñas en este país. Negar lo político y la politica de la acción feminista es retroceder en nuestras demandas, y eso no lo podemos permitir.
Estado-Capital: Alianza Criminal
Nuestras sociedades bajo el sistema capitalista reducen todo a la ganancia de la clase dominante, y en esa tarea necesita controlarnos, controlar nuestros cuerpos e identidades, domesticarnos y prepararnos para ser una pieza productiva más en el engranaje de este maldito sistema. Existe la falsa idea de que la división sexual del trabajo que inferioriza a las mujeres y nos excluye de la actividad económica es natural y por tanto irreversible. Entonces, la desvalorización institucional de las actividades no remuneradas ha dejado en desventaja social y económica a las mujeres, quienes contribuimos diariamente a la reproducción de la fuerza de trabajo necesaria para realizar todas las demás actividades económicas.
Y vemos que hay un incremento en las expresiones de violencia machista en la medida que ha habido un recrudecimiento de todas las formas de explotación capitalista, este incremento refleja el nivel de crisis sistémico mundial y tiene otras formas de manifestarse en la región, por ejemplo, la doble jornada que es la explotación sostenida de los cuerpos de las mujeres con la asignación obligatoria de los trabajos de cuidados, domésticos y reproductivos. Pensemos en cómo esta carga de trabajo no remunerado es vital para la generación de bienestar y riqueza en la economía nacional y global, ¿cuánto se ahorra el Estado y las empresas privadas al no pagar el costo de ese trabajo que hacemos las mujeres en las casas? En algunos países esa contribución no remunerada representa más del 15% PIB, aproximadamente.
Para sostener estas dinámicas de ajuste y recorte de derechos ha sido central la alianza entre los grandes poderes económicos, los capitalistas nacionales y extranjeros, los sindicatos oficialistas y los gobiernos; que negocian “acuerdos” para explotar al máximo a las trabajadoras y garantizar las ganancias privadas. El estado y los capitalistas, aprovechan toda ocasión para recrudecer la falta de oportunidades y precarizar constantemente las condiciones de empleo, por ejemplo en el sector de zonas francas y maquilas donde la población mayoritariamente contratada son mujeres jóvenes; las mujeres mayores van siendo descartadas una vez se enferman por la falta de condiciones en las fábricas..
En este contexto ese sector se ha visto particularmente afectado, pues decenas de miles de mujeres trabajadoras de las textileras fueron despedidas, suspendidas o enviadas a “vacaciones” en medio de la pandemia de Coronavirus. Esta situación pone en perspectiva algunas consecuencias inmediatas: el recrudecimiento de la crisis, la carestía de la vida, la feminización de la pobreza y el aumento brutal de los casos de violencia machista. Desde una mirada sistémica, no es casualidad que los perfiles de mujeres asesinadas y previamente abusadas sexualmente tengan características sociodemográficas marginalizadas.
Garantizar la vida de las mujeres: La deuda pendiente
Todos los gobiernos que estuvieron después de la revolución popular del 79´ hasta la fecha, y aún los anteriores, han hecho a un lado las demandas y las garantías para el respeto de la vida de de las mujeres y niñas en Nicaragua. Más bien, se nos han cerrado los espacios de participación e influencia política y social, utilizando tanto la cooptación como el control patriarcal, la falta de oportunidades, la explotación laboral, la violencia machista naturalizada, la pobreza estructural y la migración forzada de los sectores populares; así como la persecución y el hostigamiento a líderes del movimiento feminista.
Mientras tanto, cada gobierno ha fomentado la injerencia de los fundamentalismos religiosos en las políticas públicas, y en los marcos jurídicos y legales que afectan la calidad de vida de las mujeres, especialmente aquellos relacionados con derechos políticos y los derechos sexuales y reproductivos. En ese sentido, el amplio movimiento feminista nicaraguense, con sus diversas corrientes y algunas limitaciones, ha sido uno de los actores históricamente más beligerantes en defensa del estado laico y la separación de la iglesia y el Estado.
No olvidemos que el apoyo de la jerarquía católica fue fundamental para el retorno al poder de Daniel Ortega en 2007, y después para su acercamiento con los capitalistas y grandes empresarios. La alianza entre Ortega y la curia católica a través del cardenal Miguel Obando y Bravo, condenó a muerte o prisión a incontables mujeres y niñas al penalizar el aborto terapéutico en 2006. Desde entonces se mantuvieron subvenciones estatales tanto para la iglesia católica como para la evangélica, que sostiene un férreo apoyo al régimen a través de importantes pastores y reverendos. Recordemos las trabas y maldiciones que impusieron a la ley 779, al punto de llamarla “el nuevo número de la bestia”.
