Por Revolución Socialista – PSOL. LIS, Brasil.
«La otra vez, (2003) recibí el gobierno de un presidente demócrata, un compañero que tenía una historia de lucha en este país por la democracia, por los derechos humanos», dijo Lula sobre FHC en un discurso sobre los 100 días de gobierno. El balance de los primeros meses del gobierno del Frente Amplio mostró que, aunque la derrota de Bolsonaro en las urnas significó un triunfo popular, la alianza con la derecha tradicional, el capital financiero y el agronegocio es una muy mala señal para el pueblo trabajador y pobre.
En comparación con el primer ciclo de Lula en la presidencia, hoy el presidente tiene un índice de desaprobación más alto, según DataFolha. El 29% evalúa su gobierno como malo o pésimo, mientras que el 30% lo evalúa como regular y el 38% como excelente o bueno. Es un hecho que el pueblo brasileño, en un escenario de polarización política, no firma cheques en blanco y espera respuestas urgentes a la fuerte crisis social.
Medidas positivas para ganar apoyo popular
Las acciones para abordar la crisis humanitaria en tierra yanomami fueron positivas, aunque no resolvieron el problema. Sabemos que los pueblos indígenas luchan sin mucho apoyo contra el poder depredador del capital. La minería y todas las actividades extractivas ilegales deben ser prohibidas y atacadas con toda la fuerza. Pero estas actividades no son las únicas responsables de la destrucción socioambiental. Es necesario combatir la matriz productiva que mata y contamina, que produce lucro sin resolver el hambre del pueblo. La matriz que tiene al agronegocio como industria estrella. Prohibir el agronegocio es una primera medida fundamental. En su lugar debe surgir la producción agroecológica, de proximidad y sustentable, que genere empleo y produzca sin destruir la naturaleza, donde los pueblos originarios tienen mucho que enseñar.
Paralizar la privatización de 8 empresas estatales, entre ellas Correos y Petrobras, es una gran noticia para los trabajadores que luchan contra la privatización desde el primer día. Pero la decisión del gobierno federal no es suficiente con la justificación de que la suspensión proviene de la «necesidad de garantizar un análisis riguroso de los impactos de la privatización en el servicio público o en el mercado en el que se inserta la referida actividad económica». Es necesario nacionalizar todas las empresas ya privatizadas e impedir la privatización de las que están en curso, bajo gestión de los trabajadores y usuarios.
Un marco fiscal adaptado a las necesidades del capital financiero
La mesa formada por el Ministro de Hacienda, Fernando Haddad y la Ministra de Planificación, Simone Tebet, es una clara demostración del significado de este plan económico presentado como el «Nuevo Marco Fiscal». El mercado celebró el plan que mantiene el compromiso de limitar el gasto en políticas públicas para atender los derechos populares, y no fija un techo a los intereses y amortizaciones de la deuda pública. Está claro por qué esta medida no es positiva para el pueblo sino para los rentistas.
Como publicamos en un artículo anterior: «Debemos luchar contra el nuevo marco fiscal y priorizar el derecho a la alimentación, la vivienda, el empleo justo, la educación y la salud pública y de calidad, salarios dignos, entre otras necesidades sociales urgentes.”
¡Por la derogación definitiva de la Nueva Enseñanza Media!
La reforma de Temer, llamada Nueva Enseñanza Media (NEM), representada por Todos Pela Educação, ONG financiada por el grupo Lemann, Bradesco, Itaú, iFood y una larga lista de grandes empresas, debe ser definitivamente derogada. Para debatir una educación secundaria verdaderamente popular, hay que convocar a los y las trabajadoras de la educación, a los sindicatos y a las organizaciones estudiantiles. Sólo ellos pueden crear un plan educativo que responda a las necesidades reales del pueblo trabajador y pobre, no de empresarios que jamás enviarían a sus hijos a una escuela pública.
Lula y el ministro de Educación, Camilo Santana, se declararon totalmente en contra de la derogación de la NEM. Presionados por la movilización, días después tuvieron que dar marcha atrás y suspender la aplicación durante 60 días. El creciente proceso de movilización comenzó a escapársele de las manos a las propias direcciones sindicales y estudiantiles alineadas con el gobierno. Es evidente que el gobierno Lula-Alckmin aún no está en condiciones de enfrentar un levantamiento de la educación, prefiriendo poner paños frios por algunos días.
Por nuestra parte, reforzamos la necesidad de movilizarnos por la derogación definitiva de la NEM, de la Base Curricular Nacional Común (BNCC) y de todas las contrarreformas que quitan derechos conquistados. Exigir en las calles, movilizados y luchando, que el gobierno responda al pueblo y no a los defensores de la educación privada.
