Reproducimos la declaración del comité político nacional del ala izquierda del Nuevo Partido Anticapitalista, en el que militan los compañeros de la LIS en Francia.
Como era de esperar, la contrarreforma jubilatoria presentada por la primera ministra Elisabeth Borne es un nuevo y violento ataque antisocial contra el mundo del trabajo.
El argumento repetido una y otra vez por el gobierno, «vivimos más, así que debemos trabajar más»,es doblemente falaz. Cuando se trabaja menos se vive más y, además, la patronal ya está despidiendo a trabajadores mucho antes del umbral actual de 62 años, con jubilaciones o subsidios de desempleo insuficientes. En otras palabras: ¡trabajar hasta la muerte o morir en la miseria! En especial las mujeres, perjudicadas por las carreras parciales.
Este ataque exige una respuesta global y unitaria de todos: trabajadorxs, jubiladxs, desocupadxs y el conjunto de la juventud.
Las y los jóvenes, que pasan del empleo precario al desempleo, que se esfuerzan por estudiar y hacen cola para recibir ayuda alimentaria, son tan afectados por el tren de las contrarreformas como los trabajadores de más edad, que ven cómo la jubilación, igual que el horizonte, se aleja a medida que se acercan.
El retraso de la edad de jubilación hará que algunxs trabajadorxs de más edad agoten su salud en el trabajo, mientras que el desempleo sigue siendo endémico entre los menores de 25 años. La otra parte se verá abocada al desempleo durante años antes de poder cobrar una pensión. Tanto la reforma jubilatoria como la recientemente promulgada reforma del desempleo, que reduce el período máximo de subsidio de 36 a 27 meses, tienen los mismos objetivos: la primera se refiere a los presupuestos sociales, la segunda al mercado laboral. Para que el «cueste lo que cueste» continúe en forma de subvenciones permanentes a los grandes grupos capitalistas, el gobierno debe mostrar a los mercados financieros su capacidad para recortar los presupuestos sociales. Cualquier retraso o fracaso podría ser castigado con una fuerte subida de los tipos de interés de los empréstitos públicos. Por otra parte, dejar sin trabajo a los jóvenes y a los viejos, aislándolos de modo que no tengan más remedio que rechazar cualquier empleo, sea el que sea, mantiene los salarios bajo presión en un momento de inflación.
Como resultado de esta política de acumulación de miseria en un extremo y de riqueza en el otro, la tasa de pobreza ha vuelto a subir desde 2015 y se han pagado dividendos récord a los accionistas en 2022.
Este nuevo intento de reforma jubilatoria resume y concentra el proyecto de una sociedad sometida enteramente a la dictadura del capital. Abriría una brecha para otra serie de ataques antisociales y Macron y su gobierno lo ven como una venganza política contra el mundo laboral, tras su fracaso en 2019 con la jubilación por puntos.
No habrá negociación con este gobierno pro-empresarial bajo el pulgar de un presidente de hombres ricos bajo la presión de los mercados financieros. No hay nada que esperar de los debates parlamentarios de este parlamento donde la oposición de derecha apoya el proyecto y la oposición de extrema derecha ya ha anunciado que no practicará la obstrucción parlamentaria, lo que equivale a dejarlo pasar.
No hay nada que «negociar» en esta contrarreforma. No hay «diálogo social» entre quienes reparten los golpes y quienes los reciben. Estaba escrito de antemano que los meses de supuesta consulta desde la reelección de Macron no serían más que humo y espejos que solo podrían debilitar y desacreditar a los «interlocutores sociales» que les seguían el juego.
Nuestras luchas, nuestras huelgas, nuestras manifestaciones, serán la única posibilidad de derrotar a Macron y a la patronal, a condición de que cada día sea considerado como una etapa en la construcción de la huelga general. Este es el nivel al que la clase trabajadora tendrá que elevar la confrontación para ganar.
El contexto en que el gobierno se ve obligado a lanzar su reforma, tras haberla aplazado al máximo, está marcado por el final de la pandemia y la inflación. El mundo del trabajo tomó conciencia de su papel en la sociedad durante el largo túnel de Covid, donde sus fracciones más explotadas formaban la primera y la segunda línea. ¿Y serían estas personas esenciales, aplaudidas a las 20 horas, las que deberían trabajar dos años más o vegetar más tiempo en el desempleo, para las ganancias del CAC40[1]? ¿Mientras los servicios vitales de educación, sanidad, transporte y energía están al borde del colapso?
En cuanto a la inflación, ha provocado una oleada de huelgas salariales desde hace más de un año, que aún continúan. No obstante, estos movimientos dispersos han afectado a todos los sectores, tanto públicos como privados, a menudo con cierto éxito: a veces se han limitado a los bonos, pero a menudo se han producido aumentos más o menos significativos del salario base.
Estas luchas por los salarios son los nervios de la guerra. El proyecto de reforma jubilatoria puede ser la señal política que faltaba para unificar estas huelgas, extenderlas y reforzarlas. Salarios, desempleo, jubilaciones, todo está ligado en la lógica de la ofensiva patronal, todo debe estar ligado en las luchas del mundo obrero para contraatacar.
