Por Maura Fajardo Gálvez, Movimiento Anticapitalista
Derrotando todo tipo de maniobras impulsadas desde el gobierno y el pinochetismo envalentonado, las y los trabajadores y los pueblos ganamos las calles y las urnas para derrotar la amenaza de Kast. En los próximos días analizaremos a fondo las estadísticas, en esta primera mirada queremos aportar algunas ideas para entender lo que pasó y también lo que viene desde una perspectiva anticapitalista.
Polarización sí, victoria popular también
La elección de ayer demostró en primer lugar que existe una creciente y aguda polarización social y al mismo tiempo, que la iniciativa fundamental al menos en este caso la tiene el movimiento de masas. Está claro que en una elección con solo dos opciones es sencilla esa conclusión, pero lo que realmente expresa la segunda vuelta es que llegaron a la contienda la derecha más dura y el candidato de Apruebo Dignidad (FA-PC), ambos de coaliciones por fuera de los partidos tradicionales, expresión de la polarización dentro del acotado menú de opciones de la democracia restringida, surgida de la transición pactada con la dictadura y el pérfido acuerdo con la paz.
Esa polarización se expresó más aún, luego de la primera vuelta, en las campañas espontáneas y en el severo llamado de atención al candidato de centro izquierda a “bajar del árbol” y registrar que una batalla muy importante se venía por delante.
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El impulso fundamental fue entonces de los múltiples núcleos que surgieron tras la primera vuelta, con una tarea clara y un objetivo que se materializó ayer desatando la alegría y el genuino festejo popular: derrotar al facho y ponerle freno a los impulsos del pinochetismo.
Desde la mañana, una realidad empezó a recorrer las comunas más precarizadas, no habían micros, fue tal el escándalo que al mediodía el gobierno tuvo que hacer una conferencia de prensa mentirosa, con la Ministra de Transporte Gloria Hutt, explicando que todo estaba en orden, pero la realidad, como se pudo ver en vivo en las calles y en los despachos televisivos de los grandes medios de comunicación, era que en los paraderos de micro, la gente esperaba horas bajo el sol, y la mayoría de la flota estaba retenida en los terminales de las empresas privadas subsidiadas por el Estado, un intervencionismo electoral escandaloso, porque en las comunas más acomodadas, donde históricamente gana la derecha, no había ningún problema de traslado. A pesar de las maniobras, de las campañas del terror, de las provocaciones, el pueblo trabajador le aplicó una paliza electoral en las principales poblaciones y barrios populares, la comuna de Puente Alto sin ir más lejos apuntó un 70% de votos para Boric. Por otro lado, las regiones del norte, que habían votado en primera vuelta por el candidato Parisi (un outsider ultra liberal), se volcaron en segunda vuelta por Boric. A nivel general un 10% más de participación que las pasadas elecciones y la mayor cifra de votos para un candidato presidencial en la historia.
Más allá de estos y otros datos, todos muy importantes, es fundamental destacar como lo dijimos en la primera vuelta, el resultado expresa, en términos relativos como siempre en la historia, el final de los viejos duopolios y el principio de la reconstrucción del régimen con un fuerte golpe a los sectores autoritarios y el pueblo movilizado como actor fundamental, sin dirección radical y anticapitalista aun, pero presente y marcando el pulso inclusive con la utilización del voto.
Luego de la derrota al pinochetismo avanzar para no retroceder
A las 19:00 horas el triunfo electoral de Apruebo Dignidad era irrevocable, 10 puntos de diferencia entre candidatos, equivalentes a un millón de votos, así se pateó al fondo del basurero la posibilidad de que la votación fuera estrecha. Un Kast visiblemente afectado desde su comando asumía la derrota. Las calles comenzaron a llenarse de inmediato y una marcha espontánea y masiva corría por la alameda camino al acto central de Boric que se convertía en el presidente con mayor votación electoral de la historia.
Ya dijimos que la fuerza de la victoria hay que buscarla en la actividad firme y decidida del pueblo trabajador que pegó con la papeleta. Es importante saber entonces, que luego de los festejos y la alegría de esta victoria, la atención debe ponerse en la resolución de las demandas que motivaron, por la positiva o por la negativa, la elección histórica del último domingo. En otras palabras, quienes votamos contra el protofascista para no perder los pocos derechos que quedan y quienes lo hicieron por Boric con la esperanza de conseguir nuevos derechos y un nuevo Chile distinto al de los 30 años, iremos por la consecución de esos objetivos.
Estas tareas, expresadas con claridad durante el estallido que el propio Boric y el FA trabajaron para contener, son la fuerza motriz del impulso popular, una decepción a esas demandas sin dudas fortaleceria la posición de la derecha que ha encontrado en Kast una nueva referencia logrando acumular un nada despreciable 44% y estará al acecho como parte de la geografía política. Las tensiones lejos están de disiparse, la elección las expresa cabalmente y en los próximos días trabajar para organizar la fuerza popular de manera independiente va a ser más necesaria que nunca para participar en esas peleas.
Defender la victoria peleando por transformarlo todo
Desde el Movimiento Anticapitalista tuvimos un llamado claro a votar contra Kast por todo lo que representa, pero siendo profundamente críticos del programa y la trayectoria de Gabriel Boric y su espacio. En sus últimos discursos intenta retomar la épica de Allende y al mismo tiempo repetir los errores de aquel, propagandizar la confianza en la posibilidad de un “Chile unido y en paz” con los violadores de derechos humanos y los empresarios que durante años y años saquearon a fuerza de fusil nuestros bienes comunes, así lo expresó con el llamado de Piñera y en el propio acto al plantear que se deben “construir puentes” con el ultraderechista Kast.
Esperamos con la guardia alta lo que se viene, organizando nuestras fuerzas y llamando a que te sumes a esa organización. Para no delegar, para que nadie entregue la victoria que conquistamos con esfuerzo en algún pacto de cocina, no lo decimos por prejuicio, sino porque así lo evidencia el pasado reciente, no podemos confiar en nadie más que en nuestra organización independiente y en no soltar las calles.
Con la alegría del triunfo obtenido, sigamos adelante hasta transformarlo todo!