Autor: Rubén Tzanoff
Estalló el malestar por el plan de urgencias de Ayuso. Es necesaria la solidaridad activa con la sanidad en lucha. Frente al daño a lo público y a las condiciones de vida, hace falta una huelga general.
Alrededor de 300.000 personas salieron a las calles contra el plan de urgencias de presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP) y en defensa de la salud pública. La convocatoria la realizaron asociaciones vecinales que contaron con el apoyo de organizaciones sociales, partidos políticos de oposición, personalidades del arte y la cultura. La manifestación partió de cuatro puntos distintos de la ciudad y confluyó en la plaza Cibeles. Fue tan grande que miles de participantes no lograron llegar al destino final. La población dijo ¡Ya basta! y volvió a solidarizarse con la sanidad. Esta vez no lo hizo aplaudiendo desde los balcones, como durante la pandemia, sino movilizándose.
Por la sanidad y por más
Los mensajes expresados en las consignas y en los carteles fueron claros: “Los pacientes no son clientes”. “Madrid se levanta, la sanidad aguanta”. “Estoy muy cabreada. Yo luché por los derechos que hoy nos están arrebatando. ¡Espabilad, coño!”. “Madrid es mucho más que bares y cañas. Madrid es su gente, su sanidad, su educación…y eso no se consigue bajando impuestos”. Queda claro que el malestar, centrado en el deterioro de la sanidad, excede este ámbito y abarca el conjunto de la situación social que se vive. Por eso también rondó el ambiente la exigencia de “Ayuso dimisión”.
El ridículo recurso de negar la realidad
Para el portavoz del PP en la Asamblea de Madrid, Pedro Muñoz Abrines, la acción fue un “fracaso”. Para Ayuso fue “agitación” como “estrategia desestabilizadora” montada por la “izquierda” para perjudicarla.Lo cierto es que la afluencia espontánea de miles y miles de participantes expresó un fracaso, pero no el de la movilización sino del reaccionario plan de reorganización de los centros de urgencias extrahospitalarias presentado por el gobierno madrileño. El reclamo no es para “perturbar” a Ayuso, es la respuesta a situaciones angustiantes. Al cierre de centros de atención. A las urgencias sin médicos in situ. A la atención de pacientes on-line. A la falta de profesionales y recursos materiales. A las esperas para obtener turnos de especialidades e intervenciones quirúrgicas que se alargan durante meses. A los salarios bajos, las condiciones laborales precarias y el destrato a los residentes. A una de las menores inversiones presupuestarias en sanidad del Estado español.
Una combinación de viejos y nuevos problemas agravados
Los recortes presupuestarios en la salud y la educación descentralizadas vienen del año 2012, con los “tijeretazos” de Mariano Rajoy (PP) cuando fue presidente. Desde ese momento, tanto con gestiones del PP como del PSOE, lo público se ha deteriorado por: desinversión, nuevos recortes y avance de las privatizaciones. En la pandemia, los recortes se pagaron con vidas humanas. Se trata de un problema que persiste en el tiempo, que se manifiesta en las urgencias extrahospitalarias y en la atención primaria. El plan de Ayuso fue “la gota que rebalsó el vaso” de un desastre generalizado que viene de antaño.
Si gana la sanidad, ganamos todos
En Madrid los sindicatos Satse, CC. OO., CSIT UP y UGT habían firmado con el Gobierno regional las condiciones del nuevo plan de las urgencias extrahospitalarias, pero luego, ante su fracaso, rompieron el acuerdo. Sólo el sindicato médico Amyts se había negado a suscribir el acuerdo y mantiene la convocatoria de huelga indefinida desde el 7 de noviembre. El lunes 21 se sumarán los médicos de atención primaria y los pediatras. Nadie puede permanecer ajeno a los reclamos, hay que solidarizarse con la huelga de los trabajadores de la sanidad y apoyarlos para que triunfen. La gestión en la Comunidad de Madrid representa a la reaccionaria “nave insignia” del PP, como vidriera de lo que quieren hacer nacionalmente. Hay que derrotarlos y cerrarles el paso a que extiendan sus planes reaccionarios a otras Comunidades.
Por una lucha unificada
Aunque el gobierno de “coalición progresista” PSOE-UP, encabezado por Pedro Sánchez tome distancia de la crisis en la sanidad madrileña, los problemas son nacionales. No es casualidad que, en los últimos Presupuestos Generales del Estado, el mayor incremento se haya destinado a las partidas militares, no a las de educación y salud públicas. Las deficiencias se repiten con mayor o menor intensidad en los sistemas de cada una de las Comunidades Autónomas, que no remontaron cualitativamente los recortes de Rajoy. Las crisis con la atención a los pacientes y las condiciones laborales son generalizadamente deficientes. Este panorama crítico desemboca inexorablemente en una conclusión: hace falta una lucha unificada de la salud, con movilizaciones y huelgas coordinadas, con el apoyo de la población y la planificación de acciones en asambleas conjuntas.
La huelga general: una necesidad urgente, posible y necesaria
Los burócratas sindicales no están a la altura de las circunstancias. Sólo quieren negociar con los gobiernos y las patronales, siempre por detrás de las necesidades reales. Es el momento de exigir a las direcciones mayoritarias de UGT y CC. OO. una huelga general, en apoyo a la sanidad en lucha y con una agenda que incluya los reclamos más inmediatos del pueblo trabajador. Es una necesidad urgente, posible y necesaria para frenar el acelerado deterioro de las condiciones de vida. En el Estado español se siguen acumulando contradicciones y tensiones que requieren de una fuerte irrupción de la clase obrera y el pueblo, tonificados con la lucha en la sanidad. También hace falta poner de pie una nueva alternativa política, un frente de extrema izquierda para dar vuelta todo.
Europa, parte del torrente de lucha
La crisis capitalista y la guerra de invasión rusa a Ucrania hacen sentir sus consecuencias. La inflación achica los salarios, los gobiernos destruyen lo público y la carestía de vida empeora la situación cotidiana de millones de personas. Ante esto, crecen los reclamos, indispensables para que la crisis la paguen los capitalistas. Las huelgas en Francia, Bélgica, las de docentes en el Reino Unido, de la Sanidad en Madrid y otras, son un indicador de la voluntad de lucha en ascenso de la clase trabajadora europea, como parte del torrente movilizador que crece en todo el mundo.