La movilización y las direcciones sindicales
Hay procesos de lucha en muchas categorías diferentes. La huelga de los y las trabajadoras del Metro en Sao Paulo fue un ejemplo importante que confirma la voluntad de lucha que existe en las bases. En este momento estamos viviendo un proceso creciente de movilización en la educación. El último 26 de abril, una asamblea con aproximadamente 12.000 profesores y profesoras, aprobó una huelga indefinida, pasando por encima de la burocracia que dirige el sindicato (Sinpro) y exigiendo un aumento salarial.
La reivindicación de recuperación salarial se combina con la exigencia de defensa de la enseñanza pública y de derogación de la NEM. Trabajadores y jóvenes se unen, haciendo una combinación explosiva que está provocando un aumento de la movilización. Por eso las centrales sindicales y los sindicatos, dirigidos por la burocracia, intentan contener, evitar la explosión de las bases y descomprimir. El discurso es: hay que mantener la unidad porque enfrente está la extrema derecha, no es momento de criticar ni exigir al gobierno, sino de acompañar. La CUT, la CTB y otras centrales dirigidas por la burocracia sindical actúan constantemente en esta dirección. Lo hicieron el 26 de abril, durante la Huelga Nacional de Educación, y están haciendo lo mismo para el 1º de mayo. Dividen, aíslan, desgastan y desmoralizan, esa es su función, porque lo único que les interesa es mantener sus privilegios y acuerdos políticos con los gobiernos de turno.
Pero las bases no están dispuestas a esperar, la crítica situación social es un impulso imparable. Las bases se mueven, votan huelgas, organizan asambleas y actos, discuten y contradicen a sus direcciones traidoras. El 1º de Mayo es una fecha importante para expresar la unidad de la izquierda sindical y política, debemos fortalecer cada acto, en cada ciudad, que sirva para levantar las banderas del sindicalismo combativo y clasista que no cae ante los cantos de sirena del frente amplio.
Queremos un gobierno exitoso para el pueblo trabajador y pobre
El pueblo brasileño tiene políticas educativas, sanitarias y sociales desguazadas, falta de trabajo, bajos salarios, carestía, pobreza y hambre. El Marco Fiscal profundizará estos males, generará más crisis social y desgastará al gobierno Lula-Alckmin con las masas, que esperan respuestas después de la derrota de Bolsonaro en las urnas y las promesas de «carne y cerveza» en la mesa del pueblo.
Si este gobierno funciona para los banqueros y empresarios, entonces no funciona para el pueblo. Un excelente escenario para la recuperación de la extrema derecha, que estará lista para volver a ser una alternativa política de gobierno. Nosotros queremos enterrar de una vez por todas a la extrema derecha, por eso luchamos contra cualquier ataque a los trabajadores y a los pobres, y luchamos por recuperar los derechos arrancados.Porque si el pueblo se fortalece, no pierde derechos, los recupera y conquista nuevos. Porque si el pueblo se fortalece, no pierde derechos, los recupera y conquista nuevos, no votará a qualquiera apenas por ser opositor a aquel que lo defraudó.
Queremos un gobierno que rompa sus compromisos con los banqueros, deje de pagar el fraude de la deuda pública y se comprometa con el pueblo. Que ponga techo a los mecanismos que favorecen a los de siempre, para que ganen los que siempre pierden: los pobres y los trabajadores. Gravar a las grandes fortunas, bajar los intereses, eliminar los impuestos a la canasta básica, nacionalizar la banca y el comercio exterior, derogar todas las contrarreformas y abrir paso a todo un plan de medidas urgentes para el pueblo.
¡Queremos más izquierda!
Hay mucha derecha dentro y fuera del gobierno, en los sindicatos, en los centros de estudiantes, en los medios de comunicación… lo que falta es una izquierda decidida, audaz, que hable alto y claro. Una izquierda que defienda los intereses del 99%, independientemente de quién esté en el gobierno. Una que sepa exigir, quejarse, reclamar y denunciar cuando sea necesario. Una izquierda que esté dispuesta a gobernar y acabar con los gobiernos del 1%.
Desde Revolución Socialista, corriente interna del PSOL, nos oponemos a la política de la dirección mayoritaria que ha decidido asimilarse al proyecto frenteamplista, renunciando a la tarea que tenemos de construir una alternativa política de izquierda y socialista. Esta es la tarea que debe tener el PSOL y toda la izquierda. Por eso militamos y nos organizamos. ¡Súmate!