Porque estas elecciones de Asamblea Nacional son una nulidad
Porque no hay una opción de y para la clase trabajadora y el pueblo
Porque la disputa es entre dos derechas, una en el gobierno y otra en la oposición:
– Una que se dice de “izquierda” pero también es capitalista y traicionó a la revolución
– Otra que es una parte de la derecha tradicional que cohabita con el gobierno
– Y una supuesta “alternativa popular revolucionaria” (PCV) que no rompe con el gobierno ni sale a luchar
Rechazamos a derecha patronal lacaya, que busca imponer un gobierno controlado por EE.UU y llama a la abstención
Las elecciones a la Asamblea Nacional son una nulidad, y esta afirmación la hacemos principalmente porque no tendrá ningún poder real, en los términos establecidos por la Constitución. La llamada “Ley Antibloqueo” (LAB), impuesta por la Asamblea Nacional Constituyente de la burocracia, le quita sus principales competencias a la AN que se va a elegir y se las confiere ilegítimamente al Ejecutivo Nacional y al presidente Maduro, colocándolo por encima de toda norma legal y al margen de cualquier control.
Es decir, que El “Poder Legislativo”, no va a ser más que un parapeto y su elección apenas sirve para dar la impresión de un ejercicio democrático, pues los diputados no podrán manejar los asuntos más importantes, relacionados con la economía nacional y los bienes públicos, y ni siquiera podrán conocer e informar sobre los negocios de privatización y entrega al capital nacional y extranjero que se dispone a hacer el gobierno. Usarán a la AN para aprobar leyes subsidiarias de la LAB.
Por otra parte, gobierno y PSUV están preparando una simulación de Parlamento Comunal para hacerle contrapeso a la AN, pero no con parlamentarios de verdaderas comunas, como tratan de hacer ver, sino del aparato del Partido-Estado que la burocracia viene estableciendo, con ramificaciones en la base social. Un instrumento más del gobierno, sujeto a vínculos clientelares, al “dedo”, a los bonos y cajas CLAP, organizaciones parapoliciales, asuntos sociales del Estado administrados por el “partido” SOMOS (de Maduro) y negocios “sociales” con los que capas inferiores del sistema burocrático obtienen privilegios y oportunidades para la corrupción.
No se trata de “comunas” surgidas democráticamente, desde abajo y en la lucha, ni con mecanismos realmente participativos para su elección o para intervenir las decisiones efectivas. Ni son realmente autónomas, ni cuentan verdaderamente con propiedad colectiva de la tierra, ni con propiedad social de empresas públicas. Son un eufemismo del Gobierno-PSUV para manipular, queriendo aparentar que el poder lo tiene el pueblo, cuando quien lo detenta es una burocracia capitalista y autoritaria. Pudiera haber alguna que otra excepción, pero lo que monta el gobierno y el PSUV son siempre aparatos cooptados.
Nos convocan a votar por un organismo que de antemano ya ha sido anulado por maniobras leguleyas y por la práctica gubernamental. Aún así, pensamos que al pueblo le conviene utilizar todas las oportunidades que se le presenten para tratar de expresarse, pero el problema es que no hay por quien votar. Decimos esto porque los principales contendores son representantes de sistema capitalista, ya sea en la versión burocrática del PSUV y su satélite GPP o de la llamada “derecha moderada” que cohabita y le sirve de alcahuete al gobierno.
La derecha opositora de línea dura, alineada tras Guaidó y Leopoldo López, y la más ultra, con María Corina Machado y Ledezma, llama a la abstención y actúa como un instrumento de Donald Trump, promueve sanciones económicas al país, la intervención militar de los Estados Unidos, y apuesta a salidas golpistas o a la pesca en río revuelto, buscando utilizar al pueblo como “carne de cañón” para sus fines particulares, sin importarle las consecuencias que pagan los trabajadores y sectores populares.
No estamos a favor de la abstención, principalmente porque es una de las tácticas que llevan adelante quienes como clase explotadora han sido corresponsables de la grave situación de miseria y precariedad a la que se han sometidos millones de trabajadores y la gente de los sectores populares. La utilizan como parte de su plan para recuperar el control del gobierno y del Estado, pero para continuar el plan privatizador que hoy lleva adelante Maduro. Solo se disputan la administración de los negocios, porque todos se han enriquecido a costa de llenar sus bolsillos con el dinero que le robaron al pueblo venezolano.
