Por Pablo Vasco
El lunes 29 de junio, por dos votos contra uno, la Sala II de la Cámara de Apelaciones de la Ciudad de Buenos Aires en lo Penal, Contravencional y de Faltas notificó su revocatoria al sobreseimiento del compañero Alejandro Bodart, secretario general del MST en el FIT Unidad y coordinador de la Liga Internacional Socialista, dictado por el juez Pablo Casas en marzo ante la acusación de la DAIA por supuesta “discriminación”.
La querella de dicha entidad sionista contra nuestro dirigente fue en respuesta a sus declaraciones públicas en defensa de Palestina y en repudio al rol genocida del Estado de Israel, que según la propia Comisión de Derechos Humanos de la ONU y organismos como Amnesty International y Human Rights Watch comete apartheid, es decir persecución racista, contra el pueblo palestino.
Según el juez Fernando Bosch y la jueza Carla Cavaliere, “los denominados ‘delitos de odio’ reclaman un debate minucioso, con la mayor amplitud de discusión y prueba posible. Tal circunstancia debe tener lugar en el lugar democrático por excelencia como es la audiencia de juicio”. A su vez, el juez Sergio Delgado evaluó que “equiparar a los sionistas con los nazis o recordar ‘74 años de catástrofe del pueblo palestino a manos del Estado racista y genocida de Israel’ son expresiones amparadas por la libertad de expresión… que no fomentan ni implican un discurso de odio, ni infringen las normas vigentes”.
La abogada María del Carmen Verdú, quien junto a su colega Ismael Jalil, ambos de CORREPI, son los defensores de Bodart, explicó: “Una vez que vuelve la causa a la primera instancia, veremos si el juez Casas se excusa porque ya emitió opinión y pasa a otro juez o sigue él. Es decir, volvemos a marzo. Hay que hacer la audiencia para determinar la prueba a producir en el debate y esperar que se fije fecha para el juicio una vez que se produzca la instrucción suplementaria, si la hubiera”.
Es necesario entonces mantener con toda firmeza la campaña solidaria con Alejandro Bodart frente a este nuevo intento del sionismo de acallar toda voz que cuestione la política genocida de Israel, cuyo gobierno ultraderechista de Benjamin Netanyahu y los partidos ultrarreligiosos ya ha asesinado a más de 130 personas palestinas desde el inicio de este año a la fecha.