Inicia una contraofensiva obrera y popular en Costa Rica

Contra la mafia empresarial que encabeza Chaves

El Frente Nacional de Lucha (FNL) crece y se fortalece en medio de una clara reorganización de los sectores populares

Adrián Jaén España y David Morera Herrera, sociólogos, miembros del Comité Central del PRT

Desde hace ya más de 16 años, desde la derrota de la gigantesca lucha popular contra el TLC entre EEUU, Centroamérica y República Dominicana, el referéndum fraudulento del 7 de octubre del 2007, el movimiento obrero y popular, con altibajos, viene de derrota en derrota. Experimentamos un largo ciclo de retroceso.

El TLC ató al país a un Tratado neocolonial que ha implicado un deterioro constante de los servicios públicos y de las conquistas sociales históricas de nuestro pueblo, en energía, telecomunicaciones, salud, educación, vivienda. Al mismo tiempo, las directrices impuestas por el FMI, el Banco Mundial y la OCDE, con el coro de apoyo de todos los partidos de los grandes ricos, han llevado a una desigualad social lacerante, a un golpe sistemático a los salarios e ingresos de la clase trabajadora y su derecho a la libertad sindical.

En el gobierno del PAC de Carlos Alvarado, supuestamente “progresista” esa embestida arreció con el Combo Fiscal, la ley del empleo público que congela salarios, la ley anti- huelgas y se coronó con la violenta represión al Movimiento Rescate Nacional, al tiempo que el grueso de la burocracia sindical se plegaba a la maniobra divisionista y falsa de una Mesa de Diálogo Social y Productivo que no atendió una sola demanda popular en esa administración.

Sostenemos que hoy, en vísperas de la jornada nacional de lucha del 25 de octubre, este retroceso prolongado del movimiento obrero y popular apunta a revertirse. La creación del Frente Nacional de Lucha (FNL), en buena medida a iniciativa del Movimiento autoconvocado Unidos por al Caja, es la expresión político organizativa más avanzada hasta ahora de ese proceso en ciernes.

Un marco mundial de colosal crisis y vientos de guerra

La situación mundial se pone cada vez más al rojo vivo. Por un lado, una crisis económica profunda que viene agudizándose desde el 2008 y que no da visos de mejorar; por el otro, la perspectiva cada vez más probable de una tercera guerra mundial. La invasión rusa a Ucrania marca el escenario geopolítico mundial durante el último año, y se ha exacerbado con el genocidio nazi sionista de Israel contra el heroico pueblo palestino, tiende a generalizar una solidaridad, no solo expresada por multitudinarias manifestaciones en los países árabes, sino también en las ciudades de Europa y Estados Unidos y, en menor medida, de América Latina.

La situación política y económica de Costa Rica, un pequeño país dependiente en la cintura de América, no se puede comprender sin ese marco geopolítico internacional. Pero la crisis mundial se refracta en Costa Rica, como en todas partes, de manera particular. El gobierno de Chaves es la culminación de un largo proceso de pugna interna por imponer la agenda del periodo neoliberal, dictada desde los organismos financieros internacionales del sistema capitalista mundial.

Tensiones en las alturas

Es claro que la burguesía que sale ganando y que se fortalece, como en muchos otros países en el mundo, es la fracción de la burguesía financiera, que logra romper el monopolio de la banca; pero con la aprobación del TLC se rompe también el monopolio de los seguros y la apertura en telecomunicaciones, lo que permite la entrada de empresas transaccionales que se asocian con capitales locales para administrar e impulsar los nuevos negocios.

Los sectores perdedores se encuentran sobre todo en el agro y, en general, los sectores que producen para el comercio local. Otro sector que se fortalece es el de la burguesía importadora, por las políticas que privilegian traer de afuera productos que supuestamente salen más baratos.

EL gobierno de la mafia neocolonial

En el fondo, el descontento que provoca la aplicación de las medidas neoliberales de los dos gobiernos consecutivos del PAC disfrazado de “progresista”, las múltiples denuncias de corrupción en los que se ve envuelto, así como el hartazgo del confinamiento durante la pandemia prepara el terreno para el triunfo de Chaves, quien se presenta como un rostro nuevo frente al candidato de la burguesía tradicional del PLN José María Figueres.

El Gobierno de Chaves, surge como expresión de una mafia empresarial voraz que viene a profundizar el ajuste neoliberal. Su objetivo manifiesto es privatizar y desmantelar todo lo que pueda para pagar puntualmente a los organismos financieros imperialistas la estafa de la deuda externa, así como a los capitalistas locales tenedores de bonos de la deuda interna a altas tasas de interés.

