El histórico levantamiento social del 21 de noviembre de 2019 en Colombia como parte del estallido social en Latinoamérica, fue la respuesta de los y las oprimidas contra las políticas de ajuste y represión por parte del régimen uribista representado por Iván Duque, orientadas y apoyadas por las organizaciones imperialistas como el FMI, la OCDE, el BM, entre otras. Este importante proceso, consolidó una nueva etapa de lucha de clases en nuestro país, abierta en el 2018 por el movimiento estudiantil e indígena, y que hoy sigue latente a pesar de haber sido desmontada la movilización por el Comité Nacional de Paro (CNP), quien le apostó a la política de conciliación de clases llamando a escenarios de concertación con un gobierno que en ese momento estaba siendo presionado por el movimiento de masas, permitiéndole respirar para que en pandemia pasara parte de su paquetazo a través de decretos de emergencia.
Ya se cumple un año de aquel levantamiento, el gobierno ha venido llevando a cabo una arremetida contra los pocos derechos de la clase trabajadora, aprovechándose de las dinámicas de la pandemia, impuso un programa de salvamento al capital financiero apoyándose en medidas de corte fascista a través de sus fuerzas represivas (militares, policiales, paramilitares). Es así como este gobierno socializó la crisis haciendo correr sangre en el campo y la ciudad, arrebatando derechos y endeudando a la mayoría de la población, mientras las ganancias de los ricos siguen en aumento.
La respuesta en la calle, a pesar de la pandemia y las medidas represivas del gobierno, no se ha hecho esperar. Como se expresa en el estallido del 9S —producto del asesinato de Javier Ordoñez por parte de la policía—, dejó ver a una juventud radicalizada, que durante la pandemia se movilizó durante tres meses por matrícula cero, condiciones para la virtualidad educativa y garantías económicas. A esto se suma, en los últimos meses, las luchas de sectores de la clase trabajadora como la histórica huelga del Cerrejón donde les trabajadores llevan más de 70 días resistiendo contra el turno de muerte que quiere imponer la patronal carbonera, la lucha de los y las docentes contra la alternancia educativa, la lucha de las mujeres y disidencias sexuales contra el aumento de los feminicidios y la violencia machista, la organización y pelea de los y las trabajadoras de plataformas digitales reclamando sus derechos como trabajadores precarizades, las luchas contra los desalojos y la portentosa minga indígena, afro, campesina. Todo esto demuestra, una vez más, que la energía de lucha existente en nuestro país, y arde con fuerza.
Todo esto evidencia que existen condiciones de sobra para levantar un gran paro en Colombia, apoyado en la movilización permanente de la juventud y las acciones de huelga en varias partes del país. Esto más que posible, es necesario, pero debe construirse con una dirección consecuente bajo los intereses de la clase trabajadora y los sectores populares, una que no desconfíe de la fuerza del sector movilizado y las victorias que este puede lograr.
El movimiento de masas se enfrenta a un gran obstáculo para obtener victorias, sus direcciones. El Comité Nacional de Paro es funcional a los intereses del gobierno lo que se expresa en su constante negativa a convocar espacios democráticos, para que la gente debata y construya las herramientas y mecanismos para combatir las medidas reaccionarias del gobierno. El CNP y las centrales obreras, negociaron con el gobierno genocida, puntos del pliego como el aumento de salario sin consultar al movimiento social, redujeron la potencia y radicalidad de la movilización en caravanas, conciertos, twitteratones que instrumentalizan su fuerza hacia el panorama electoral, y la más reciente es la convocatoria a actividades conmemorativas para el 21N, en vez de llamar a las calles. Mientras tanto, el gobierno aprovecha esta fecha para imponer el día “SIN IVA” y así desmovilizar a la gente. Todas estas jugadas no son más que la muestra explícita de la instrumentalización del movimiento social por parte de las direcciones.
La única conmemoración del histórico 21N de 2019 en Colombia debe ser avanzar hacia un paro real de la producción para enfrentar al gobierno de Duque, cada vez más autoritario, genocida y precarizador. Es preciso construir un programa que levante y recoja todas las reivindicaciones de la clase trabajadora y los sectores populares, que haga asumir la crisis a quienes la generaron y que posibilite el paso hacia un cambio de estructura social. En esa vía, y ante a política funcional, concertadora y pacifista del CNP colocamos a disposición las siguientes propuestas:
- No al pago de la deuda externa, detener cualquier negociación o ampliación. Además, impuesto extraordinario y sostenido a los grandes capitales.
- Por un sistema nacional de salud único, público y gratuito.
- Nacionalizar las empresas que se declaren en banca rota bajo control de les trabajadores.
- El desmantelamiento de todas las fuerzas represivas del Estado, destrucción del aparato paramilitar y destrucción de la doctrina contrainsurgente, que es la que posibilita el actuar actual de las fuerzas represivas. Disolución inmediata del ESMAD.
- Por un salario mínimo al nivel del coste de la canasta familiar.
- Hacia una educación pública, gratuita y de calidad: matrícula cero para las IES públicas y privadas durante la emergencia sanitaria.
- Por una avanzada contra la violencia machista: declaratoria de emergencia nacional por violencia de género.
Invitamos a la Coordinadora Social, Sindical y Popular, al Bloque por el Paro General Indefinido y a todos los sectores que estemos por el levantamiento de un verdadero PARO GENERAL INDEFINIDO de manera democrática y respaldado por la lucha en las calles, a unir fuerzas y confrontar al Comité Nacional de Paro, el cual obstaculiza el desarrollo de estas tareas necesarias para avanzar hacia una solución estructural a las contradicciones del sistema capitalista en decadencia: la revolución socialista.
El 19 y 21N se conmemora con lucha en las calles y avanzando hacia el paro general indefinido contra el gobierno de Duque, su paquetazo y toda su política genocida.
Medellín, noviembre de 2020