Partiendo del hecho de que cada país tiene particularidades, incluso en un mundo totalmente globalizado, es innegable que en las últimas décadas hay un resurgimiento mundial de la extrema derecha, lo que en los 90s del pasado siglo, se veía como un peligro pardo latente, hoy es una realidad normalizada en diversas partes del mundo, inclusive en países con dolorosas historias de violaciones sistemáticas a los derechos humanos en manos de unas derechas al servicio de intereses imperialistas, a través de la represión, como Argentina y Chile. Este fenómeno ha estado acompañado de una preocupante ola de negacionismo y de la proliferación de noticias falsas o fake news, el nombre en inglés que generalmente se les da a estos contenidos seudo periodísticos difundidos, por lo general, en portales digitales, sin fuentes verificables, con el objetivo de influir en la opinión pública, todos estos elementos encuentran un terreno fértil en la era de la posverdad, más aún, cuando está en curso una crisis multidimensional del sistema capitalista, (financiera, ecológica, social, cultural, migrante, etc.) que conjuga la caída tendencial de las tasas de ganancia a nivel internacional con tensiones por la hegemonía inter-imperialista.
Por Camilo Parada, Movimiento Anticapitalista de Chile
Memoria Histórica en disputa: Desafíos en la Transmisión Generacional
Argentina y Chile, como otros países del subcontinente sudamericano, vivieron en los años 70 y 80 bajo sangrientas dictaduras civil-militares, que conllevaron políticas de exterminio, secuestro, desaparición, tortura, violencia política-sexual, exilio, pero también ajuste económico centrado en la clase trabajadora, acuerdos con el FMI, crisis, hambre, etc. Estos periodos dejaron una marca indeleble en la memoria colectiva de los pueblos del continente. Sin embargo, a medida que pasan las décadas, la transmisión de esta memoria enfrenta desafíos debido a un entramado complejo de causas, principalmente por el uso político que le han dado los ciclos de gobiernos progresistas de la región a los conceptos de memoria y derechos humanos, vaciándolos de contenido, sin políticas de ruptura con el modelo implementado por las dictaduras de derecha, que fueron los responsables de las políticas de exterminio, es decir, con una continuidad neoliberal. Las nuevas generaciones, distanciadas temporalmente de estos eventos de una brutalidad traumática, son terreno fértil para discursos que buscan reinterpretar o incluso negar estos capítulos oscuros de la historia, y a la vez, reposicionar lo discursos de extrema derecha, pasados por el filtro de la posmodernidad y el necesario maquillaje para hacerlos digeribles.
Negacionismo en Sectores Conservadores y de Extrema Derecha
El negacionismo, relacionado a los crímenes de lesa humanidad cometidos por las políticas genocidas de las dictaduras civil-militares de las derechas en Sudamérica, se ha vuelto una realidad ineludible, se hace verbo sobre todo en sectores conservadores y de extrema derecha, así como en los autodenominados “libertarios” de derecha; todo este entramado de grupos, que combinan nacionalismo, posturas antiestado, misoginia, xenofobia y una defensa dogmática del mercado, han adoptado una narrativa que busca minimizar, justificar o directamente negar los crímenes de lesa humanidad cometidos durante las dictaduras, pero también inundar las redes de falsos argumentos, que pueden parecer a primera vista ridículos, pero que tienden a confundir, como por ejemplo, que el nazismo y el fascismo son de izquierda o afirmaciones a-históricas de este tipo, que luego se ven replicadas en las redes sociales y hacen eco en sectores afines a la ideología de las llamadas “derechas alternativas”. Este discurso no solo es una forma de reescribir la historia, sino también una herramienta política para deslegitimar a adversarios y reivindicar un pasado que ellos consideran glorioso. El negacionismo tiene una vertiente de estrategia política para estos sectores reaccionarios, muchas veces el negacionismo político va acompañado de afirmaciones anticientíficas, como la negación del origen sistémico del cambio climático, todo esto camuflado bajo el manto de la tolerancia y el derecho a la libre expresión; estamos frente a una estrategia política que busca romper el conceso de la razón y el principio de realidad a partir de un discurso reaccionario confrontacional.
