Por Rubén Tzanoff
No alcanzan las palabras ni los amagues de Pedro Sánchez porque es un genocidio, no una guerra, hay que romper relaciones con Israel y plantear una salida de fondo, por una Palestina única, laica, democrática y socialista. La Liga Internacional Socialista (LIS) lleva a cabo una campaña solidaria internacional.
El 23 de noviembre, luego de ser investido presidente, Pedro Sánchez visitó Israel acompañado del primer ministro belga, Alexander de Croo. Se reunió con el presidente, Isaac Herzog y con el primer ministro, Benjamín Netanyahu. Y le manifestó a los periodistas que es «totalmente inaceptable» la «matanza indiscriminada de civiles inocentes, incluyendo miles de niños y niñas». También abrió la puerta a que España reconozca el Estado palestino incluso si la Unión Europea no lo hace.
Esto fue demasiado para los sionistas que rechazaron «las falsas afirmaciones de los primeros ministros de España y Bélgica que apoyan el terrorismo«. Luego, el ministro de Exteriores llamó a consultas al embajador español y al belga, para una reprimenda. Según Netanyahu, «no atribuyeron toda la responsabilidad a Hamas los crímenes contra la humanidad que perpetró, masacrando a ciudadanos israelíes y usando a los palestinos como escudos humanos».
Desde ya, repudiamos el cinismo incomparable de Israel, el verdadero responsable de lo que sucede en Medio Oriente desde la instauración del Estado a sangre y fuego en 1948, la limpieza étnica y la colonización de Palestina hasta el genocidio actual. Sánchez siempre reconoció el derecho de Israel a «defenderse» y aclaró que «A los países amigos hay que decirles la verdad«, para dejar claro de que lado está, pero esto a la ultraderecha sionista no le sirve. Las declaraciones de Sánchez son producto de una gran presión callejera en Europa contra los crímenes de Israel y en apoyo a Palestina, que también encuentran eco en masivas y repetidas movilizaciones en el Estado español.
Es sabido que «a las palabras se las lleva el viento», pero en el caso de Sánchez alcanza con una simple brisa. Lo que hace falta, sin doble discurso, es que España rompa relaciones con Israel ya mismo. Así lo hizo el Ayuntamiento de Barcelona el 24 de noviembre, en cuyo pleno aprobó suspender las relaciones con Israel, con el apoyo del PSC, BComú y ERC, contra JxCat, PP y Vox, «hasta que exista un alto el fuego definitivo y se garantice el respeto a los derechos básicos del pueblo palestino».
España tiene que romper relaciones políticas y comerciales, ya que Israel está sexta en ventas y novena en compras de material bélico al país por millones de euros. Los vínculos llegan a tal punto que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) es cliente del sionismo, por eso hace tiempo le compró a la empresa israelí NSO el sistema Pegasus que utilizó, entre otros servicios, para espiar ilegalmente a los dirigentes independentistas catalanes. Tan solo en 2022, España exportó a Israel por un valor de 2.170 millones de euros, según datos de ICEX, es un 20% más respecto a 2021. Por ejemplo, en la comarca del Bagés en Catalunya, está la ICL (Israel Chemicals Ltd.) Iberia Súria & Sallent que es productora de potasio.
No es ninguna casualidad que los Estibadores de Barcelona hayan decidido bloquear el envío de material bélico a Israel en solidaridad con el pueblo palestino. Tampoco lo es que activistas hayan accedido al vestíbulo del Hotel Cortés de Barcelona, propiedad de un magnate israelí. Mientras seguimos impulsando las movilizaciones contra el genocidio del pueblo palestino, tenemos que exigir que los gobiernos rompan relaciones políticas y comerciales con Israel, empezando por el español y los autonómicos. Todo en el camino de una «Palestina libre, del río al mar», por una Palestina única, laica, democrática y socialista. Súmate a la campaña internacional que realiza la Liga Internacional Socialista (LIS).