#AbortoLegalYa
El patriarcado, basa su poder sobre el control de los cuerpos y la vida de las mujeres, a través de mitos y tabúes respecto a la sexualidad, a la maternidad, la estética y otros estereotipos femeninos que se deben cumplir. Uno de los núcleos más duros es la maternidad, que a toda costa la sociedad impone bajo concepciones judeo cristianos. En Centroamerica están 3 de los 6 paises en el mundo que penalizan el aborto en toda circunstancia: Honduras, El Salvador y Nicaragua. Sin embargo, La penalización no evita que las mujeres sigan practicándose abortos, solamente lo clandestiniza y aumenta los niveles de riesgo para las mujeres y niñas.
Ese absolutismo prohibitivo también viene acompañado de un incremento de la violencia sexual contra las mujeres y niñas, así como una persecución y criminalización a quienes apoyan las personas que necesitan interrumpir un embarazo para salvar sus vidas. Para las niñas, la violencia sexual es una realidad cotidiana en Nicaragua, datos del Ministerio de Salud revelan que en la última década 16 mil 400 niñas menores de catorce años han dado a luz en hospitales públicos.
La primera ley a favor del aborto legal en el mundo, fue promunlgada en 1920 luego del triunfo de la revolución rusa de 1917, está victoria fue impulsada por cientos de revolucionarias, entre ellas la socialista Aleksandra Kolontái la primera comisaria del pueblo para el bienestar social en la Unión Soviética. Han pasado 100 años desde entonces y el derecho a decidir para nosotras sigue siendo una deuda pendiente.
El aborto es un tema de salud pública porque mueren cientos de mujeres y niñas cada año y miles quedan con secuelas graves de salud. Es un tema de justicia social porque en general sólo mueren en clandestinidad las mujeres y niñas pobres. Es un tema de derechos humanos como ejercicio de autonomía sobre la salud sexual y reproductiva de las mujeres, necesario para dejar de garantizarles nuestros cuerpos como mercancía y propiedad patriarcal, clerical y estatal para seguir reproduciendo la fuerza de trabajo de la maquinaria capitalista.
En la cuarta ola feminista internacional, la Marea Verde por la legalización del aborto nos da un impulso para la organización internacionalista, para articular nuestra lucha desde Nicaragua con nuestras hermanas Argentinas, aprendiendo de su experiencia combativa, así mismo con las chilenas, las colombianas y las muejeres de todo el mundo que seguimos luchando por logar en todos los niveles nuestro derecho a decidir y no vamos a parar hasta que el aborto legal, seguro y gratuito sea ley. Y ¡será ley, compañeras!
Nuestra propuesta: Feminismo Anticapitalista
Desde Alternativa Anticapitalista consideramos que una de las tareas más inmediatas es organizarnos independientes de empresarios, corruptos, fundamentalistas y oportunistas; es decir construir una organización política combativa y antisistema, con mirada internacionalista y con una política integral no sólo en términos de género sino también de clase. Para articular las luchas de las mujeres, y de todos los sectores históricamente oprimidos, para pelear en conjunto por recuperar nuestro derecho a decidir sobre todo.
Es urgente seguir organizando acciones para echar a la dictadura, liberar a las presas políticas y recuperar nuestros derechos democráticos, de organización, protesta y movilización permanente; porque sólo esas condiciones nos van a permitir avanzar y lograr una ley de emergencia contra la violencia machista con presupuesto real para invertir en refugios y atención integral para víctimas; penas máximas a violadores y femicidas, que en este contexto es lo mínimo para empezar a poner un freno a la violencia desmedida contra las mujeres y las niñas; y por otro lado combatir a las mafias de las redes de trata, explotación sexual y propalación.
Otras tareas urgentes para nosotras son separar la iglesia del estado, eliminar los subsidios que recibe y por supuesto terminar con su injerencia fundamentalosta en las políticas públicas. Además, es preciso intervenir el sistema de educación pública, para desarrollar estratégicamente planes de Educación Sexual Integral (ESI) laica y científica en todo el sistema educativo y de salud. Promover la distribución gratuita de anticonceptivos y métodos de planificación familiar. Y garantizar un aborto legal, seguro, gratuito y libre como una ciestión de salud pública y derecho humano.
Este 28 de septiembre convocamos la fuerza combativa de las feministas de todo el mundo y nos solidarizamos con las compañeras feministas que están viviendo persecución política por parte del gobierno de Ortega, les invitamos a unirnos en la acción por nuestros derechos y una Nicaragua libre, en un solo brazo, fuera de las estructuras cómplices de este gobierno y que sostienen a la dictadura.
Desde Alternativa Anticapitalista, en la LIS, vamos por todo y nada menos. Queremos revolucionar la acción feminista, incomodar al régimen y tirar abajo a este sistema machista, capitalista y patriarcal. Sumate a dar esa pelea, organízate con nosotras.