Posverdad y Fake News
La posverdad y las noticias falsas no son fenómenos nuevos, es más, la manipulación mediática siempre ha hecho parte de la historia política, sin embargo, su impacto se ha visto amplificado por la proliferación de las redes sociales y plataformas digitales que multiplican la llegada y la reproducción del mensaje. En esta nueva ecología comunicacional, en una sociedad completamente mediada, la información se difunde a una velocidad vertiginosa y muchas veces sin ningún filtro de verificación. Las noticias falsas, diseñadas para apelar a las emociones y prejuicios del público, encuentran una audiencia amplia y fácilmente manipulable, dicho de otro modo, las noticias falsas existen porque tienen un público objetivo que las consume.
Las extremas derechas han demostrado una notable habilidad para usar tácticamente la posverdad, no solamente en Latinoamérica pero en todo el planeta, es cosa de analizar los discursos sionistas de la extrema derecha israelí en medio del genocidio que ocurre en estos momentos, que niegan la existencia histórica de Palestina, y poco les importa, a estos “comunicadores” del sionismo, codearse en los actos de la extrema derecha mundial, como en el caso de “Europa Viva 24” la cumbre ultra organizada por VOX, con conocidos propagandistas nazis y negacionistas del Holocausto, como el caso de Pedro Varela, esto incluso ha sido denunciado por el periódico del progresismo israelí Haaretz. Las distintas extremas derechas, más allá de sus propias particularidades, utilizan estrategias de comunicación moderna, logran propagar sus mensajes a través de memes, videos virales y campañas de desinformación concertadas. Estas tácticas no solo distorsionan la realidad, también polarizan y demuestran por otro lado, los límites en materia de derecho a la información, de las democracias burguesas, que son el caldo de cultivo de estos grupos.
Posverdad y Mentira
Es crucial entender la diferencia entre posverdad y mentira. Mientras que la mentira es una falsedad consciente que puede ser desmentida con hechos, la posverdad subordina los hechos al punto de vista político de una persona que recibe la información, en esta mecánica de la información, los hechos objetivos se vuelven secundarios frente a las emociones y creencias personales. Esta transformación en la percepción de la realidad, facilita que discursos negacionistas y tácticas de desinformación tengan sentido en amplios sectores de la sociedad, algo que fue muy notorio, por ejemplo, en los últimos procesos fallidos constituyentes, como salida pactada por arriba a la crisis social del 2019, donde las derechas inundaron de noticias falsas sobre la primera propuesta constitucional, usando todos los medios digitales a disposición.
Contra la ultra derecha global, fortalecer el internacionalismo socialista y revolucionario.
La confluencia de la posverdad, el negacionismo y la manipulación de la memoria histórica por parte de las nuevas derechas y la extrema derecha representan un desafío significativo para nuestra clase, por un lado para la defensa de los derechos democráticos, pero también para la izquierda revolucionaria, tomando en cuenta, que si bien la polarización ha encontrado eco en la extrema derecha, incluso llevándolas a gobernar en varios lugares, también ha abierto, en medio de una crisis brutal, enormes oportunidades para la clase obrera, en pos de generar las condiciones objetivas y subjetivas para dar vuelta todo. En este sentido, es primordial la tarea de fortalecer nuestra organización internacional, la Liga Internacional Socialista, para estar coordinados en la respuesta y en la ofensiva, contra el sistema capitalista en crisis que genera estos monstruos y contra la realidad de las extrema derechas, ya sean libertarias o conservadoras, en ambos casos reaccionarias, como lo podemos ver de manera evidente con la reciente cumbre parda de la ultra derecha global “Europa Viva 24” con un Milei invitado especial del partido neofranquista VOX, donde se juntó lo más pestilente de la internacional reaccionaria: el pinochetista ultra conservador Kast, la fascista francesa Marine Le Pen, el ministro de Asuntos de la Diáspora de Israel, el ultraderechista Amichai Chikli, entre otros personajes, en un contexto de avance la extrema derecha en las próxima elecciones europeas, algo que cambiaría completamente la agenda y sellaría la crisis de la socialdemocracia y el liberalismo europeo, rompiendo el ciclo marcado por la derrota al nazismo y el fascismo en la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué hacer?
