Colombia: Francia Márquez como fórmula vicepresidencial del Pacto Histórico ¿es la expresión del cambio que se necesita?

Por Impulso Socialista y Grupo de Trabajadores Socialistas

La participación de Francia Márquez como fórmula vicepresidencial de Petro en la coalición del Pacto Histórico, se ha convertido en un tema de debate nacional, ya que configura la entrada en la escena política de una mujer que representa a los sectores más empobrecidos, precarizados y étnicamente excluidos de la sociedad y a la cual su trayectoria de vida le permite reconocerse como feminista, antirracista y ambientalista,  por tanto,  en sus discursos plantea que su candidatura está a favor de los y las nadie.  

Francia Márquez y las contradicciones del Pacto Histórico

Francia Márquez claramente es una figura que genera simpatía en la opinión pública, principalmente entre quienes lucharon en el paro nacional del 2021 contra la reforma tributaria y terminaron cuestionando al gobierno de Duque junto al régimen uribista, proimperialista y paramilitar de los últimos 20 años. Es una figura que genera expectativa de cambio frente a las condiciones de desigualdad económica y social que ha impuesto el sistema capitalista, a través de todos los gobiernos burgueses. A pesar de todo esto, es necesario analizar su papel en el Pacto Histórico y en la contienda electoral en el marco de la crisis económica mundial que se expresa en lo nacional y  en “los acuerdos históricos” de los gobiernos burgueses con el imperialismo, donde se hacen evidentes los vínculos con el Fondo Monetario Internacional-FMI, el Banco Mundial-BM y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico-OCDE, además del Plan Colombia 3.0 encarnado en el acuerdo con la OTAN que implica mayor fortalecimiento económico y militar para las fuerzas represivas.

Es en este contexto donde surgen las contradicciones que tiene el Pacto Histórico en términos de programa y alianzas, pues si bien existen altas expectativas con Francia Márquez y Gustavo Petro, estas mismas se ven limitadas al querer moderar las políticas de explotación que impone el sistema capitalista y no plantear rupturas reales con el imperialismo. Ya ha explicado incansablemente Gustavo Petro, que él y su programa no son anticapitalistas, que su proyección es hacia un “Capitalismo más Humano” junto a actores de derecha como Benedetti, Roy Barreras, Saade y también con sectores del liberalismo nacional y el gobierno imperialista de Biden, cuestión que expresa la ilusión imposible de este proyecto, en el marco de la situación de crisis mundial donde avanza la deuda externa, el extractivismo, la represión, la precarización del trabajo a partir de la flexibilidad laboral, las tensiones imperialistas (caso Ucrania), la desocupación y la perdida de derechos antes conquistados.

Nada del programa del Pacto Histórico está para revertir esta situación, pues no se nombra el no pago de la deuda externa, la ruptura con la OTAN, el juicio y castigo a la cúpula militar frente a los casos de represión y violación de derechos humanos, no habla de una verdadera industrialización con control obrero y popular para resolver el desempleo, no plantea una política fiscal con impuesto permanente y progresivo a las grandes fortunas y tampoco se menciona el retiro del IVA como impuesto en contra de los trabajadores. Son precisamente estas omisiones las que permitirían construir un programa para derrotar al régimen uribista, pero que el Pacto Histórico no está dispuesto a llevar, cuestión que puede abonar las condiciones para un fracaso de un posible gobierno progresista, que no logra romper con el uribismo.

Pero ¿Por qué Francia Márquez se convierte en formula vicepresidencial del Pacto Histórico con todas estas contradicciones?

Francia Márquez, al generar simpatía y reconocimiento de muchos sectores explotades y oprimides puede contener a la vanguardia más luchadora que enfrentó al régimen uribista y paramilitar en el paro nacional porque concentra el voto más radical y representa la pata izquierda de un proyecto progresista que no pretende cambios estructurales. En este sentido, es una figura que está para contener a los sectores más radicalizados de la sociedad.

La expectativa de cambio que genera Francia Márquez expresa un síntoma importante de necesidad de cambio para los sectores más oprimides y explotades. Sin embargo, al recogerse en el programa del Pacto Histórico como fórmula vicepresidencial, desperdicia la posibilidad de construir un movimiento con independencia política y de clase para las luchas que se avizoran, teniendo en cuenta que tenía fuerza para convertirse en un fenómeno revolucionario, posibilidad que se abortó al acoplarse a un programa reformista limitado a una contienda electoral.

¡Lo que no se logra en las urnas, se logra en las calles y en la lucha organizada!

Los y las revolucionarias debemos continuar en las calles impulsando la organización de la clase trabajadora y los sectores populares con independencia de clase. En las elecciones parlamentarias y consultas interpartidistas de marzo de 2022 y en la actual etapa electoral, es evidente que no se derrota al régimen uribista en las urnas, debido a que sigue colocando sus reglas en la esfera de la democracia burguesa, en la cual tiene toda la maquinaria y los medios de comunicación para manipular y seguir en el poder a pesar de la fuerte polarización con el proyecto petrista. Esta situación es agravada por la política adoptada por las direcciones de la burocracia sindical y de las organizaciones sociales, que hoy hacen parte del Pacto Histórico y de la Coalición Centro Esperanza, y fue la de canalizar la lucha a las elecciones, lo que debilitó la posibilidad de profundizar la experiencia que surgió en el estallido social del 2021, ya que invita a abandonar las calles y la movilización, las únicas salidas que hubiesen permitido mejores conquistas y derrotar al uribismo.

Esta política de canalizar toda la energía a las elecciones les dio oxígeno a los partidos del régimen para recomponerse y actuar con su maquinaria política en las elecciones, razón por la cual siguen siendo mayoría en el senado y cámara, expresando que son una fuerza electoral que puede ganar en las presidenciales con el proyecto de la coalición Equipo por Colombia de Federico Gutiérrez. En otras palabras, se va a expresar una polarización electoral donde el sector abiertamente uribista sigue siendo fuerza mayoritaria en las instituciones del Estado y donde el Pacto Histórico no termina de representar una derrota real contra el régimen. En conclusión, fue toda una ilusión la consigna de que “al uribismo se le derrota en las urnas”.

Hacemos un llamado a todos, a todas y a todes, quienes lucharon en el paro nacional del 2021 para que sigamos exigiendo los cambios que impulsaron la enorme movilización de masas en el país. Gobierne quien gobierne, el programa de la clase trabajadora y los sectores populares se debe defender en las calles hasta lograr conquistas que permitan debilitar al régimen y tirarlo, para que sea el pueblo explotado y oprimido quien gobierne para decidir su futuro.

¡Gobierne quien gobierne, nos vemos en las calles!

¡Movilización, organización y lucha!