El camarada Oleksandr dio el informe político en la Conferencia de la LSU. Es editor en jefe del periódico “Constructor de Aviación de Ucrania” y miembro del Sindicato de Trabajadores de Aviación.
¿Qué contexto atravesaron los sindicatos antes del estallido de la guerra?
Desde la llegada de Zelenski y su partido al poder, en Ucrania se han intentado llevar a cabo medidas neoliberales, inspiradas en las ideas de George Soros. Poca intervención del gobierno en la actividad de aquellas empresas que eran de carácter público. Un grupo de representantes del partido oficialista ha implementado y presentado una serie de proyectos de ley que atentan contra las libertades de la clase obrera, los movimientos sociales y sindicales. Con la llegada del gobierno de Zelenski, el movimiento sindicalista estaba bastante debilitado. Uno de los grupos más numerosos era la Federación de Sindicatos de Ucrania que, en su momento intentó dictar ciertas condiciones en las negociaciones con el gobierno, planteando: “Los activos después de la desintegración de la URSS pasaron a ser parte de la herencia de esta Federación”, a lo que el gobierno respondió: “Si ustedes llevan a cabo ciertas acciones sindicales, nosotros les confiscaremos los activos”. Y si se perdieran los activos, también se perderían los miembros suscritos a esta organización oficialista -por así decirlo- que en su mayoría están inscriptos formalmente. En orden de importancia le sigue la Confederación de los Sindicatos Independientes. Y luego una serie de organizaciones más pequeñas, con menos miembros, pocos activos y recursos financieros, lo que les impide poder llevar a cabo fuertes acciones sindicales. Al mismo tiempo, los miembros inscriptos conscientemente son más dinámicos.
¿Cómo fue la evolución de la inscripción sindical?
La pérdida de los miembros inscriptos que ha tenido lugar dentro de la Federación de Sindicatos fue impresionante: en el año 2004 tenía 11 millones y actualmente tiene, tan solo, 3,75 millones de miembros. Además, pasaron de 100 mil a 30 mil agrupaciones sindicalistas adherentes. Durante estos meses de conflicto bélico es muy difícil seguir obteniendo datos estadísticos, pero hay una reducción dramática de los inscriptos sindicales. A pesar de este contexto tan difícil, los sindicatos pudieron repeler varios de los ataques de representantes del partido oficialista para detener la implementación de proyectos de ley presentados contra los derechos de la clase obrera. Esto no quiere decir que los sindicatos han ganado la lucha, pero han resistido.
¿Qué cambios trajo el conflicto bélico?
La vida ha cambiado bastante. Según datos estadísticos, durante los primeros 100 días de guerra, alrededor del 50% de la población económicamente activa ha perdido sus empleos, cerca de 4,8 millones de ucranianos han perdido sus empleos y si todo esto sigue, la cifra llegará a 7 millones a fin de año. El sueldo promedio -diciembre 2021- ha sido de 567 euros. Alrededor de 50 compañías han dejado de existir o suspendieron parcialmente sus actividades. Según estimaciones, cerca de 10 millones de habitantes son considerados como refugiados o desplazados de su domicilio real. Antes de la guerra, el empleo formal era de 11 millones de habitantes sobre un total de 40 millones. Esto causó una enorme disminución de las adhesiones sindicales, por la cual la Federación podría estar alrededor de los 2 millones de inscriptos. También hay miembros que han salido por causa de las acciones bélicas: cuando una planta industrial es bombardeada, pierden el trabajo y automáticamente la posibilidad de seguir siendo miembros de las organizaciones sindicales.
¿Hoy, qué hacen las direcciones sindicales mayoritarias?
Hay que comenzar por mencionar lo difícil que es criticar al gobierno en guerra, cualquiera puede señalarte y decir que eres “agente del Kremlin”. Sin embargo, los sindicatos mayoritarios no han llevado a cabo ni un paro nacional general en los 30 años de la historia de Ucrania como país independiente. Sólo ha habido paros de algunos sectores, de algunas industrias del país, pero no han sido paros generales.
¿Cuál es la evaluación sobre las pérdidas materiales?
Las pérdidas rondarían, hasta ahora, los 600 mil millones de dólares, la pérdida del PBI sería de un 30%. Unos 14 mil hogares han sido completamente destruidos y 72 mil han sido dañados parcialmente. Se necesitan construir 600 mil nuevos hogares para cubrir las pérdidas habitacionales.