Pero a la fecha, no solo se han agravado las contradicciones al interior de la clase dominante, sino que también han ido cayendo los índices de apoyo al Gobierno. Según el Informe de Resultados de la Encuesta de Opinión Pública del CIEP de la Universidad de Costa Rica, efectuada entre el 06 y el 11 de setiembre: la aprobación de la gestión del gobierno cae de 71% a 53% mientras que el rechazo creció desde 9% hasta 24%, cada nueva encuesta del CIEP, desde noviembre de 2022, arroja datos que muestran un deterioro sostenido del apoyo popular a la gestión de Chaves.

El gobierno de Chaves, en buena medida, es expresión de la descomposición del capitalismo que se refleja en nuestro país. Los sectores burgueses que apoyan a este gobierno son sectores mafiosos y agentes de las corporaciones norteamericanas, que presionan por medidas que les garantice ventajas, prebendas y acceso privilegiado a la rapiña de la privatización y otros negocios oscuros que se orquestan tras bambalinas. Es un gobierno que apuesta por crear caos y tratar de navegar sobre el mismo. Es un gobierno con tintes autoritarios, con un presidente matón e intransigente, que remueve a los subalternos que no le son serviles y se brinca la legislación burguesa para imponer ,en la práctica, decisiones arbitrarias.

Polarización y crisis Inter burguesa

El correlato del gobierno de Chaves es un parlamento fuertemente fraccionado, que refleja la polarización social, pero que, a pesar de las diferencias y los conflictos, actúa de manera coordinada en la defensa de los intereses de la burguesía y en contra de la clase trabajadora.

La única voz disidente es la del Frente Amplio, pero en algunas ocasiones, por su posición reformista y su confianza en la institucionalidad burguesa cada vez más derruida, se ve arrastrada por la corriente mayoritaria. Tal es el caso del voto afirmativo del FA al presupuesto nacional, incluyendo aumento en los recursos para la militarización de los cuerpos policiales. Más claramente, con la aprobación con los votos de la bancada frenteamplista de una declaración que condena a Hamás como organización terrorista, en medio de la masacre de Israel contra la población palestina en Gaza, que ahora se extiende a Cisjordania y el sur del Líbano.

A pesar de que existe una profunda crisis Interburguesa y a pesar del estilo autoritario del presidente Chaves, hay también algunos acuerdos entre las distintas fracciones burguesas sobre temas que los unifican frente a la clase trabajadora, como, por ejemplo, la imposición de la jornada de 12 horas (con la oposición del FA), la adquisición de nuevas deudas con el FMI y la Unión Europea (con el apoyo del FA). A pesar de que existen discusiones, relacionadas sobre todo con los recortes en ciertos sectores sensibles, como vivienda o salud, también cuando se trata de favoreces a ciertos sectores como los grupos de autobuseros o a los importadores, hay acuerdo frente a las políticas para contener o reprimir a la clase trabajadora.

¿Qué hacer?

Día con día, las condiciones económicas internacionales, que siguen siendo tendientes a la inflación provocada por la guerra, la restricción del crédito por la subida de las tasas de interés, generan condiciones más difíciles para la clase trabajadora. Las políticas del gobierno, que privilegia el pago de la deuda sobre la inversión social está generando un caldo de cultivo que es explosivo. En ese contexto, el Frente Nacional de Lucha (FNL), no deja de ser una bocanada de aire fresco. Además, no es el único elemento que indica que existe una reorganización de las organizaciones populares: las movilizaciones por el agro, por la defensa de la CCSS y por la educación, aunque débiles y fragmentarias son muestras de que hay algunos sectores que se empiezan a luchar para enfrentar las medidas gubernamentales descritas anteriormente.

Si el FNL realmente cuaja y se convierte en un semillero de cuadros y organizaciones, un movimiento que avanza con un método democrático y crece en determinación y claridad política, puede ser el germen de un nuevo fenómeno que abriría paso a un nueva situación social y política. Pero si no hay un repunte de la movilización y la lucha, lo más probable es que la situación se torne cada vez más reaccionaria, que avancen los sectores de ultraderecha y que se fortalezca el rumbo autoritario del gobierno. Es por esto que el trabajo que se está realizando en el FNL, que conlleva propuestas de movilización, así como su expansión territorial, conformando comités locales del FNL (ya se sentaron bases en el territorio cabécar de Kina Kichá, en Heredia, en Purral de Guadalupe y en Alajuelita) es una tarea urgente y fundamental. Desde la perspectiva del PRT, necesitamos los sectores populares y de izquierda afianzar esta contraofensiva popular, desde la acera de enfrente, desde los sectores del pueblo trabajador en su amplia diversidad.

¡VIVA EL FRENTE NACIONAL DE LUCHA!

¡LUCHAR, CREAR: ¡PODER POPULAR!