Por Luis Meiners
En la primera demostración de fuerza de la nueva administración, Estados Unidos bombardeó instalaciones en el este de Siria. De acuerdo a la comunicación oficial del Pentágono, se trata de posiciones pertenecientes a milicias respaldadas por Irán y la acción sería una respuesta a una serie de ataques con misiles a fuerzas de EEUU en Irak. A poco más de un mes de su asunción, Biden da muestra de la continuidad imperial.
Los voceros oficiales hablan de una “respuesta proporcionada” que busca enviar un mensaje claro de que la nueva administración no tolerará ataques sobre las posiciones estadounidenses en la región. Así, sostuvieron que la acción apuntó específicamente a los perpetradores de los ataques con misiles, y que EEUU busca des escalar la situación en el este de Siria e Irak.
Esta combinación de demostración de fuerza y supuesta “prudencia”, se explica por el contexto más general marcado por las negociaciones sobre el acuerdo nuclear con Irán. Este había sido firmado en 2015 durante la administración de Obama e incluía a los cincos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, Alemania y la Unión Europea. Sin embargo, en el año 2018 el gobierno de Trump abandonó unilateralmente el acuerdo, en consonancia con un endurecimiento de la política de sanciones. Reflotar este acuerdo es una de las prioridades del gobierno de Biden, que busca estabilizar la región para poder continuar con el “giro a Asia” que había comenzado bajo Obama.
Desde la invasión a Afganistán e Irak, EEUU se ha visto empantanado en guerras interminables. El resultado ha sido mayor inestabilidad en la región, pérdida de legitimidad a nivel internacional, obstáculos para reorganizar las prioridades internacionales en un mundo cambiante con la creciente rivalidad inter-imperialista con China. Aún más, la desestabilización regional ha jugado a favor de Irán quien ha incrementado su influencia. Esto explica el ensayo de diferentes salidas que combinan fuerza y negociación en distintas proporciones, pero que en todos los casos buscan fortalecer las posiciones imperialistas de Estados Unidos.
A poco más de un mes de su asunción Biden da muestras de porque fue la opción electoral más segura para la clase dominante y el aparato estatal imperialista. En este breve periodo ha retrocedido de sus principales promesas a nivel interno (entre ellas, una nueva ronda de cheques de asistencia económica por la pandemia y llevar el salario mínimo a 15 dólares), ha abierto nuevos centros de detención de migrantes menores de edad, y ahora ha lanzado un nuevo ataque imperialista. Una vez más, los demócratas demuestran ser fieles representantes de los intereses de la clase dominante de la potencia imperialista.