¿Cómo actúan los gobiernos locales en torno a los servicios?
Ucrania tiene una política descentralizada de toma de decisiones, con lo cual ha habido muchos damnificados por ciertas medidas de los gobiernos locales de cada provincia y ciudad. Por ejemplo, en relación al pago de los servicios públicos, el suministro de energía, agua potable, servicios inmobiliarios y otros, el pueblo está obligado a seguir pagando todas las boletas. Mucha gente se ha endeudado para pagar los servicios públicos, incluso antes de la guerra. Los gobiernos provinciales no propusieron reducir o cancelar las deudas, sino que, por el contrario, llaman a los deudores exigiéndoles el pago total de la deuda. Hay millones de personas que han tenido que abandonar sus hogares, pero igualmente tienen que pagar.
¿Cómo actúan los bancos con las deudas?
Como el punto máximo de cinismo de este régimen capitalista que estamos viviendo, desde el sector financiero y bancario llaman a la gente y les dicen que tienen que pagar en tiempo y forma o se les aplicarán más intereses por hipotecas, créditos bancarios, prendarios, inmobiliarios y de cualquier otro tipo. Sólo los militares pueden renegociar algún plazo. Los directivos de los grandes bancos reconocen que el pago de los intereses crediticios se exige tanto en ciudades poco afectadas por los bombardeos como en otras más damnificadas. Los únicos que podrían ser beneficiarios de una moratoria o una especie de derogación de la obligación, son los habitantes de Bucha, Irpin, Gostomel y Mariúpol. Por ejemplo, los trabajadores de la planta industrial Azovstal, perdieron sus puestos de trabajo, sus pertenencias, sus hogares, amigos o familiares; pero no perdieron la obligación de cancelar sus deudas y sus obligaciones por los servicios. Este es el dramático cinismo que rige la actualidad.
¿Qué sucede con los salarios?
El nivel de los salarios ha caído drásticamente, tanto en grivnas, nuestra moneda nacional, como en dólares estadounidenses. Aquellos afortunados que han podido conservar sus puestos laborales, han sido traspasados a una nueva relación de empleo: cumplen una semana laboral con una, dos o tres jornadas diarias, sin gozar de ningún tipo de beneficio adicional, premios, etc.
¿Qué medidas están intentando implementar el gobierno y los empresarios?
Con la excusa de la guerra, diputados del partido oficialista de Zelenski, están tratando de introducir al código laboral ciertas medidas que atentan contra las libertades y los derechos de la clase trabajadora. Por ejemplo, una de las medidas implementadas fue darle al empleador el derecho de rescindir el contrato laboral sin indemnización, pensión o compensación alguna. Al suspender la relación laboral, el trabajador queda en una situación rara: no percibe un salario, pero tampoco tiene la posibilidad de salir a buscar empleo en otro lado. A los sindicatos les ha costado mucho tiempo y esfuerzo revertir, aunque sea parcialmente, alguna de estas medidas que tienen un alcance desigual. Con las reformas casi todas las empresas que, de algún modo, cooperan con el Ministerio de Defensa, tienen la obligación de pasar a ser sociedades por acciones, pero esto ha sido congelado durante el periodo de la guerra porque no podrían reducir el personal en estas circunstancias. Entonces lo que han decidido hacer es suspender los acuerdos laborales con los empleados, que han quedado atados a esas organizaciones sin tener acceso a recursos financieros, sin goce de sueldo o algún tipo de ayuda de las empresas o del Estado.
¿Existen otras consecuencias en cuanto a las relaciones laborales?
Hay situaciones nuevas. Por ejemplo, no queda en claro qué tienen que hacer los empleados de las fábricas vinculadas al sector militar durante los bombardeos, no saben si tienen derecho a abandonar la planta ante un ataque. Muchos empleadores sostienen que no existe norma alguna que avale la decisión de los empleados de abandonar su puesto de trabajo. El empleador quedó capacitado para suspender ciertas cláusulas del acuerdo colectivo sin tener que hablar, ni con los empleados, ni con los representantes sindicales.
¿Y qué hacen las organizaciones sindicales mayoritarias frente a todo esto?
Dan la imagen de estar trabajando arduamente para prevenir los ataques contra los obreros, dicen que están volcando sobre el papel medidas que van a llevar a cabo. La verdad, en los hechos, el efecto de su accionar es prácticamente nulo. No hace falta ni siquiera que mencione lo burocráticas que son las organizaciones sindicalistas de aquellos países que vienen de un régimen político postestalinista. Nosotros no estamos viendo ningún cambio de la estructura orgánica de las organizaciones sindicales. La mayoría de las medidas que implementan llegan tarde, no son medidas preventivas. Esto habla del papel protagónico de la burguesía en nuestro país, que es la clase que dicta las reglas de juego.
