Colombia: contra el capitalismo y el patriarcado, el 8 de marzo en las calles

Por Impulso Socialista – LIS Colombia

La situación económica y social de las mujeres y las disidencias sexuales se vio agravada en el contexto de pandemia. La crisis recayó sobre los hombros de la clase trabajadora, y el lugar de nosotras fue de doble y triple carga. La cuarentena aumentó abruptamente las cifras de desempleo y desocupación, y nosotras como madres cabeza de familia, empleadas domésticas, profesoras, desocupadas, amas de casa en situación de dependencia económica de los varones, empleadas informales, enfermeras precarizadas, etc. fuimos las que recibimos el golpe con más fuerza. No es en vano que las últimas movilizaciones que se han dado en el país, hayamos sido justamente las mujeres y la juventud los sectores protagonistas, pues somos quienes ocupamos los índices más altos de desocupación laboral y trabajos precarizados.

La pandemia trajo también un aumento de la desigualdad en la brecha salarial, llevándonos a ocupar los trabajos menos remunerados. Fuimos y somos primera línea en esta pandemia. El sector de salud y docencia tiene altos índices de ocupación por parte de mujeres, y a su vez fueron y siguen siendo los sectores más expuestos a explotación laboral, doble carga y los bajos salarios. Los datos de pobreza a nivel mundial marcan que el 70% de les pobres son mujeres, lo que nos lleva a hablar del fenómeno conocido como la feminización de la pobreza. Somos el motor de producción y reproducción para la economía mundial, y somos las más violentadas por este sistema patriarcal que nos oprime y capitalista que nos explota.

Violencia contra la mujer: Emergencia Nacional Por violencias Machistas

Si hay algo que ha caracterizado la cuarta ola feminista internacional, es la constante denuncia de las múltiples violencias machistas basadas en género. Es que la opresión de las mujeres y las disidencias sexuales no puede ocultarse más. Así lo reflejan las cifras oficiales de organismos internacionales como ONU-Mujeres. En el 2020, 243 millones de mujeres y niñas han sufrido maltrato: una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual, principalmente por parte de un compañero sentimental. Lo peor es que el silencio sigue siendo un imperativo, que, aunque cada vez disminuye, oculta la dimensión de la realidad. En el mundo, menos del 40% de las mujeres que sufren violencia lo denuncian o solicitan ayuda, menos del 10% se apoya en la institucionalidad y en uno de cada cuatro países, las leyes no protegen a las mujeres contra la violencia doméstica, en cambio se fortalece la impunidad de los agresores.

Se sabe que Medicina Legal y el conjunto de las instituciones del Estado no están cuantificando correctamente las cifras de violencia de género y feminicidios. Las organizaciones de mujeres y de Derechos Humanos están identificando más casos de los que se registran oficialmente. El Observatorio de Feminicidios Colombia de la Red Feminista Antimilitarista ha registrado 2.140 feminicidios de 2017 a 2020. En lo transcurrido de 2021 en Colombia asesinaron a 20 mujeres en los primeros 16 días del año. La Red Comunitaria Trans ha identificado 30 casos a nivel de trans-travesticidios en 2020.

Recordemos que cuando ocurren los estallidos en el país el 21 de noviembre y 9 de septiembre, fuimos nosotras y nosotres objetos sexuales de la represión, donde se expresaban violencias y agresiones de género en los CAI de policía. A esto, sumémosle la violencia perpetrada por las instituciones estales, como las fuerzas militares, que disparan los casos de violencia sexual. No olvidemos el caso de violación a la compañera Embera de 12 años. Recordemos la denuncia que hicieron nuestras compañeras en Manizales repudiando los cánticos misóginos del Ejército Nacional, que no son más que una muestra expresa de cómo estas instituciones militares están adoctrinando o entrenando para ejercer violencia machista, esa que sostiene la guerra contra el pueblo. Tenemos, además, una sistemática y altamente preocupante ola de desapariciones de mujeres y niñas en los últimos meses, y aunque el movimiento de mujeres y feminista, específicamente Estamos Listas ha puesto ojo en esto sacando tendencias como el #BuscarlasHastaEncontrarlas, es preciso que este sea un fenómeno a investigar y a tratar; que se pueda reconocer y estudiar las causas del porqué están ocurriendo con esta sistematicidad y plantear vías de organización en su contra.

