El pasado 8 de marzo, Alternativa Socialista se montó con fuerza con el flameo de la bandera de la LIS y con la consigna de «Mujeres Trabajadoras por la Igualdad y el Socialismo» y expusimos nuestro total apoyo a la familia y amigos de Cristel Penayo.
El día internacional de la mujer trabajadora en Paraguay marcó el empuje de lucha en un periodo aún pandémico, en un contexto de total crisis política-económica.
Por Sara Espínola / Alternativa Socialista (Paraguay)
Organizaciones de varios partidos y movimientos nos unimos a la Articulación Feminista en Asunción en la Plaza de la Democracia con vista a reflejar, denunciar y repudiar el incumplimiento de nuestros derechos y la total inacción del gobierno para asistir las necesidades de las mujeres, niñas disidencias, personas trans y la diversidad en su conjunto. Nuestra compañera Soledad Cuevas, abogada, delegada del sindicato de la Unión Nacional de Educadores (UNE) en representación del sector docente y de la Liga Internacional Socialista alzó la voz al escenario para reclamar la desidia del Estado gobernado por el narcotráfico y el agronegocio.
«Ni la tierra ni las mujeres somos territorios de conquista»
Las compañeras protestamos contra el pago de la deuda externa usurera e ilegítima y su redirección a salud pública y gratuita, educación laica y científica, aborto legal, justicia para las mujeres víctimas de feminicidios como la de Cristel Penayo.
Gritamos en contra los violentos desalojos, la exclusión laboral, la crisis climática, la inflación, los despidos injustificados, la suba de precio de la canasta básica, contra el abandono de los padres ausentes que no pagan ni la pensión alimentaria, cultura y religión del paraguayito. Contra la ley Zabala-Riera la cual intenta legalizar las tierras mal habidas y se visibilizaron las luchas de los diferentes sectores comandadas por mujeres como las campesinas, indígenas y trans para la ley de identidad. Estamos en un periodo de normalización y reinserción sin restricciones a la vida social, salimos a las calles, pero sin garantías como si no existieran políticas públicas, como si no existieran los Ministerios que tendrían que avalar la protección de todas las mujeres. ¿Qué está pasando, si nuestra seguridad depende de Mario Abdo y sus ministerios, realmente estamos a salvo? ¿Por qué vivir en Paraguay siendo mujer te sale caro, indigno y desigual? No necesitamos demasiadas evidencias para desmantelar las agresivas faltas del Estado stronista, misógino, antiderechos. El capitalismo y el patriarcado se toman un té desde el congreso con todas las instituciones servidumbres, desde sus asientos de oro nos miran, nos ignoran, nos ningunean con sus sueldazos, vidas lujosas con servicios básicos totalmente gratuitos (electricidad, agua y combustible), mientras niñas y adolescentes embarazadas, niñas desaparecidas, mujeres, disidencias y trans asesinadas, campesinas e indígenas desalojadas, estudiantes sin trabajo o explotadas y mal remuneradas, somos ultrajadas día a día con todos los recortes sociales y el alto tarifazo de los servicios públicos básicos, inaccesibles. Mientras que para la Fuerza de Tarea Conjunta destina más de 130 millones de dólares al año, para las mujeres solo destina 2 millones de dólares que haciendo los cálculos son 2 dólares o 14 mil guaraníes por mujer. Cada 3 minutos una mujer es víctima de algún tipo de violencia y cada 5 días hay 1 a 2 casos de feminicidios. En las instituciones educativas discriminan, excluyen y agreden a estudiantes por su orientación sexual. Es innegable que la educación sexual es la vacuna para combatir la violencia sexual en todos sus aspectos, el problema no es la falta de información, el problema es que al gobierno le interesa mantener el país en ignorancia bajo el manto de la religión católica para seguir manejando sus instituciones como fábricas. Por eso y más, llamamos a todes a seguir construyendo el internacionalismo, nuestra lucha es tu lucha, la lucha de la clase trabajadora es una sola, la lucha de las mujeres está en la calle y en rebeldía, las sostenedoras del mundo. El mayor enemigo de la lucha feminista paraguaya es la violencia del legado stronista en turno.