Conclusión sobre la cumbre de la Alianza: hay que disolver la OTAN

La Alianza proyecta planes de rearme. Tiene una recomposición relativa que está muy lejos de recuperar la perdida hegemonía mundial de los norteamericanos. Pretenden disputar en mejores condiciones con el imperialismo ruso y chino, a la par de extender su influencia geoestratégica; con un ojo puesto en las eventuales rebeliones que puede provocar la crisis de la economía capitalista. Los bandos imperialistas no actúan para una conflagración mundial inmediata, aunque no se puede descartar por completo. Se vislumbra un mundo cambiante, de disputa inter imperialista, guerras, crisis y rebeliones. Es necesario responder con un programa ante la guerra, para que la crisis la paguen los capitalistas, construyendo partidos revolucionarios y una fuerte organización internacional.

El 29 y 30 de junio, en Madrid, España, se realizó la cumbre de la OTAN. El motivo fundamental por el que se reunieron fue brindar una respuesta lo más unificada posible a la guerra iniciada por Putin al invadir Ucrania. En la reunión los treinta jefes de Estado y de Gobierno que integran la Organización Atlántica más once invitados, manifestaron su apoyo a Zelenski, aprobaron un nuevo “Concepto Estratégico” con menos énfasis en las “políticas de distensión” y recategorizaron a Rusia y China como amenazas, presente y estratégica.

Han comenzado los planes de rearme

Desde el inicio de la invasión a Ucrania, las potencias occidentales aumentaron sus efectivos en distintos países: Alemania en Lituania, Reino Unido en Estonia y Bosnia-Herzegovina, Canadá en Letonia y Francia en Rumanía. Los norteamericanos también sumarán presencia militar en el Viejo Continente. A partir de la cumbre, la OTAN intentará dotarse paulatinamente de más armamento y llegar a 300.000 efectivos, algunos estarán destacados en las fronteras de origen y otros tendrán movilidad inmediata hacia zonas conflictivas en el flanco este. El cambio exigirá a los gobiernos controvertidas inversiones en defensa de, como mínimo, un 2% de su PIB a completar en un plazo que vence en 2029. Además, han comenzado el trámite de adhesión de Suecia y Finlandia como nuevos socios. La crisis de hegemonía imperialista mundial no se resolverá con dos días de deliberaciones en Madrid. Así y todo, hubo algunos cambios que es necesario precisar, por lo menos en una primera aproximación.

La cumbre de Madrid no revirtió la crisis del imperialismo occidental

Desde la invasión a Irak, la OTAN sobrevivía con “respirador automático”. Con la cumbre de Madrid, el imperialismo occidental tomó una dosis de oxígeno que usará para intentar modificar su diagnóstico de gravedad. Pero esto no implica que con el proyecto que alumbró la cumbre la OTAN y EE. UU. hayan recuperado la perdida hegemonía mundial. Tampoco se les proyecta una perspectiva de recuperación pujante, sino todo lo contrario. Hay que tener en cuenta los graves problemas internos que atraviesa EE. UU., la brutal crisis de la economía capitalista, las disputas con los nuevos imperialismos y las rebeliones populares que recorren el mundo, como preludio de las vendrán.

No hay que subestimar el rearme, pero tampoco magnificarlo.

Ambos bandos tergiversan su alcance para justificar las políticas imperialistas que llevan a cabo.Rusia: «la amenaza más directa y significativa» que les resultará difícil doblegarEl secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, le formuló una advertencia a Putin, esperando “…que entienda las consecuencias de atacar a un país miembro de la OTAN, porque desencadenará una respuesta del conjunto de la Alianza”. Dicen que no se trata de “provocar un ataque sino de prevenirlo”. Más allá de esto, no les resultará fácil doblegar a Putin. El régimen ruso no está aislado, cuenta con el apoyo de los BRICS, de gobiernos africanos y de otras latitudes. A pesar de las sanciones, la economía de la Federación tampoco ha colapsado, continúa el comercio de petróleo, gas, trigo y otros insumos con países tan importantes como China y la India. Además, mantiene el malestar popular interno amordazado por la represión.