Para este 8 de marzo del 2021 es urgente que declaremos al país en EMERGENCIA NACIONAL POR FEMINICIDIOS Y VIOLENCIA DE GÉNERO. Porque un año de cuarentena con más de seiscientos feminicidios es una emergencia nacional y cuando tenemos un Estado que sólo tipifica un cuarto de estos, que no se encarga, que es inoperante a la vez que cómplice; es razón suficiente para salir a denunciar, y sobre todo a combatir, que el patriarcado y la ineficiencia estatal nos están matando y arrebatando a nuestras amigas y hermanas.

El Derecho a decidir sigue estando sobre la mesa

Nuestra autonomía reproductiva continúa en las manos y supeditada a las decisiones del Estado y la Iglesia. Este año la Corte Constitucional negó el petitorio de Ley de Aborto que el movimiento Causa Justa llevó para la modificación de la sentencia C355 del 2006, que despenaliza el aborto solo bajo tres causales. Creemos que esta decisión de las instituciones judiciales responde a que son ellas mismas las que encubren feminicidas y violadores, las que operan de manera antidemocrática y patriarcal. En consecuencia, el fallo a la Ley tuvo que ver con que no hay un movimiento social de mujeres y feminista que respalde y presione este tipo de exigencias y derechos que son colectivos. Este Derecho nos corresponde a todos los cuerpos con capacidad de gestar, por tanto, nos compete estar en las calles exigiéndolo, y para este año, esto se convierte en una tarea clave que el movimiento feminista y de mujeres debe encarar. Debemos movilizar con fuerza la marea verde por el aborto libre, legal, seguro y gratuito en el Colombia, esa que llegó para nunca irse, porque sabemos que, si hay movilización y presión constante en las calles, es posible obtener victorias como lo hicieron nuestras hermanas en Argentina.

Tareas del movimiento feminista y de mujeres en Colombia

Es preocupante que la burocracia sindical, el Comité Nacional de Paro y los partidos reformistas —que no dejan de ser la pata izquierda del régimen y que producto de su tradición de hacer política de manera burocrática y patriarcal—, no tomen nuestras reivindicaciones como algo fundamental en la lucha contra el Gobierno y el régimen uribista. Se hace neurálgico que como mujeres y disidencias sexuales nos fortalezcamos como movimiento en el país, aunemos fuerza y energía con la clase trabajadora, la juventud y el estudiantado, que es altamente dinámico, con los sectores oprimidos de la sociedad en su conjunto, y avancemos en medidas que nos favorezcan como clase oprimida y explotada. Para esto, habrá que llamar a asambleas populares locales y regionales y a encuentros nacionales, donde podamos organizar e incidir en nuestras exigencias. Creemos que los 8 de marzo hay que dotarlos de un significado de lucha y reivindicaciones, pujar fuerte por el Paro de Mujeres este día, porque sabemos que, si las mujeres paramos, el mundo para.

Banderas de lucha

  • Emergencia Nacional por Violencia de género YA. Que esto sea declarado inmediatamente y que en ese sentido se destine presupuesto de emergencia a la Ley 1719 de 2014.
  • Despenalización total del aborto, porque se levanten todas las restricciones de la C355 del 2006 para que podamos acceder por un aborto libre, legal seguro y gratuito.
  • Paro Internacional de Mujeres este 8 de marzo del 2021.

Nosotras creemos que el camino para lograr realmente una sociedad justa, igualitaria y sin ningún tipo de opresión, ni explotación, es ir por una revolución socialista en donde la clase trabajadora esté a la cabeza, donde en paralelo llevemos una fuerte política de deconstrucción y transformación de las concepciones y prácticas machistas y patriarcales. Por ello, apostamos por un feminismo socialista que comprenda que la lucha debe ser propender por la unidad de toda la clase trabajadora y todos los sectores oprimidos de la sociedad, porque la salida a nuestra opresión y explotación no se da solo mediante la conquista de reformas dentro de este sistema capitalista y patriarcal.Apostamos a un feminismo anticlerical, que permita poner en evidencia el rol histórico de la Iglesia en el impedimento para lograr nuestras conquistas; uno que reconozca esta Institución como el nicho de muchas de nuestras opresiones, por eso pedimos la separación de la Iglesia y el Estado. Más que urgente, necesario fortalecer y posicionar un feminismo socialista y de clase en Colombia, que vaya mucho más allá de las reivindicaciones y exigencia de derechos; que comprenda que nuestra emancipación es constante y trasciende los límites de la reforma. El socialismo solo va a ser socialismo si es feminista, si lleva adelante todas las reivindicaciones de las mujeres y disidencias sexuales, porque si no se lucha contra el patriarcado, no hay manera de tumbar el capitalismo.

Si las mujeres paramos, el mundo para. Razones nos sobran para ir por un Paro Internacional de Mujeres que permita presionar al Gobierno y hacer valer nuestras exigencias.