Por Rubén Tzanoff
Durante los días 1 y 2 de febrero, se desarrollará una nueva edición de la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y Marruecos. Intentarán avanzar en una agenda para la reconciliación diplomática, robustecer la represión fronteriza del bloque imperialista, realizar negociados millonarios y continuar con el saqueo y la opresión al pueblo en los territorios saharauis. La LIS apoya el reclamo por la autodeterminación del Sáhara Occidental e impulsa la unidad de los pueblos movilizados contra los opresores y los explotadores.
Socios con vaivén
El Reino de España y el Reino de Marruecos son socios estratégicos con relaciones complejas. Realizaron su última cumbre en 2015 y proyectaron la siguiente para 2020, pero Marruecos la suspendió unilateralmente. Se estaba gestando el malestar que desembocó en una crisis en abril de 2021, cuando España acogió humanitariamente al líder saharaui Brahim Gali, para tratarse de Covid-19 en un hospital de Logroño. A Marruecos le pareció inoportuno que España recibiera a Gali en el momento que buscaba apoyo internacional para su plan de autonomía saharaui bajo soberanía marroquí. El distanciamiento se prolongó durante más de un año y terminó con el cargo de la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya.
Reconfiguración de relaciones
La reconciliación comenzó a gestarse cuando Pedro Sánchez abandonó la histórica posición española por la autodeterminación y respaldó la solución autonómica de los invasores. En abril de 2022, Pedro Sánchez y Mohamed VI escenificaron la nueva etapa de las relaciones con una amistosa cita en Rabat. De esta forma, el gobierno de “coalición progresista” PSOE-Unidas Podemos se alineó detrás de los gobiernos de EE. UU., Alemania y Francia que expresaron su consentimiento al plan autonómico presentado por Mohamed VI.
El giro español fue cuestionado en el Congreso y repudiado en las calles de las principales ciudades españolas, en las cuales se realizaron movilizaciones solidarias con el Sáhara. Ante la nueva situación en el Magreb, Argelia expresó su malestar político y redujo el intercambio comercial con España en un 90%, sin alterar el suministro de gas.
Más represión y negocios en común
El reacercamiento tiene múltiples manifestaciones. Las fuerzas de seguridad marroquíes reasumieron plenamente su rol de gendarme en la frontera sur de la UE. En Melilla, con la connivencia española, asesinaron por lo menos a 37 personas. Durante 2022 aumentaron la represión en las rutas migratorias africanas que pasan por territorio marroquí rumbo a España (Canarias, estrecho de Gibraltar y costa mediterránea andaluza) estrangulando el flujo de personas en un 26%. Las relaciones comerciales también retomaron impulso, aproximándose a los 10.000 millones de euros anuales.
Complicidad en los foros internacionales
En el último Examen Periódico Universal (UPR41) de la ONU, la mayoría de los oradores eludieron señalar el incumplimiento marroquí en torno al respeto a los derechos humanos. Y en el Parlamento Europeo, el PSOE votó en contra de una moción que señalaba a Qatar y Marruecos como responsables de sobornar a eurodiputados a cambio de proyectar una buena imagen de sus países. El exministro socialista y actual eurodiputado, Juan Fernando López-Aguilar se refirió a esta actitud sin tapujos: “Hay que tragar sapos si hace falta”.
De los gestos políticos a los acuerdos sellados
Antes del inicio de la RAN, Mohamed VI y Pedro Sánchez mantuvieron una conversación telefónica augurando el éxito del encuentro, aunque no se confirmó sí el rey marroquí recibirá al presidente español. Según los anuncios previos, las nutridas delegaciones de ministros y empresarios que acompañarán al presidente Pedro Sánchez y al primer ministro Aziz Ajanuch, intentarán firmar una veintena de acuerdos y una declaración conjunta. Abordarán asuntos tales como: la cooperación policial ante la inmigración, el calendario de apertura de aduanas en Ceuta y Melilla, el refuerzo de las relaciones económicas y la adjudicación de proyectos de infraestructura. Para las autoridades españolas: “Estamos sentando las bases para avanzar hacia el encaje definitivo que supere las crisis periódicas y recurrentes”.
Con un ojo en la UE y otro en las elecciones
Las cumbres de Sánchez y toda su política tienen una visión binocular. Con un ojo mira la postulación a convertirse en uno de los líderes de la UE, en la que España asumirá la presidencia rotatoria a medianos de año. Y con el otro ojo mira el complicado panorama que afrontará en las elecciones internas hacia fines de 2023, ante el cual coquetea con los sectores de derecha hostiles a la autodeterminación de los pueblos y a las personas africanas migrantes.
Un pueblo que está de pie
Los logros diplomáticos de Marruecos se basan en la complicidad de las potencias imperialistas, de la ONU y en una grave traición a los pueblos árabes: el reconocimiento al Estado de Israel a cambio de apoyo político, financiero y militar. Como sea, no han logrado doblegar al pueblo saharaui y a los jóvenes que siguen reclamando por el Referéndum de Autodeterminación, aunque la MINURSO pretenda sepultarlo.
Al mismo tiempo, según la publicación Ecsaharaui, el XVI Congreso del Frente Polisario (FP), realizado en enero de 2023, decidió intensificar la guerra por la recuperación de los territorios ocupados. Renovó los planes para mejorar las bases educativas y sociales que fortalecen la unión del pueblo, eligió a los líderes para el próximo período y volvió a depositar confianza en Brahim Ghali como secretario general del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
Sáhara Libre, una causa justa que requiere apoyo
La 12.ª RAN es una instancia repudiable porque se plantea como objetivos: endurecer la represión fronteriza, retomar el ritmo de las “devoluciones en caliente” que vulneran los derechos humanos, ejecutar negociados empresariales millonarios y avanzar en el plan de autonomía anti saharaui. La Liga Internacional Socialista (LIS) denuncia la violación de los derechos humanos, llama a los pueblos del mundo a apoyar la causa saharaui e impulsa la unidad de los pueblos africanos y árabes movilizados. El reclamo por el derecho a la autodeterminación del Sáhara Occidental y de Palestina está indisolublemente ligado a la movilización por una salida de fondo: que gobiernen los trabajadores y el pueblo en un sistema socialista.