Con más ajustes, recorte de conquistas y abusos, las patronales quieren que la crisis capitalista la paguen las y los trabajadores. Hay que pararles la mano.
Por Rubén Tzanoff
El martes 16 de noviembre los obreros comenzaron la huelga indefinida a partir del bloqueo en la negociación del convenio. Las posiciones anti obreras de la Federación de Empresas del Metal de Cádiz (Femca) son las responsables que el diálogo haya fracasado. La huelga, que salió a pesar de las maniobras de CC.OO. y UGT, enfrenta los intentos patronales de recortar salarios, eliminar pagas extras, de extender la jornada laboral, el recorte de incentivos y la negativa a pagar por trabajo riesgoso. Como antecedente, este mes ya se había realizado una huelga exitosa de dos días.
Firme voluntad de lucha
El gobierno respondió a los reclamos desplegando a la Policía Nacional y a la Guardia Civil. El lunes pasado, durante las protestas del Río San Pedro, los antidisturbios llegaron al extremo de utilizar una tanqueta. La Junta de Andalucía, temerosa de la extensión del conflicto, quiere una mediación que desactive la protesta.
A pesar de todo, no lograron truncar la voluntad de lucha obrera. En los ocho días que van de huelga, hubo piquetes en las factorías de San Fernando, Puerto Real, El Puerto de Santa María y Cádiz. Se levantaron barricadas para enfrentar las cargas policiales. Y se hicieron movilizaciones que recibieron el apoyo de distintos sectores sociales, como el Sindicato de Estudiantes.
Ante la crisis, más reclamos
La crisis de la economía capitalista se instaló con despidos, reestructuraciones y ajustes en todo el Estado español, con lo cual se extendió la desindustrialización, la pobreza y la desigualdad social. La Bahía de Cádiz es una de las zonas más golpeadas. Antes de los obreros del metal, fueron los trabajadores de Airbus y de los astilleros Navantia los que se movilizaron contra el cierre de fábricas y el trabajo precario. En Catalunya lo hicieron los trabajadores de Nissan y en Amariña, Lugo, también se expresó la bronca contra el desmantelamiento industrial.
Patronales y gobierno, una sociedad peligrosa
En el ámbito laboral español dominan las arbitrariedades que impusieron las reformas laborales de Mariano Rajoy (PP), que no fueron anuladas por el gobierno de “coalición progresista” PSOE-Unidas Podemos. Las promesas de anulación se transformaron en negociaciones por cambios parciales. Las ganancias patronales no se garantizan solas, se nutren del sostén de los sucesivos gobiernos al andamiaje de explotación capitalista.
Ninguna confianza en la burocracia sindical
Los dirigentes de las principales centrales sindicales son responsables por la pérdida de conquistas históricas de la clase trabajadora. Su principal ámbito de acción no está en las calles sino en los despachos ministeriales y las oficinas empresariales. Es allí donde sellan acuerdos a espaldas de los trabajadores.
No hay que depositar confianza en los burócratas sindicales de CC.OO. y UGT, es imposible soslayar su accionar en el conflicto de NISSAN. Siempre aplican el mismo patrón de conducta: intentar evitar que estalle el reclamo, aislarlo y/o entregarlo. No quieren medidas duras, que la base decida todo, que construya organismos de coordinación y, mucho menos, que tome la conducción del conflicto en sus manos.
Con medias tintas no alcanza
La huelga causa tanto impacto que obliga al pronunciamiento de distintos sectores. En el Congreso, el exdirigente de Podemos, actualmente portavoz de Más País-Equo, Íñigo Errejón, le pidió explicaciones al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska. El grupo parlamentario de Unidas Podemos presentó una declaración rechazando «cualquier tipo de criminalización» de la protesta. Y el alcalde de Cádiz, José María «Kichi», González se manifestó en apoyo a los trabajadores. Son gestos positivos frente a las posiciones reaccionarias del PSOE, PP, Cs y Vox, pero muy limitados. En una huelga indefinida, no alcanza con medias tintas: hay que impulsar la movilización y poner todos los recursos disponibles al servicio del triunfo obrero.
Con los obreros en lucha
La lucha de Cádiz no debe quedar circunscripta a los obreros andaluces, debe ser una causa de toda la clase trabajadora. Es necesaria la más amplia unidad de acción en defensa de los trabajadores y sus derechos; difundir la lucha en los lugares de trabajo y desbordar de pronunciamientos las redes sociales con los hashtags #HuelgaDelMetal #MetalCadiz #CadizEnLucha
Los dirigentes sindicales se tienen que poner a disposición de la lucha, de la convocatoria a una gran marcha nacional y de la huelga general. Con un programa para satisfacer las necesidades inmediatas, como la anulación de la reforma laboral y medidas transicionales, como la nacionalización bajo control obrero de toda empresa que cierre, entre otras. La solidaridad tiene que llegar desde cada rincón del mundo. Si ganan los obreros del metal de Cádiz, ganamos todos. Y vamos a estar más fuertes para enfrentar los ajustes que se vienen y que la crisis la paguen los capitalistas.