China «un desafío sistémico» que sigue alimentando un mejor momento de confrontación

China fue presentada como una amenaza, fundamentalmente a partir de la disputa geoestratégica que se desarrolla en el Indo Pacífico. En tal sentido, en la cumbre hicieron su debut como invitados países clave de la región como Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Nada de esto le impide a Xi Jinping continuar con su política expansionista. Las autoridades chinas respondieron a la OTAN manifestando su firme oposición a las medidas, consideran que el nuevo Concepto Estratégico «está lleno de mentalidad de la Guerra Fría», «sesgo ideológico» e implica «un ataque malicioso y una difamación» contra su país. Los chinos apoyan a los rusos, pero su estrategia no incluye un choque directo inmediato.

Se preparan para más adelante.

Con un ojo puesto en el límite sur de la AlianzaLos anuncios de medidas militares se complementan con una advertencia sobre la situación en el límite sur de la Alianza: “Los conflictos, la fragilidad e inestabilidad de África y Oriente Medio afectan directamente a nuestra seguridad y la de nuestros socios. El vecindario sur de la OTAN, en particular Oriente Medio, el norte de África y las regiones del Sahel afrontan desafíos demográficos, económicos, políticos y de seguridad”. Para los imperialistas el cambio climático y las hambrunas “ofrecen un terreno fértil para la proliferación de grupos armados no estatales y organizaciones terroristas”. Así es como etiquetan habitualmente a las justas rebeliones populares que se producen por necesidades sociales y/o democráticas insatisfechas. Es evidente que pusieron un ojo en límite sur conscientes de la eventual aparición de nuevos escenarios de protestas sociales.

Tensan la cuerda, pero por el momento, no tienen la intención de cortarla

Con relación a la guerra en Ucrania, los dos bandos imperialistas en pugna siguen tensando la cuerda, aunque no cierran las puertas de una posible negociación. Hasta el momento Putin no ha agredido a un país integrante de la OTAN, cuyos miembros tampoco han ingresado directamente en la guerra. Aunque le dan armamento ligero a Zelenski, se niegan públicamente a suministrarle sistemas antimisiles de gran potencia y alcance, al igual que otras armas modernas. No quieren aparecer ante los ojos de Moscú como parte beligerante. Por ahora, actúan para que no haya una escalada determinante que desemboque en una guerra mundial. De cara al futuro es imposible descartarla por la propia dinámica de los acontecimientos.Un mundo más inestable, con disputas inter imperialista, guerras y rebelionesLa pérdida del liderazgo mundial de EE. UU. no revertida, las disputas del imperialismo occidental con los imperialismos emergentes de Rusia y China, la guerra en Ucrania y sus graves consecuencias, están provocando importantes cambios en la situación mundial. Se combinan con la crisis de la economía capitalistas que comenzó en el 2008 y se ha profundizado con la pandemia generando: crisis energética, sanitaria, alimentaria, inflacionaria. ambiental y migratoria. Los trabajadores y los pueblos del mundo sienten un impacto negativo en sus condiciones de vida. El ambiente de protestas y rebeliones que recorre el mundo configura el preludio de las grandes confrontaciones y cambios políticos que se avecinan.

Ante la invasión rusa

Desplegamos nuestras propuestas en torno a la guerra: fuera las tropas del imperialismo ruso de Ucrania, todo el apoyo a la resistencia ucraniana basada en la movilización popular. Fuera la OTAN y el imperialismo occidental del Este europeo, disolución de la OTAN y la OTSC. Por una política independiente de las expresiones burguesas en Ucrania, Rusia y en todo el mundo.Que la crisis la paguen los capitalistasAnte el deterioro de las condiciones de vida, planteamos: dinero para sanidad, educación, vivienda, salarios y pensiones; no para el rearme y las guerras inter imperialistas. Impulsamos la movilización contra la inflación, las suspensiones, los despidos y los alquileres abusivos. Por aumento de salarios y pensiones, trabajo digno sin precarización y las reivindicaciones dirigidas a que la crisis la paguen los capitalistas. El camino por seguir lo marcan la histórica huelga nacional ferroviaria en el Reino Unido, la rebelión en Ecuador, las movilizaciones contra el hambre en Kenia y África, el estallido social en Sri Lanka y los reclamos que se desarrollan en otros países de los cinco continentes. Para revertir el destino de barbarie hacia el que conduce el capitalismo imperialista, es necesario construir partidos revolucionarios y una internacional socialista. Que luche para que gobiernen los trabajadores en un mundo socialista, como hacemos desde la Liga Internacional Socialista.