Por Luis Meiners
Entrada la madrugada del miércoles y habiendo transcurrido varias horas luego del cierre de los comicios aún no es posible determinar el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Los demócratas no pudieron materializar una victoria contundente que les permitiera emerger victoriosos en la noche de las elecciones. Con el fantasma del 2016 pesando sobre sus hombros, el camino a una victoria Biden sigue abierto pero el desenlace final puede demorarse varios días.
Los resultados
En la recta final hacia las elecciones las encuestas mostraban disputas abiertas en Estados tradicionalmente republicanos como Florida, Georgia, Carolina del Norte e incluso Texas. Si Biden lograba ganar alguno de estos, la posibilidad de un triunfo de Trump se reducía considerablemente y la carrera podría cerrarse en la propia noche del Martes. Sin embargo, esto no sucedió. Florida y Texas fueron para Trump, y tanto en Carolina del Norte como en Georgia la la votación se presentaba ajustada pero con una ventaja para Trump, aunque faltaba contar gran cantidad de votos en ciudades de clara mayoría demócrata como Atlanta.
Ante este escenario, todas las miradas se voltearon hacia Arizona, Michigan, Pennsylvania y Wisconsin. El primero de estos estados es el único de los ganados por Trump en 2016 en el que Biden está en una clara delantera. Los tres restantes son parte de la “Muralla Azul”, estados tradicionalmente demócratas que Trump ganó en 2016. En todos ellos faltan muchos votos por contar. Trump lidera los tres, pero la mayor parte de los votos restantes son de grandes ciudades, como Philadelphia en Pennsylvania, donde Biden tiene una ventaja considerable. Muy probablemente la pelea electoral se reduzca al conteo de votos en estos tres estados.
También estaban en juego las elecciones de la Cámara de Representantes y el Senado. Los demócratas apostaban a sostener la primera y recuperar el segundo. Todo pareciera indicar que sostendrán su mayoría en diputados, pero no lograran dar vuelta el Senado.
Perspectivas
La incertidumbre en torno al resultado electoral puede prolongarse durante varios días. En las semanas previas a las elecciones Trump y el Partido Republicano desplegaron una fuerte presión judicial sobre el proceso electoral, tendencia que probablemente se agudice en las próximas horas y días.Trump ya expresó que el resultado debería determinarse en la misma noche de las elecciones. Por su parte, Biden expresó que tiene confianza que el resultado final le dará la victoria. A la incertidumbre del resultado, se agrega la posibilidad de disputas legales. Esto además puede estar acompañado de creciente polarización en las calles.
Todo esto expresa una profunda crisis en el régimen político. En la medida en que conozcamos los resultados electorales en detalle, y sea posible comparar los números con elecciones anteriores podremos realizar un análisis pormenorizado. Pero un elemento salta a la vista: el Partido Demócrata no logra generar suficiente entusiasmo como para lograr una victoria clara, incluso frente a un rival como Trump que es repudiado por amplias franjas del movimiento de masas.
Por otro lado, revela una vez más el carácter profundamente antidemocrático del régimen. Nuevamente, un candidato que pierda el voto popular puede ser electo presidente en el Colegio Electoral. A esto se suman innumerables maniobras de supresión de la participación electoral, fundamentalmente de sectores de la clase trabajadora, Negrxs y Latinxs.Y también maniobras judiciales para evitar, entorpecer y reducir el conteo de boletas electorales enviadas por correo. Todo esto subraya la necesidad de organizarse para pelear por demandas democráticas. Ambos elementos reafirman la necesidad de romper con el sistema bipartidista, y construir una alternativa política independiente de los dos partidos del capital. El Partido Demócrata ha demostrado una vez más que sólo es un vehículo de frustraciones.