Colombia: Las marchas del 14 y 15 de febrero ¿Qué significan y que se pretende con ellas?

Desde hace semanas sectores burgueses que están en oposición al gobierno (Centro Democrático a la cabeza) convocaron una marcha de protesta contra los proyectos de reformas de Petro para el 14 de febrero. En respuesta, el propio Petro y el Pacto Histórico convocaron una de respaldo para el mismo día. Ante los riesgos de enfrentamientos la marcha en contra fue movida para el 15.

Nos encontramos ante una medición de fuerzas y un forcejeo en el cual, a la larga, los trabajadores, los sectores populares, el campesinado pobre, saldrán perdiendo si no logran asumir una posición propia, independiente de uno y otro sector, con un programa revolucionario que defienda tanto sus intereses y reivindicaciones inmediatas como soluciones reales, profundas, efectivas, a los grandes problemas que aquejan a millones; contra los cuales se produjeron los levantamientos y luchas de los años anteriores, de los cuales se benefició electoralmente Petro y el Pacto Histórico.

El 15 lo convoca el pasado reaccionario

La marcha del 15 la organizan las fuerzas políticas que, unidas a otras que para mejor defender sus intereses ahora hacen parte del gobierno de Petro, son directamente responsables de lo más terrible del pasado del país. Son los responsables del accionar de un Estado y un régimen que literalmente masacró al pueblo colombiano, con miles de desaparecidos, con 6.402 falsos positivos, con infernales niveles de miseria.

El triunfo electoral de Petro colocó a la defensiva política a esas fuerzas. Están tratando de reorganizarse, de convertirse en canal para el descontento, desilusión y desesperanza que puede comenzar a profundizarse ante la incapacidad del gobierno actual de brindar soluciones inmediatas, efectivas y reales a las necesidades de millones. Procesos similares al de Colombia se han dado en varios países y marchas como esa son el medio a través del cual las fuerzas burguesas más reaccionarias vuelven a levantar cabeza.

Llamamos a las organizaciones populares, sindicales, campesinas y sociales a rechazar la movilización del 15, pues hay que señalarla como un intento de volver al pasado. Frente a un gobierno que no responde ante las mayorías sociales la salida no es la oposición de la burguesía más reaccionaria quien ya gobernó y nos trajo hasta aquí. Por el contrario, se requiere de una fuerte unidad con independencia de clase para luchar y exigirle al gobierno de Petro que se cumplan medidas realmente efectivas para las reivindicaciones de la clase trabajadora y popular de Colombia.

El 14 defiende un camino sin salida

Uno de los objetivos principales de Petro y sus más cercanos seguidores al convocar la marcha del 14 es forcejear con las fuerzas burguesas que son parte de su gobierno para que respalden en forma más decidida su plan de reformas. Sin el respaldo pleno de esas fuerzas los proyectos de reformas, ya de por sí bastante timoratos, se volverán una colcha de jirones en el Parlamento; ahogándose así todas las ilusiones y esperanzas que millones tuvieron. Si algo sale serán algunos paños de agua tibia a los cuales, por supuesto, no es posible oponerse pero que no significan solución profunda y duradera a ninguna de las enormes necesidades de millones.

Sin entrar a analizar a fondo las diferentes reformas propuestas por Petro, a esta altura de su gobierno es posible concluir que está cumpliendo a la letra la esencia de su programa y propuesta política: intentar un desarrollo capitalista, en común con algunas fracciones de la burguesía (el santismo, el samperismo y otros), que no cuestiona en nada y para nada la dependencia económica y política del imperialismo. El ritmo y profundidad de las reformas del gobierno lo determinan las fuerzas burguesas que, hábilmente, desde antes y luego del triunfo de Petro, se reacomodaron para controlar el desbordado proceso de lucha y movilización del pueblo colombiano.

Un solo ejemplo permite demostrarlo. La promesa de hacer que la salud no sea un negocio supondría que miles de clínicas, laboratorios e Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud, así como la industria farmacéutica, dejen de serlo. La reforma a la salud de Petro no les toca un pelo. La promesa de eliminación de las EPS, intermediarias financieras en el actual sistema, que son solo una parte de ese negocio, se está desvaneciendo rápidamente. Ahora se declara que podrán continuar, ajustándose al nuevo modelo. Síntesis: ¡bastante poco para tanta alharaca!

Encerrado en los estrechos límites del respeto a la “institucionalidad” de la mal llamada democracia colombiana el gobierno de Petro puede terminar como el perro, dando vueltas intentando morderse su propia cola. Es el camino reformista que, por la desilusión que produce ante la no solución a los problemas, abre el regreso al pasado reaccionario.

Abrir un camino revolucionario

La cúpula de las organizaciones sindicales, la burocracia que frenó y desmovilizó el paro de 2021, llama a los trabajadores y a sus organizaciones a convertirse en comité de aplausos del gobierno Petro. Llaman a respaldar unas reformas de las cuales no se conoce aún siquiera el articulado definitivo. Llaman a movilizarnos sin organizar y desarrollar una discusión democrática entre las bases sobre cuál es la posición que más conviene y, peor aún, nos llaman a confiar en el Parlamento controlado por lo más podrido de los partidos de la burguesía. Por esa vía, hipotecan lo más sagrado de la clase obrera, los trabajadores y sus organizaciones: su independencia política ante el Estado y los gobiernos burgueses.

Lo que está a la orden del día no es salir a respaldar o defender al gobierno Petro. Lo que está a la orden del día es lanzarnos a la construcción de una opción revolucionaria que abra un nuevo camino, ese sí de radicales y profundas transformaciones a la estructura económica, social y política del país.

Es bastante fácil proponer e incluso realizar reformas. Pero no es eso lo que necesita el pueblo colombiano. Se necesita más que reformas, se necesita una verdadera revolución.

A las organizaciones que defienden el programa de Petro pero que cuestionan cómo lo está desarrollando las invitamos a cuestionar las bases de ese programa. No es el camino de “profundizar las reformas” el que conducirá a las verdaderas soluciones. Esa es la llamada ilusión reformista; total y completamente distinta de la opción revolucionaria.

Impulso Socialista y el Grupo de Trabajadores Socialistas, actualmente en un proceso de unificación, estamos abiertos a propiciar todo lo necesario para abrir el camino revolucionario que el pueblo colombiano necesita; dialogando, discutiendo fraternalmente, desarrollando acciones comunes con todas las fuerzas que se decidan a buscar ese camino independiente de quienes defienden el pasado con la marcha del 15 y de quienes preconizan el camino sin salida promoviendo la marcha del 14. Porque nos diferenciamos radicalmente de una y otra opciones, mantenemos una posición independiente.

Rechazamos la marcha del 15. No impulsamos, no respaldamos, no invitamos ni participamos como organización en la del 14. A los trabajadores que lleguen a participar en la del 15 les decimos: ¡Están en el lugar equivocado! A quienes, movidos aún por sus ilusiones y deseos de cambio, respalden o participen en la del 14, les decimos: Ese no es el camino, hay que transitar otro. ¡Los invitamos a dejar el camino reformista, vengan al camino revolucionario!

Grupo de Trabajadores Socialistas – Impulso Socialista
Bogotá/Medellín, 11 de febrero de 2023