El anuncio de Borne el 10 de enero es un paso más en una implacable ofensiva patronal en la que la inflación es una de las armas. Los ataques han sido implacables, las grandes líneas del proyecto de reforma se conocen desde hace meses, pero para las direcciones sindicales era urgente esperar a los anuncios de Borne en la noche del 10 de enero para proponer una reacción. Era urgente dejar el control del tiempo al gobierno. Todas las direcciones sindicales hicieron el papel de idiotas útiles durante meses participando en esta mascarada. Afortunadamente, en muchos sectores, los trabajadores no esperaron la señal de las confederaciones sindicales para entrar en lucha, como los refinadores petroleros después del 27 de septiembre, a los que se unieron otros, incluidos los ferroviarios, el 18 de octubre.
La indignación social, que ya era fuerte antes de la presentación del proyecto, empuja a las confederaciones a convocar, por el momento de forma unitaria, una primera jornada de movilización el 19 de enero, aunque sin anunciar de antemano un plan de movilización. Corresponde a los trabajadores, afiliados y no afiliados, aprovechar esta convocatoria para reunirse en gran número, mostrar su fuerza al gobierno mediante huelgas y manifestaciones, y reunirse para debatir y decidir sus reivindicaciones y los medios para obtenerlas:
- Retiro del proyecto de reforma jubilatoria.
- Derogación de todas las contrarreformas que se han sucedido desde 1993, y como mínimo: vuelta a la jubilación a los 60 años con 37,5 años de aporte.
- Derogación de la reforma del seguro de desempleo.
- 400 euros al mes más para todos, ningún ingreso (salario, jubilación o subsidio) inferior a 2000 euros netos.
- Indexación de salarios, jubilaciones y subsidios a los precios de los productos de primera necesidad.
El NPA llama a la huelga activa el 19 de enero, lo que nos permitirá sentar las bases de la autoorganización y participar masivamente en las manifestaciones. Convoca a la movilización nacional del sábado 21 de enero por el retiro del proyecto. Esta marcha ha sido iniciada por organizaciones juveniles, entre ellas la Juventud del NPA, y varias organizaciones políticas, entre ellas la Francia Insumisa. Nos presentaremos allí bajo nuestras propias consignas para proponer perspectivas políticas para la victoria del movimiento, frente a los callejones sin salida institucionales propugnados por la FI.
Las direcciones sindicales y políticas de la izquierda (institucional) se niegan a adoptar un calendario común para un movimiento global que generalice las huelgas. Lo que está en juego en la confrontación actual es demasiado importante como para dejar su desenlace en manos de esos líderes. Es necesario implicar en la lucha al mayor número posible de trabajadores, afiliados a todos los sindicatos y no afiliados, promoviendo asambleas generales de huelguistas, piquetes, asambleas interprofesionales, eligiendo comités de huelga con el objetivo de construir coordinaciones de trabajadores en lucha. ¡La huelga es de las y los huelguistas!
Esta contrarreforma demuestra una vez más que el capitalismo sólo ofrece a la humanidad la angustia del mañana. El NPA llama a unirse a él a todas y todos aquellos que quieran acabar con este sistema y construir una sociedad dirigida por los propios trabajadores.
Tras el 5° congreso del NPA
El último congreso del NPA, en diciembre de 2022, fue la ocasión para que la mayoría de la dirección saliente organizara la división del partido, sin haberla sometido a votación de todos los congresales porque estaba claro que esa votación les sería desfavorable. Así que ahora hay dos NPA en el panorama político, de tamaño similar. Lamentamos esta fragmentación y debilitamiento de las fuerzas revolucionarias contra los que seguimos luchando sin haber podido evitarlo.
La escisión del NPA queda así marcada por la división política entre, por una parte, la orientación hacia alianzas con la NUPES en el terreno electoral, con Philippe Poutou y Olivier Besancenot; por otra, la orientación hacia un Polo de las y los revolucionarios, con militantes presentes en las luchas del mundo del trabajo, y un NPA-Juventud que agrupa a varios centenares de miembros.
En una reciente entrevista a Libération, Philippe Poutou lanzó la fórmula «nuestra obsesión no es el NPA», confirmando la opción que había hecho pública la primera noche del congreso en la emisión de BFM-TV, de «trabajar con la FI» dándose como objetivo listas conjuntas para las elecciones. Por nuestra parte, lxs militantes del NPA que nos opusimos a esta orientación hacia la NUPES y nos agrupamos en torno a la plataforma «Actualidad y urgencia de la revolución», mantenemos, por el contrario, la obsesión de un NPA que mantenga el rumbo de la extrema izquierda, un NPA militante capaz de llevar a cabo una política de unidad de acción, incluso con otras organizaciones, sin abandonar la construcción de un partido obrero comunista que no dejará de surgir a través del reagrupamiento de las y los revolucionarios en favor de las grandes luchas sociales que nos esperan.
El NPA celebrará un acto en París el 8 de febrero en La Bellevilloise y actos en el interior.
Domingo 15 de enero de 2023, París
[1] Índice bursátil de las 40 mayores empresas de Francia, varias de ellas con participación extranjera.