Nueva Caledonia: ¡Los tiempos de la colonia se han acabado! ¡Solidaridad con el pueblo canaco!

Comercios y coches en llamas, cortes de rutas, enfrentamientos, jóvenes asesinados a tiros… La revuelta canaca recuerda que este «territorio francés de ultramar» es, en realidad, una colonia. La revuelta se produce tras las masivas manifestaciones contra los planes de ampliar el cuerpo de electores para incluir a los colonos que llevan allí 10 años. Una decisión que Darmanin y Macron justifican en nombre de la democracia… ¡Mentira! Si fuera cierto, ¿por qué no conceden el derecho de voto a todos los inmigrantes que viven y trabajan aquí desde hace más de diez años? ¿Por qué promulgaron una ley antimigración a instancias de la Agrupación Nacional?

Macron quiere asegurarse de que en este territorio a 17.000 kilómetros de Francia, el pueblo canaco siga siendo una minoría en su propia tierra a pesar de su derecho a la autodeterminación.

Mentiras y brutalidad colonial

El gobierno respondió con represión y calumnias, desplegando el RAID[1] y el GIGN: 1.000 policías además de los 1.700 que ya estaban sobre el terreno, más 600 militares. Todo ello respaldado por tanques, helicópteros e incluso aviones. Aproximadamente un policía o soldado sobrearmado por cada treinta canacos. Y todas estas fuerzas de represión están permitiendo que las milicias armadas de los colonos, que ya son responsables de la muerte de varios canacos, se salgan con la suya.

Darmanin calumnia a los movimientos independentistas calificándolos de «organizaciones mafiosas». El mismo Darmanin que acusa de antisemitismo o de apoyar el terrorismo a quienes protestan contra el genocidio del Estado israelí en Gaza. El mismo Darmanin que llamó delincuentes a quienes protestaron contra el asesinato policial de Nahel el año pasado.

¿Vuelta a la calma o al orden colonial?

Mientras la derecha aplaude la represión, la izquierda (PCF, PS, LFI) llama a la calma y al diálogo, invocando a Mitterrand, Rocard o Jospin. Pero fueron los socialistas quienes intentaron imponer un nuevo estatuto para el archipiélago en 1984, iniciando una ola de enfrentamientos bajo Mitterrand-Chirac, con la masacre en 1988 de 19 independentistas en el asalto a la cueva de Ouvéa. El “diálogo” establecido posteriormente fue sobre todo una forma de adormecer a la población con referéndums prometidos para cuarenta años después… El último referéndum, realizado a toda velocidad a pesar de la crisis sanitaria, fue correctamente boicoteado por los independentistas. Aquí estamos cuarenta años después: y no se ha resuelto ningún problema.

¿Cómo es posible cuando las evidentes desigualdades no han hecho más que aumentar? Ningún referéndum pudo acabar con los salarios de miseria, ni detener la explotación del níquel -la gran riqueza del archipiélago- ni de las personas por parte de las empresas capitalistas. Tampoco pudieron acabar con las villas miserias.

Nos dicen que los disturbios han interrumpido los suministros y que en los hospitales faltan transfusiones de sangre. Pero esta falta de todo ¡ya forma parte de la vida cotidiana de los explotados y colonizados! El 25% de los canacos están en situación de desempleo y miles de ellos dependen de la ayuda alimentaria.

Allí, como aquí, los que trabajan y crean riqueza son tratados como don nadie, desposeídos de todo.

En Kanaky, como aquí, ¡urgente, revolución!

El punto de partida de la revuelta es anticolonial. Tiene como telón de fondo la miseria del archipiélago. Entre los rebeldes hay muchos jóvenes canacos, pero también hay jóvenes de familias de otras islas de Oceanía o de Vietnam. En Kanaky, como en todas partes, es una sociedad desigual y violenta la que hay que derrocar, oponiéndose al Estado que la defiende.

Así que en las elecciones europeas del 9 de junio -a las que también acudirán electores de Oceanía, las Antillas y África-, con el fin de dejar claro que se acabó el tiempo de las colonias, en Kanaky, Mayotte, Palestina y en todas partes, apoye con su voto a la lista “Por un mundo sin fronteras ni patrones: ¡urgente, revolución!”, encabezada por Selma Labib y Gaël Quirante.

Editorial de lel NPA Revolucionario


[1] El RAID es una unidad de intervención especializada de la policía nacional francesa.