El resurgimiento entremedio de la polarización de estos fenómenos, son el resultado, entre otros determinantes, de la crisis del capital, pero también de la crisis de los progresismos posibilistas, como supuesta administración con rostro humano del sistema capitalista, con falsas promesas, desmovilización en momentos de ascenso de la lucha de clases, profundización de políticas extractivistas, represión a la protesta social, combinada la desilusión con el voto castigo y la desafección de la política por sectores importante de nuestras sociedades, al ver que nadie representa ni defiende sus intereses, sumado a altos índices de corrupción y clientelismo, que lleva a franjas considerables de las mayorías sociales a no esperar nada de la democracia burguesa representativa. Frente a esto, es necesario generar alternativa, una alternativa de ruptura con un sistema en decadencia, que encadena una crisis tras otra y no da respiro a las y los oprimidos, con este fin, la tarea principal es la construcción de partidos revolucionarios en todo el mundo a la par del fortalecimiento de la organización internacional, por supuesto no existe una fórmula mágica para esto, cada lugar tiene sus condiciones, sus temporalidades, sus desafíos y dificultades que deben ser estudiadas y tomadas en cuenta, no sirve exportar formulas, sino conocer a fondo la realidad territorial, insertase en ella, y dejar atrás de una vez por todas el sectarismo de capilla, que impide justamente empalmar con sectores amplios de la clase trabajadora.
Al mismo tiempo es necesario desarrollar un programa que represente de la manera más ajustada posible, a los sectores desposeídos, que proponga alternativa sistémica al capitalismo y al patriarcado, y que tenga respuestas a la subida de la extrema derecha, es decir, un programa que asuma los derechos de los migrantes a la par de atacar a las mafias detrás del tráfico de personas, que solo sirve para explotar a quienes menos derechos tienen, en paralelo de presionar para la regularización de todas las personas, con trabajo y salarios dignos, en este sentido, remarcar la interseccionalidad de las opresiones y poner en el centro la lucha de clases como eje estratégico; defender las conquistas sociales y los derechos democráticos, contra todas las represiones, proponer la disolución de todas las fuerzas represivas, para crear fuerzas de seguridad con control popular, contra el racismo institucional y la xenofobia, que en Chile no solamente se enfoca con los pueblos migrantes, sino con los pueblos originarios y sus reivindicaciones de restitución de sus tierras históricas, en manos, principalmente, de la gran industria forestal extractiva, de la gran minería, y el agronegocio; la defensa irrestricta de los derechos sexuales y reproductivos, el derecho de las mujeres, igualdad salarial, fin a la opresión sexista, ofensiva contra la alianza criminal del patriarcado y el capital, reconocimiento de las labores de cuidado y el trabajo reproductivo; defensa de los derechos LGBTIQA+, reparación histórica, cupo laboral trans-travesti, salud pública como derecho; apoyo a todos los pueblos: por el derecho a la libre determinación y sus luchas por liberarse de los ocupantes: Palestina; Ucrania, Sahara Occidental, etc.
En resumidas cuentas, lo que necesitamos son medidas urgentes contra la crisis multidimensional que genera las condiciones para que la reacción suba como caldo de cultivo, estas medidas urgentes deben atacarse a la pobreza, generar trabajo digno, luchar por un aumento salarial inmediato, planes de asistencia social, de derecho a la vivienda sin desalojos a las tomas de terreno y con soluciones permanentes para quienes no tienen un techo, comedores populares, plan de obras públicas en infraestructuras como hospitales, viviendas, deporte, centros culturales, universidades, colegios, jardines infantiles, forestación masiva con árboles nativos, para dar trabajo y garantizar derechos, plata hay, es necesario buscarla en quienes se han enriquecido sobre los hombros de la clase trabajadora, con impuesto progresivos a las grandes fortunas y las transacciones millonarias especulativas, planes reales contra el fraude y la evasión, nacionalización con control obrero de todos los bienes comunes.
La mejor herramienta para contrarrestar a la extrema derecha es confrontar al capitalismo con una alternativa sistémica con independencia de clase, es por esto, que te invitamos a pensar y construir con nosotres esa alternativa en el Movimiento Anticapitalista, sección chilena de la Liga Internacional Socialista.