EEUU. De la esclavitud a la Libertad, segunda parte: El Ku Klux Klan y la Segregacion Racial.

Por Germán Gómez

El camino de las comunidades afroamericanas en EEUU tuvo distintas etapas y características, pero con un hilo conductor: la lucha por sobrevivir y ser incluidas en la sociedad como iguales. En un artículo anterior analizabamos las implicancias de la guerra de secesión y la abolición de la esclavitud, en éstas líneas nos proponemos analizar las reacciones producidas por la guerra y la profundización del racismo sistemático.

El 24 de Diciembre de 1865 no era una Nochebuena más para las comunidades del sur de EEUU, se acercaba la primer navidad luego de la guerra que había divido el país y que había sido crucial en la imposición de los planes económicos del norte industrial. El territorio aun era ocupado por las tropas de la Unión para garantizar el orden y la sumisión de los grandes propietarios de las plantaciones. En ese marco, un conjunto de veteranos confederados fundaba en el estado de Tennessee un grupo que defendía el herido orgullo sureño, de oposición al gobierno federal, pero principalmente de resentimiento y venganza hacia las poblaciones afroamericanas: el Ku Klux Klan,  más conocido como KKK.

El Klan

Las características y organización del KKK estaban inspiradas en las logias masones, eran organizaciones secretas, verticalistas,  con una jerarquía interna muy marcada y con un amplio espectro de simbologías, la más reconocida el atuendo blanco con la capucha puntiaguda. El objetivo del Klan era recuperar el status quo[1] perdido luego de la guerra civil, por eso habían declarado como enemigos tanto al gobierno federal como a las comunidades afroamericanas.  El crecimiento del Klan fue exponencial,  primero entre veteranos de la guerra, pero luego se extendió a las fuerzas de seguridad, a profesionales liberales e incluso a  asalariados que culpaban de su propia explotación a las comunidades afroamericanas. Las actividades del grupo comenzaron siendo amedrentadoras hacia las personas que apoyaban al gobierno federal  o ´colaboraban´ con las comunidades negras. Pero junto al crecimiento de la organización y creación de nuevos grupos afiliados en otras ciudades, rápidamente escaló en la violencia. El klan se convirtió en una especie de guerrilla anónima, que asesinaba afroamericanos e incendiaba barrios enteros de sus comunidades.  Para junio de 1867, dieciocho meses después de su fundación, el Ku Klux Klan era responsable de al menos  197 asesinatos y 548 agresiones graves[2]. Esto llamó la atención del gobierno federal, que comenzó a tomar cartas en el asunto… o eso pretendió hacer  parecer. Los Estados que habían pertenecido al bando Confederado seguían ocupados por tropas de la Unión y las acciones del grupo racista y xenófobo le servían de excusa al norte para sostener esta ocupación, por lo que  la burguesía sureña -que había visto con simpatía la formación del Klan- comenzó a pedir su disolución. Pero el KKK era una organización descentralizada, no había una dirección única, sino que cada grupo tenía su propia conducción, lo que dificultaba el control de todo el movimiento racista que se había puesto en pie.  La justicia empezó a investigar y a acusar a los blancos que participaban del movimiento de “terroristas”, sin embargo no hubo condenas para nadie y solo se buscó desalentar las acciones de la organización, ya que una de las razones para la existencia del grupo era el anonimato. Esto freno las acciones por un tiempo. 

El grupo nunca desapareció, sigue existiendo hasta nuestros días, aunque tuvo momentos de ascenso y de mesetas. Uno de los puntos más altos en su historia se dio en 1915, con el estreno de la película “El nacimiento de una Nación”[3] de D. W. Griffith, que es una oda a la creación y acción del Ku Klux Klan, romantizando tanto  la organización como sus principios. La película tuvo una gran cobertura periodística y hasta el presidente de ese entonces, Woodrow Wilson, apareció elogiando la trama de la película, aunque luego se retractó. Es durante esta etapa que al ya establecido racismo intrínseco de la organización, se le sumaron la xenofobia contra los inmigrantes, primero italianos, rusos y japoneses y actualmente latinos.  Años más tarde, con la aparición de los totalitarismos, sumaron las ideas fascistas que fueron delineando a la organización hasta nuestros días, un apéndice más de la derecha más rancia y conservadora de EEUU.

“Justicia” castigando a la victima

Sin embargo, este intento de guerrilla racista tuvo un logro: reconstruir una parte del orden previo a la guerra expresado en lo que se conoció popularmente como “Leyes Jim Crow[4]. Las comunidades afroamericanas sureñas estaban expuestas permanentemente al racismo y a la discriminación, tanto social como laboral. El Klan sólo había formalizado esta situación. La intervención del Gobierno tratando de apaciguar esta situación se definió en claro favor de la mayoría blanca y racista permitiendo la sanción de leyes que empeoraban aún más la situación de las minorías. En todos los estados, tanto en los del sur  como en los del norte -donde el racismo empezaba a aflorar y establecerse- se sancionaron leyes que limitaban los derechos de las personas libertas. Desde la ley de “antimestizaje” que prohibía y perseguía los matrimonios de personas de diferente etnia, hasta las leyes consagradas a partir de las actas de derechos civiles de 1866 y 1871, que suponían garantizar iguales derechos para todas las personas, pero  no derogaban los “códigos negros[5] que regulaban el trabajo, el transporte y el voto de las comunidades anteriormente esclavas. La síntesis de estas leyes se expresó en la doctrina que tendría vigencia durante casi 100 años, conocida como “iguales pero  separados”.

