La coronación de Carlos III en el Reino del revés

Por Julio Santana – LIS Reino Unido

Las ceremonias fueron ostentosas y oscurantistas. Expresaron un gran contrasentido del gobierno, el régimen y el sistema: los parásitos dilapidan fortunas mientras los trabajadores y el pueblo sufren padecimientos. La convocatoria a una huelga general y la conformación de una nueva alternativa política de izquierda configuran necesidades impostergables.

Unción oscurantista y ostentosa

El 6 de mayo se realizó la ceremonia de coronación de Carlos III y de Camila Parker Bowles, su examante devenida en reina consorte. En la Abadía de Westminster el hijo de Isabel II fue “ungido, bendecido y consagrado” por el arzobispo de Canterbury que, en nombre de dios, le colocó la Corona de San Eduardo. A Bowles le pusieron una corona con incrustaciones de diamantes de la Reina María. Las galas exhibieron sólo algunas de las Joyas de la Corona que se conservan en la Torre de Londres como la colección más valiosa del mundo. Entre la familia real, los príncipes, duques, barones y caballeros, hubo 2.000 parásitos invitados. Hace mil años que las élites británicas repiten orgullosamente los mismos ritos oscurantistas, rancios y ostentosos.

Momento de la unción de Carlos III con aceite consagrado como representante de la iglesia Anglicana.
Carlos III, coronado en la abadía de Westminster.
Carlos III con la corona imperial, el orbe y el cetro que lo identifican como soberano británico.

Un régimen anacrónico y decadente

El glamur con el cual se presentaron los acontecimientos no debe ocultar que fue el festejo de los piratas ingleses, históricamente esclavistas, colonialistas e invasores de las Islas Malvinas. “La Firma” (como le dicen a la monarquía británica) no sólo tiene un pasado nefasto, su presente también lo es. Por eso impone leyes como la Orden Público mediante la cual la policía detuvo a ochos activistas antimonárquicos el lunes previo a la coronación o la ley relacionada con los impuestos sobre su cuantiosa fortuna, entre otras. Pasan por encima de todo, incluso de la falsa democracia existente en el Reino Unido. La tarea de extinguir a las monarquías que subsisten bajo el amparo del sistema capitalistas sigue vigente.  

Lujo de pocos, con dinero de muchos

En un despliegue de cinismo ilimitado, los acólitos de la monarquía remarcaron que la ceremonia fue menos costosa que en ocasiones anteriores. Lo realmente destacable es que se solventó con fondos otorgados por el gobierno. Es decir que, en última instancia, fue realizada con dinero proveniente del bolsillo del pueblo trabajador. Y se hizo en uno de los peores momentos de la crisis capitalista, de inflación, con salarios bajos y pobreza creciente. Son motivos por los cuales también hubo muestras de descontento. Es así como los privilegiados dilapidan los fondos necesarios satisfacer las necesidades populares, del sistema sanitario y de la educación pública. En el Reino del Revés afloran los despropósitos qué caracterizan al sistema capitalista en todo el mundo.

Una carroza dorada transportó a los reyes piratas desde Westminster hasta el Palacio de Buckingham.
Protesta contra la coronación.

Disputa por la continuidad y profundidad de las luchas   

Las luchas obreras han dado un vuelco histórico desde la época de Margaret Thatcher, por eso las difundimos y apoyamos desde el mismo día que comenzaron. A la par hay debates sobre la continuidad y profundidad de los conflictos. Por ejemplo, los trabajadores de la salud han sido abandonados a su suerte por la dirigencia sindical, que apuesta al desgaste y a que disminuya la fuerza del reclamo. Además, ha sido grave la decisión de las conducciones mayoritarias de no coordinar las acciones, ni llamar a la huelga general. Todo el esfuerzo lo han hecho los trabajadores. Los burócratas abonan a los objetivos de revertir la dinámica de enfrentamientos, su impacto en la conciencia de miles de activistas y allanar el camino hacia a una salida institucional de la crisis. Apoyar las luchas, unirlas y exigir a las direcciones sindicales la convocatoria a la huelga general, son necesidades inmediatas. Pero no son las únicas: hace falta poner de pie una nueva alternativa política.

Primeras tendencias en las elecciones municipales

El 5 de mayo se llevaron a cabo las elecciones municipales para elegir autoridades en Londres, Gales y Escocia. El Partido Conservador sufrió una dura derrota con la pérdida de 1.063 concejales y 48 ayuntamientos. El primer ministro conservador Rishi Sunak está siendo incapaz de revertir el rechazo social a los escándalos de Boris Johnson y al desastre económico de Liz Truss, que lo antecedieron en el cargo y tuvieron que dimitir. En contraposición, el Partido Laborista sumó más de 100 cargos, crecieron los demócratas liberales y los verdes. El Partido que comanda Sir Keir Stamer intentará capitalizar la voluntad popular de cambios en las elecciones generales de 2024.

Por una nueva alternativa de izquierda

El régimen aplicará cada vez más leyes represivas para tratar de controlar la situación. Y la “oposición” seguirá apoyando el bipartidismo con el que sostienen al régimen institucional y al sistema capitalista. Sin embargo, nada les será fácil. El despertar del movimiento obrero con sus luchas del último año y las renacidas ambiciones independentistas en Escocia e Irlanda son los nubarrones de la tormenta, de los cambios, desafíos y oportunidades que se avecinan. Los socialistas revolucionarios llamamos a luchar como en Francia y a poner de pie una nueva alternativa política, de izquierda y consecuentemente anticapitalista. Con un programa de medidas transitorias para que la crisis la paguen los capitalistas. Para que gobiernen los trabajadores y el pueblo con un sistema justo, sin monarcas ni patrones, sin explotadores ni opresores, es decir, con un sistema socialista.