No es opción votar por las candidaturas del gobierno burocrático que nos explota y oprime
Este gobierno nos ha despojado de todos los derechos y conquistas logradas en años anteriores, destruyó todos los avances del proceso revolucionario. Siempre ha actuado en contra de los planteamientos de una sociedad “socialista” y “democrática” en un país “independiente”, impone el trabajo sin salario, destruyó los servicios públicos y las mejoras logradas en la calidad de vida, nos retrocedió a la pobreza más atroz, arranca las libertades y reprime a diestra y siniestra. Ahora, con la “Ley Antibloqueo” (LAB) prepara la privatización de las empresas públicas arruinadas para que la burocracia se convierta en clase propietaria capitalista, montar negocios con burgueses, lavar dinero del desfalco y la corrupción, y hacerse socios de los imperialismos emergentes (chino, ruso). No tienen nada que ver con el “socialismo” que prometieron ni con la “democracia participativa” y el “poder popular”; que tanto pregonan.
No es opción votar los partidos patronales que se prestan al “show” con el gobierno, ni seguir a la derecha intervencionista que promueve la abstención para su propio provecho
Le disputan el poder al gobierno, pero han estado comprometidos en todo tipo de acciones contra el pueblo, y se aprovechan de lo que hace el gobierno, de la eliminación del salario o de su reducción a niveles super-miserables. También viven de la corrupción y la captura de la renta del Estado. Están por el sometimiento semicolonial del país a las transnacionales y potencias extranjeras, por eso no se oponen a la LAB. Son los partidos de la clase explotadora, que somete a la clase trabajadora en sus empresas y también la oprime cuando está en el gobierno. Ahora quieren aparecer como “demócratas”, pero se les conoce su historial.
El PCV y la APR no han querido ir más allá de un “deslinde electoral” y no se han atrevido a romper con el gobierno, ni a encabezar la lucha contra sus políticas y por los derechos
El PCV y los sectores políticos que integran la APR (unos más, otros menos) han apoyado todo el tiempo a Maduro o han permanecido prácticamente callados, sin impulsar ninguna lucha significativa en todos estos años, mientras el gobierno burocrático venía imponiendo su paquete anti obrero y nos llevaba al Salario Cero, destruía las prestaciones sociales y el valor de las pensiones, liquidaba los derechos laborales (Memorando 2792 y otras prácticas patronales), además de reprimir a todo el que protesta, en el marco de un descomunal desfalco a la nación y el pago de una inmensa deuda corrupta e ilegítima con el sacrificio del pueblo.
Han sido parte del gobierno mientras éste traicionaba todos los principios y anhelos de la revolución. Se mantuvieron en el GPP, colaborando en la AN y otros espacios, pasivos o partícipes de la entronización de una casta depredadora en el Estado, con ambiciones capitalistas, encubiertas por el falso discurso del “socialismo”. Siempre mantuvieron su alianza con el gobierno, utilizando a menudo como excusa, la agresión imperialista norteamericana; cuando resulta que los revolucionarios nunca podemos dejar de apoyar a un pueblo para apoyar a un gobierno anti obrero por el hecho de que tenga diferencias y roces y con el imperialismo.
En ningún momento, el PCV y la APR han impulsado una gran campaña nacional para recuperar el salario, apoyando, por ejemplo, el Amparo que introdujimos, que reclama al TSJ la aplicación del Art 91 (Salario Mínimo con referencia al costo de la Canasta Básica). Tampoco ha acompañado las protestas por servicios públicos de calidad, de parte de un pueblo que está sin agua, sin gas, sin electricidad, con transporte público caro y absolutamente insuficiente, casi sin telefonía y en gran parte sin Internet, sin dinero en efectivo y a merced de una economía dolarizada.