Entre 1865 y 1954 el gobierno nacional y todos los estados, con la excusa de garantizar la integridad de las comunidades perseguidas adoptaron una política de segregación racial, que definía que todos los servicios brindados, tanto por el Estado como por privados, debía tener instalaciones diferenciadas: unas para personas caucásicas[6] y otras distintas para personas de etnia africana. Esto se replicaba en escuelas, hospitales, mercados, barrios, transporte, hasta baños en las plazas para blancos, con todas las regulaciones de calidad y seguridad vigentes y otros para negros, con condiciones abismalmente inferiores.  La única institución que se mantuvo inalterable fueron las fuerzas armadas y de seguridad, tanto federales como estaduales, que prohibieron el ingreso ´de personas de color´ hasta la segunda guerra mundial.

La sociedad norteamericana en su conjunto tomó esta expresión como el orden “natural” del país, por eso el racismo se encuentra tan arraigado a lo largo de toda la geografía del país y no limitada solo a los Estados Confederados.

El largo camino a la libertad… aún en marcha.

Las violaciones a los derechos de las personas negras fue sistemático, el KKK sólo fue una expresión de ella, porque los diferentes gobiernos y el sistema capitalista no les garantizó jamás las condiciones necesarias para la libertad que pregonaban Lincoln y las enmiendas constitucionales. Uno de los pilares fundamentales de la economía norteamericana es el racismo, ya que de esta manera dividen a la clase trabajadora, superexplotando a las minorías étnicas como mano de obra barata pero al mismo tiempo utilizándolas como chivo expiatorio ante los problemas sociales. En prácticamente toda la historia de EE.UU. la población afroamericana fue acusada de la desocupación y el crecimiento del delito. Es por esto que la creación del Klan no fue una expresión aislada de los derrotados por la guerra sino una cuestión sistemática y continuada hasta nuestros días. Los gobiernos -federales y estaduales- jamás hicieron ningún esfuerzo por combatirla, en todo caso le dieron marco legal para sostenerla.

A lo largo de la historia, la mayoría de la sociedad blanca y la política norteamericanas fueron condescendientes con los casos de brutalidades policiales y su justicia racista, justificándola y legitimándola. Como sucedió en el resonante caso de los “Chicos de Scottsboro[7] , donde nueve adolescentes negros fueron injustamente acusados y sentenciados sólo por el color de su piel.  Este año, George Floyd fue asfixiado hasta la muerte por oficiales de la policía. Acusado del supuesto intento de comprar un producto con un billete falso, un delito menor, sufrió la brutalidad policiaca por el color de su piel. La inmensa rebelión generada a partir de su asesinato  produjo un quiebre en esta estructura social.

El pueblo trabajador afroamericano abrió su camino con lucha y lo sigue haciendo al día de hoy. Como la de Rosa Parks, que volviendo a su casa se negó a levantarse de un asiento para “blancos” en el autobús e inició la revuelta que terminaría con la doctrina segregacionista. O Martin Luther King y Malcolm X, que debatieron el modelo de lucha que debían seguir las y los trabajadores negros en los 60´s, llegando hasta el movimiento Black Lives Matters y la rebelión  surgida a partir del asesinato de George Floyd. Una lucha que continúa contra el Estado y el sistema capitalista, que  desde sus orígenes negaron sus derechos más elementales,  rebajando el valor de sus vidas y negándoles la tan ansiada libertad.


[1] Status Quo, significa el estado de las cosas, el orden establecido.

[2] William Du Bois, La reconstrucción negra de América 1860-1880

[3] The Birth of a Nation, DW Griffith, https://www.imdb.com/title/tt0004972/

[4] “Jim Crow” era un personaje del vodevil circense, muy popular que caricaturizaba negativamente a la población negra, era personificado por el actor blanco Thomas Rice

[5] Los códigos negros, eran el nombre que recibían las regulaciones para la venta y tenencia de esclavos. con el final de la guerra civil, las mismas cambiaron a la regulación de empleos y derechos que poseían los libertos.

[6] Caucasica es el nombre que recibe la etnia originaria de Europa que se representa por su color de piel blanca.

[7] Los chicos de scottsboro es el nombre que se le dio al caso de 9 adolescentes afroamericanos que fueron acusados de violar a dos jóvenes blancas, jamás se presento prueba alguna contra ellos, ni se pudo comprobar el delito, pero fueron sentenciados a penas que fueron de los 75 años de prisión a ser ejecutados en la silla eléctrica.