Por Alberto Giovanelli
Durante los últimos meses, el multimillonario sudafricano Elon Musk, propietario de Tesla, la marca de vehículos eléctricos, mantiene un duro enfrentamiento con los sindicatos de Suecia a partir de su negativa a ratificar un acuerdo de negociación colectiva con un pequeño número de trabajadores asociados con el sindicato sueco IF Metall . Este enfrentamiento se ha extendido día a día y ha provocado boicots por parte de otros sindicatos regionales, convirtiendo lo que parecía ser una disputa a resolver rápidamente, en un desastre continuo para la compañía de automóviles eléctricos.
Esta última semana otro sindicato ha decidido tomar medidas contra el fabricante de automóviles, y esta vez el resultado final podría ser la asfixia de las estaciones de carga de Tesla en todo el país. El Sindicato Sueco de Empleados de Servicios y Comunicaciones, o Seko, publicó una declaración, anunciando que iniciaría una acción de “simpatía” con los trabajadores y contra Tesla por sus políticas antisindicales:
“La lucha de SI Metall es también nuestra lucha. Al negarse a cumplir con las reglas del juego aquí en Suecia, Tesla está tratando de obtener una ventaja competitiva al dar a los trabajadores peores salarios y condiciones de las que que tendrían con un convenio colectivo. Eso es completamente inaceptable. La lucha que IF Metall está emprendiendo ahora es importante para todo el modelo de acuerdo colectivo sueco. Por eso hemos decidido aumentar la presión sobre Tesla”.
El impacto ha sido muy fuerte para Tesla, ya que Seko, que realiza importantes trabajos eléctricos en todo el país, ha prometido suspender tareas de planificación, preparación, nuevas conexiones, ampliación de la red, servicio de mantenimiento y reparaciones de todas las estaciones de carga de la marca Tesla en Suecia, deteniendo así, el lanzamiento de todos los nuevos supercargadores de Tesla dentro del país.
En los últimos meses, los sindicatos de Suecia y otras partes de Europa se han unido para proteger el modelo laboral de Escandinavia ante el intento de Musk. Las llamadas acciones o huelgas de “simpatía» son un método mediante el cual los sindicatos no directamente conectados a un conflicto particular pueden expresar su apoyo y ejercer presión sobre una empresa infractora. Como resultado de esas acciones, las oficinas centrales de Tesla en Suecia están sitiadas y día a día nuevos contingentes de trabajadores se acercan a expresar su solidaridad con los huelguistas. Obreros portuarios, electricistas, trabajadores postales e incluso los recolectores de residuos han realizado acciones de solidaridad causando innumerables problemas a la empresa.
El conflicto cumple 100 días ya, y se ha transformado en la huelga más larga de la historia de Suecia. Los mecánicos de TESLA no abren sus capós. Los estibadores no descargan sus coches. Los transportistas no los distribuyen. Los taxistas no los compran. Los electricistas no acuden a reparar sus puestos de carga. Sus empleados de mantenimiento no limpian ni reparan nada en sus instalaciones. Los camiones de basura no se la llevan y los carteros no les reparten ninguna carta ni paquete (lo que impide que le lleguen nuevas placas matrícula, que en Suecia se entregan solo por correo).
A esto se suman las huelgas de “solidaridad” de los transportistas noruegos, daneses y finlandeses. Los sindicatos suecos les solicitaron apoyo para que Tesla no introduzca sus coches en Suecia utilizando los puertos de sus países y estos aceptaron. Sin embargo, Musk parece estar dispuesto a todo con tal de no ceder ante la presión de los sindicatos y está sorteando cada uno de los bloqueos.
Los Tesla están llegando a Suecia en camión desde Alemania, lo que implica transportar los vehículos eléctricos miles de kilómetros por carretera en camiones de combustión interna. Como las matrículas no llegan a sus instalaciones, la marca pidió a los nuevos propietarios que las pidan personalmente a la agencia de transportes para que les lleguen a sus domicilios.
Elon Musk, ha dejado claro en reiteradas oportunidades su oposición a los sindicatos, expresando una y otra vez su desprecio hacia la organización de los trabajadores y la negociación colectiva.
Mientras la huelga se sigue extendiendo en toda la región nórdica, implicando ya a un millón de trabajadores, y las estadísticas de venta del Tesla caen exponencialmente, el magante (tan admirado entre otros por el presidente argentino Javier Milei), sigue buscando la forma de violar las leyes laborales y de aplastar la organización sindical en casi todas las plantas de Tesla del mundo. Lo que su prepotencia no puede comprender es que se enfrenta a una herramienta de la clase trabajadora mucho más poderosa que sus millones, que es la solidaridad entre obreros, los mismos que con años de explotación, hicieron rico a Elon Musk.