No han sido ellos quienes se han movilizado contra la detención de obreros por reclamar derechos y ni se han movido por la liberación de luchadores sociales presos (los obreros están presos y Guaidó libre). Deberían haber salido en una férrea campaña contra la terrible “Ley Antibloqueo”, que no es contra las sanciones de los Estrados Unidos sino para privatizar y entregar empresas públicas al capital extranjero y a los corruptos. Deberían estar peleando en contra de que, mientras los trabajadores y sectores populares padecemos la peor miseria en medio de una pandemia, el gobierno burocrático prioriza el pago de la Deuda Corrupta, después de haber arruinado la industria petrolera. Mientras el gobierno dice que no ingresan divisas y no aporta recursos para el pueblo, pagó en octubre casi 842 millones de dólares por Bonos 2020 a los acreedores, entre los cuales están sectores financieros vinculados con el imperialismo que sanciona y bloquea al país y que confisca sus bienes en el exterior en complicidad con Guaidó (caso Citgo) y están, sin duda, los propios burócratas que adquirieron bonos con lo que se han robado. De estos temas no hay planteamientos ni iniciativas en la campaña de la APR. La pregunta que cabe hacerse es: ¿Con qué política se moverán una vez sean parte de la AN? ¿Qué fuerza parlamentaria es la que podría estar a la altura de las exigencias y necesidades de los trabajadores y los sectores populares?
Si existiesen candidaturas que estuvieran combatiendo activamente todo esto y se desmarcaran claramente del gobierno, Marea Socialista (MS) podría haber llamado a votar por ellas, puesto que a nosotros se nos ha violado sistemáticamente nuestro democrático derecho a la participación desde el año 2015, el CNE y el TSJ nos impidió la legalización, lo que no nos permite postular en las elecciones con tarjeta electoral propia.
Nuestro llamado es a convocar a la formación de una Oposición de Izquierda Anticapitalista, Antiburocrática, Democrática y Antiimperialista, con verdaderas políticas en favor de los trabajadores y el pueblo, ante la ausencia de una izquierda consecuente, que le dé batalla al mismo tiempo, tanto a la derecha patronal y al imperialismo, como al gobierno burocrático.
MS insiste en la necesidad de construir un verdadero partido revolucionario, con independencia política plena frente a la clase explotadora, a sus partidos, y respecto a la burocracia gobernante del PSUV, para luchar por un gobierno de la clase trabajadora y sectores sociales aliados, que sí rompa con el capitalismo y ponga los medios de producción en manos del pueblo.
En las condiciones actuales, llamamos al Voto Nulo Consciente
No nos pueden obligar a votar por quien no nos convence y a ser comparsas de un circo malo. Votamos porque no renunciamos a ejercer ese derecho, pero no forzados a escoger en el menú de candidaturas permitidas por el gobierno. Y por eso pulsaremos la tecla “votar” repetidas veces, sin seleccionar ninguna de las opciones, lo que dará como resultado el Voto Nulo, que se cuenta y se mide como un voto pero que no se le adjudica a nadie que no lo merezca. Lo planteamos como un “voto castigo” y de protesta, pues sabemos que muchas venezolanas y venezolanos, que quieren ejercer su voto y les disgusta tener que votar por candidaturas que no les satisfacen, contra su voluntad, verán en el Voto Nulo una la oportunidad de hacerse notar, de que sepamos de este modo cuántos somos los que decimos que ningunos de ellos nos representa.
Ésto, reiteramos; es distinto al llamado abstencionista con el que la derecha patronal busca imponernos a su auto proclamado “presidente interino” Juan Guaidó, con un gobierno de “Transición” formado por burgueses y metiendo a los Estados Unidos a cogobernar con ellos en Venezuela.
El Voto Nulo, sin renunciar a nuestro derecho al sufragio, es una manera de expresar que no estamos dispuestos a que se nos manipule como electores y la idea es que sirva para manifestar la postura de quienes no estamos ni con Maduro ni con Guaidó, ni con la burocracia ni con el capital, ni con el montón de partidos oportunistas y franquicias electorales que sólo buscan curules y negocios, pero no aportan a la lucha del pueblo venezolano. Frente a esto seguimos llamando a organizar la lucha unitaria por los derechos de los trabajadores y el pueblo, con independencia de la burocracia y del capital, y en esta coyuntura de campaña electoral, proponemos a quienes comparten este planteamiento, la formación de Comités por el Voto Nulo.
Nuestro voto–castigo es el Voto Nulo