¿Cuál es la perspectiva que vislumbras?
Si las agrupaciones sindicales no se organizan y se reagrupan para dar un golpe contra toda esta discriminación, al terminar la guerra nos espera una crisis muy profunda de todo lo que es la estructura sindical. Esto no significa que debamos caer en la desesperación, al contrario, tenemos que armar un plan de acción, una hoja de ruta para poder prevenir y evitar una catástrofe. Los activistas sindicales, y me incluyo, creemos que después de la guerra a la clase obrera les esperan tiempos muy difíciles, una especie de “ajuste de cinturones”. Incluso podrían obligarnos a reconstruir ciudades como parte de un compromiso social. No tenemos que desesperarnos, debemos actuar, sumar y preparar nuevos activistas para fortalecer el movimiento sindical y allí, fortalecer nuestro movimiento marxista dentro de la clase obrera.
¿Cuál crees que es plan gubernamental-empresarial?
Los discípulos de George Soros han sido implantados aquí como gobernantes del país. Ellos han preparado un plan de reformas con medidas para robar lo último que queda de los activos públicos. Para ello, se creará la fundación “Fondo del Renacimiento o de la Recuperación Nacional”. Dentro de su órbita existirán diferentes fundaciones más pequeñas, cada una con una orientación más específica. Estará presidida por un Comité de Observadores integrado por algunos embajadores de Soros aquí y, por qué no, por asesores extranjeros. Nombraré algunas de las grandes corporaciones que van a formar parte de la Fundación: empresas del sector petrolífero y el gas; la empresa que fabrica los aviones “Antónov”; la empresa “Yuzhmash” ligada a la industria aeroespacial; el bureau de construcciones “Dutch”, la fábrica balística y misilística “Neptune”, la empresa “Turboatom”, que produce turbinas para las centrales atómicas del país; y la empresa “Motor Sich”, una corporación privada muy grande que parece ser que los discípulos de Soros quieren nacionalizar a toda costa (“Motor Sich” es un gran fabricante de motores para aviones y helicópteros).
¿Cuál es tu conclusión al respecto?
Muchos de los activos públicos en el futuro serán administrados por la Fundación que les nombré. El pueblo ucraniano se quedará sin capacidad de administrar los recursos propios del país, sin acceso a la dirección ni a la administración de recursos. Ya tienen gran influencia sobre “Ukroboronprom” que es como una especie de polo de empresas abocadas a la producción de material bélico y militar. Las empresas que componen ese conglomerado pagan elevados montos de dinero a modo de contribuciones, sin recibir nada a cambio. Aquí hay varios escándalos que tienen que ver con la corrupción, sin que se haga nada al respecto. Los directivos del Ukroboronprom perciben salarios astronómicos sin cumplir ninguna función importante, incluso, arrastrando pérdidas financieras ¿Por qué hablo tanto de Ukroboronprom? Porque pasará a formar parte de la “Fundación de Renacimiento Nacional”.
¿Quieres decir algo más?
Sí. Introducir unas notas de optimismo. Nosotros seguimos luchando, combatiendo los problemas que aparecen y se reproducen. Son como una bestia que le cortas la cabeza y le crecen tres. Entonces, en este sentido, tengo confianza en que la parte progresista del movimiento sindical pueda implementar un plan de acción efectivo para beneficiar a la clase obrera. Por más terrible que suene, debo reconocer que la guerra cambia la mente de las personas para bien, en cierto sentido. Tengo confianza en que muchos de los refugiados que retornarán porten conclusiones y nuevas experiencias sobre las relaciones laborales. También me pregunto: ¿Qué harán los muchachos jóvenes que hoy en día están batallando en el frente, por lo cual les pagan bien, cuando tengan que regresar y les ofrezcan empleos de 300 euros? Tengo muchas dudas acerca de su voluntad de querer ser parte del sistema de semi esclavitud vigente. Los sindicatos no tienen que quedarse desconcertados, deben hacer todo lo posible para atraer a nuevos activistas a sus filas, y al mismo tiempo implantarles ideas del movimiento revolucionario, socialista, lo cual podría dar muy buenos frutos.